Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales

ACOMPAÑAR EN LA ENFERMEDAD

SERGIO REQUENA

Lunes, 29 de enero 2018, 10:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La Jornada Mundial del Enfermo que celebraremos el 11 de febrero nos recuerda que la Iglesia tiene que estar cerca de los enfermos, y por supuesto, también de los que los cuidan. Este año, la jornada pone el acento en las familias que tienen entre sus miembros alguno que ha perdido la salud, ellas merecen todo nuestro apoyo.

La familia tiene un papel insustituible en la atención integral del enfermo, es como una Iglesia en miniatura que acoge, consuela y alivia. Como recordaban los obispos españoles en la Nota, para la Jornada de la familia de 2017, «está llamada a ser posada en la que las personas heridas puedan recuperar la salud». Nosotros no solo debemos valorar y agradecer su entrega, también debemos acompañarlas de forma que en ningún momento se queden solas.

La mayoría de nosotros ha tenido o tiene algún familiar enfermo, o él mismo ha vivido en propia carne la enfermedad. Conocemos de las dificultades que ese proceso conlleva, y sabemos cuánto se agradecen las ayudas recibidas. Sobre todo valoramos que se nos acompañe y muestre cercanía. Cuando en ese estado debemos pasar por un hospital agradecemos el trabajo que los profesionales de la salud hacen en nuestro favor (médicos, enfermeros, capellanes, personal...). Si lo vivimos en casa, los creyentes valoramos la visita de un sacerdote, y si nuestro estado lo permite, son bien recibidos los vecinos y amigos, también por supuesto los voluntarios del grupo de pastoral de la salud de nuestra parroquia, que llegado el caso, nos animan en un proceso que a veces se hace largo o sentimos incierto. En ocasiones todos debemos respetar el deseo de los enfermos que necesitan tranquilidad o de sus familiares o acompañantes, que entienden mejor que nosotros cuándo es el mejor momento, y cuándo no. Siempre debemos anteponer su bien al nuestro.

No agradecemos suficientemente la salud cuando gozamos de ella, quizá nos damos cuenta de su valor cuando la perdemos.

De cualquier modo, la enfermedad es un tiempo privilegiado para mostrar al que la sufre lo importante que es para nosotros, en esa circunstancia le debemos ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios