La mujer que desenmascaró al descuartizador de Mislata

Acín junto a otros ochenta policías jubilados ha recibido el homenaje de sus compañeros en el salón de actos del Jardín Botánico de Valencia, una reunión enmarcada en las celebraciones del Bicentenario de la Policía que contó con la presencia del jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, Jorge Martí, del subdelegado del Gobierno en Valencia, José Rodríguez, que excusó a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que no pudo acudir al evento, y de Pilar de la Oliva, presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJ).

Gloria Acín, que fue en 1982 una de las cuatro primeras mujeres policía que fueron destinadas a Valencia, recuerda con especial intensidad este caso. «Tardamos cuatro años en detenerlo, aunque sabíamos que había sido él pero no teníamos pruebas. No podíamos actuar contra él», asegura la inspectora. «A ver como puedes explicar eso a una familia», ha afirmado.

La detención se produjo a través de un intenso trabajo policial que duró cuatro años. «Le teníamos vigilado, llegamos casi a desmontar su casa en busca de la sangre de la víctima pero la había limpiado muy bien y no había manera de encontrar restos», continúa Gloria.

La policía llegó a desenterrar un brazo de la víctima en una huerta de Chiva. «Recuerdo con especial intensidad el abrazo que nos dimos la madre de la víctima, Consuelo, y yo cuando aparecieron los huesos de su hija», señala Gloria Acín.

Otro de los casos que recuerda con especial intensidad es el de una violación ocurrida en 1992 que no pudo solucionarse hasta doce años más tarde gracias a las posibilidades que proporciona el ADN. La víctima le dijo, tras la detención del culpable, «me has salvado la vida».

Acín ha calificado su trabajo como «muy emocional». «Siempre he estado investigando», comenta y añade que había «mucha cercanía a las víctimas y los familiares». Indica que ha habido algunos homicidios que se han quedado sin resolver: «las familias te decían »por favor atrapenlos« mientras te abrazaban».

Y es que durante su vida profesional ha investigado casos tan delicados como el de los abusos sexuales a menores, fugas de menores o maltrato a mujeres. «Todos eran muy emocionales», ha indicado.

Ahora se ha jubilado pero indica que echará de menos «el gran vínculo que te une a tus compañeros. Se crea en un trabajo donde tu vida está en manos de tu colega». También recordará la «explosión de alegría y la explosión de emoción cuando se detiene al culpable y se hace justicia».

Al principio su condición de mujer hizo «que me usaran mucho. Todavía no se había generalizado la presencia femenina en la policía y los delincuentes no se esperaban que fueras un agente».

Otro de los policías que se acaba de jubilar es Ángel R. que fue destinado a Valencia el año 1985 y allí estuvo al frente del grupo de estupefacientes durante casi quince años. Antes sirvió en el País Vasco en la comisaría de Sestao. Allí conoció de primera mano el terrorismo de ETA. «Y no se olvida el tiro en la nuca o el coche bomba», asegura.

Ángel recuerda con añoranza su trabajo en el grupo de estupefacientes. «Teníamos a un comisario, Antonio López, que arrastraba». También estuvo en la Udico (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) y en otros destinos en Valencia. Se jubiló siendo el comisario de la comisaría de Exposición.

Ángel R. ha señalado que ha disfrutado mucho durante su carrera. Recuerda su primera intervención de entidad en la unidad de estupefacientes. Corría el año 1985 y tuvieron una operación que culminó con la detención de los traficantes en las cercanías de la presa de Tous. «Esperamos ocultos en unos huertos. Era de noche y salimos por sorpresa. Uno de ellos consiguió esconderse en la maleza y fuimos a buscarlo. No lo encontrábamos y yo acabé tropezándome con él y conseguimos detenerlo», apunta.

También fue negociador de la policía y en ese destino «conseguimos que una mujer no se tirara al vacío desde la terraza de un edificio en las inmediaciones del estadio del Levante».

El jefe superior de Policía en la Comunitat, Jorge Martí, ha recordado que los que se han jubilado ahora proceden de las promociones de fines de los años setenta y comienzo de los ochenta. «No han conocido horarios, han trabajado con material obsoleto y han estado en instalaciones ruinosas», ha explicado Martí que ha añadido que fueron años de una especial conflictividad y violencia por la heroína y el terrorismo«.

También han señalado que esta generación ha tenido que lidiar con hitos como el Mundial de Fútbol en 1982, la Expo y la Olimpiada en 1992, la Copa de América, el Covid. «Gracias a los jubilados por su implicación», ha concluido su parlamento.

En el acto también ha intervenido el subdelegado del Gobierno en Valencia, José Rodríguez. «Es un homenaje a los jubilados al que se suma toda la sociedad valenciana», ha afirmado y ha recordado que «ser policía es una vocación».

En la misma línea, ha subrayado que las fuerzas policiales han garantizado un bien superior como es «servir al país y cuidar de la gente. Sois espejos donde mirarse», ha expresado y ha enumerado el esfuerzo que está realizando el Gobierno para dotarles de medios. Ha indicado que en la Comunitat hay 7.300 agentes y el Ejecutivo está dispuesto a que aumente su presencia.

Por otro lado, en el acto se han nombrado policías honorarios, una categoría honorífica a la que pasan los agentes que cumplen una serie de requisitos como haber trabajado 35 años y tener una carrera intachable.