La ocupación turística baja y se sitúa a niveles de la época más dura de la crisis

De hecho, las primeras estimaciones realizadas por la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) apuntan una bajada del consumo con respecto al pasado julio, especialmente en las zonas de playa entre semana. A la espera de una valoración completa y según advirtieron fuentes de la FEHV, este descenso resta optimismo a las expectativas que podían existir al comienzo de la temporada.

La razón de este declive es, según declaró Luis Martí, de la UHPV, que el ejercicio anterior fue «excepcional», pues destinos como Turquía, Egipto o Túnez, principales rivales del turismo mediterráneo de sol y playa, desviaron sus tradicionales visitantes a la Comunitat por el existente temor a posibles atentados terroristas. Sin embargo, durante este año, estos lugares han recuperado su posición en el mercado turístico con precios muy agresivos.

Ante esta situación, Benidorm es la principal afectada. Así lo confirmó ayer la patronal Hosbec en un comunicado. Según el informe, la ciudad arrancó las primeras semanas del mes con la peor actividad desde 2014: una ocupación hotelera del 89 por ciento. Este dato, conforme declaró Hosbec, supone la pérdida de 2,9 puntos con respecto al mismo período en el año anterior. Además, sitúa a Benidorm en niveles de la época más dura de la crisis.

La patronal atribuyó estos resultados a la pérdida de fuerza del mercado británico, la cual empezó a percibirse desde comienzos de año, y culminó con 23.000 pernoctaciones menos respecto a la primera quincena de julio de 2017. Esto es, un retroceso del 8%.

En lo que se lleva de 2018, el turismo inglés ha dejado 300.000 pernoctaciones, consecuencia del regreso de los principales rivales mencionados y, también, de la consolidación competitiva de Grecia.

A este problema, la patronal añadió también el efecto del brexit, pues la ciudad alicantina acoge el principal volumen de turistas británicos. Ahora bien, aunque este año es, por lo general, peor que el pasado, «el ejercicio es estable porque no se puede crecer del orden del 10% anual» confirmó Martí.

Por otro lado, a juicio de Hosbec, la exagerada proliferación de alojamientos no reglados agrava la fuga de británicos en temporada estival. Conforme un estudio realizado por la patronal, ocho de cada diez turistas en estos apartamentos provienen de Reino Unido. Asimismo, esta oferta ilegal ha provocado, en palabras de Martí, choques entre vecinos y turistas no resgitrados hasta entonces.

El integrante de la UHPV insistió además en que la molestiva de las viviendas turísticas ilegales sigue sin atajarse, lo que supone un daño real para las empresas legales que sí pagan los impuestos convenientes. Desde la unión, calculan que la oferta ilegal iguala a la legal. Esto es, ambas representan un 50%. Dichas estimaciones, prosiguió Martí, repercuten negativamente en los agentes turísticos. Por un lado, generan competencia desleal, en perjuicio de los alojamientos permitidios. Por otro lado, suscitan mala fama y problemas de reputación en el negocio turístico de la provincia.

Pese a los malos resultados registrados, la patronal manifestó que el mercado nacional en Benidorm aumentó en un 2'2%, cubriendo así el descenso británico.

Para la segunda quincena del mes, Hosbec prevé que la ocupación alcance el 85%, cuatro puntos po debajo del mismo período de 2017. En opinión del presidente de la patronal, Antonio Mayor, «el gran reto de las administraciones y el sector privado consiste en empezar a trabajar para ensanchar la demanda de cara a 2019».