Los nuevos accesos de la AP-7, sin concretar a seis meses de liberalizarse

Sin embargo, a pesar de que el calendario avanza, no sucede lo mismo con la ejecución de los accesos necesarios para mejorar la conectividad de esta carretera con los municipios de la Comunitat, especialmente en las comarcas de la Marina y la Safor, cuyos habitantes siguen utilizando la congestionada N-332. Hasta diez actuaciones harían falta, según el documento elaborado por la Conselleria de Obras Públicas que remitió al ministerio en julio del año pasado.

Ese informe fue la base de la, hasta ahora, única reunión que han mantenido Fomento y la Generalitat para abordar este asunto. Fue a finales del pasado noviembre y el entonces secretario general de Infraestructuras, Javier Izquierdo, durante una visita a Valencia, anunció el compromiso de elaborar un protocolo para determinar las actuaciones y programación de las obras, a cargo de una comisión técnica.

Desde entonces, con dos convocatorias electorales de por medio, no ha habido ningún encuentro entre las dos administraciones para analizar los avances y se está a la espera de una nueva reunión, según fuentes de la conselleria.

Los únicos avances se han dado en dos intervenciones que Fomento también anunció en aquella visita y que han registrado avances administrativos. Se trata de la conexión sur de Oliva, un tramo de tres kilómetros con un coste de 28,03 millones, cuyas obras se licitaron el día 4 con un plazo de ejecución de 29 meses, como advirtió la Cámara de Contratistas, lo que llevaría su finalización al año 2022.

También se ha aprobado el expediente de información pública para la ampliación y reordenación de los accesos de la N-238 de Vinaròs, a la que se destinarán unos 14 millones.

En total, las diez actuaciones del documento de Obras Públicas se distribuyen en siete enlaces nuevos y tres acondicionamientos de carreteras convencionales destinados a mejorar la conexión de la autopista con las localidades y, al mismo tiempo, evitar los problemas de congestión y siniestralidad en carreteras como la N-340 o la N-332.

La inversión ronda los 220 millones para nuevos enlaces. Entre las actuaciones reclamadas figuran nuevos enlaces en Vinaròs-Morella, Benicàssim y Vila-real, la mejora de la capacidad del by-pass en Valencia o conexiones con Alzira, Altea, Alfàs del Pi y La Nucía.

Unas conexiones (también llamadas peines) que han sido reclamadas tanto por la propia Generalitat (figuraba en la Agenda Valenciana de Infraestructuras que se entregó en dos ocasiones a Fomento: una a Íñigo de la Serna y otra a José Luis Ábalos) como por entidades empresariales como la Cámara de Contratistas de Valencia o el Instituto de Estudios Económicos de Alicante.

También han sido reivindicadas por la patronal hotelera Hosbec, cuyo presidente, Antonio Mayor, criticó recientemente la falta de inversiones en la provincia de Alicante y la mala comunicación de numerosos municipios, por lo que mostró su temor a un colapso con la liberalización si no se solucionan cuestiones como «enlaces rápidos con el aeropuerto y AVE y unas carreteras modernas». Además, abogó por una «bonificación casi total» para los residentes y trabajadores que usan esta vía de forma habitual.