Borrar
Urgente Los trabajadores de las ITV aplazan la huelga prevista para la próxima semana
Señal que marca uno de los accesos al municipio de Mislata. jesús signes
Mislata | La localidad con más densidad de población de España es valenciana

La localidad con más densidad de población de España es valenciana

En apenas dos kilómetros cuadrados conviven más de 43.000 personas

ÓSCAR CALVÉ

VALENCIA.

Miércoles, 10 de abril 2019, 20:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay Dios! Verán cómo no le falta razón a Rubén Blades. Algunos de ustedes habrán tenido la oportunidad de cruzar Times Square en Nueva York. Otros, los más, nos conformamos de momento con todas esas películas que muestran la frenética actividad de la cinematográfica plaza, siempre abarrotada. Aunque si hablamos de ríos de gente inmortalizados por el séptimo arte, podríamos mencionar esas muchedumbres de aspecto mecanizado que transitan por ciudades orientales como Tokio o Shanghái.

Ninguna de las tres urbes citadas se acerca, ni por asomo, a la densidad del censo de Mislata. Con una población relativa superior a los 21.500 habitantes por kilómetro cuadrado, el municipio valenciano es, según diversas fuentes (no hay unanimidad), la localidad más densamente poblada de toda España. No llega al nivel de las ciudades que encabezan la clasificación mundial, Kowloon (Hong-Kong) y Macao (China), pero sí supera con creces a capitales como París, Londres, Madrid, etc. Al escribir con creces no exageraba. La densidad de población en Mislata se obtiene al multiplicar por 17 veces la de Roma.

Durante la semana pasada, buena parte de los medios informativos han tratado el grave asunto del despoblamiento rural. Por muy romántica que sea la vida rodeada de naturaleza, mientras no se amplíe la oferta laboral e internet no llegue a los lugares campestres, la solución parece una quimera. Por cierto, ambas premisas están más ligadas de lo que parece. En la humilde opinión de quien suscribe, claro. En la otra cara de la moneda poblacional se hallan los núcleos urbanos. Estos, con su mayor índice de oportunidades laborales, y con equipamientos y servicios más desarrollados, acogen a la población rural que emigra en busca de una mejor calidad de vida. El fenómeno migratorio, presente desde el acelerón de la revolución industrial española (mediados del siglo XIX), llegó a su paroxismo entre 1950 y 1975. Consecuencia de este dilatado proceso fue el imparable crecimiento urbano, que afectó, y de qué manera, a las localidades periféricas, finalmente embebidas por la progresión de las ciudades.

1. Madera. Un grabado del siglo XIX muestra la llegada de los llamados 'ganxers' a Mislata por el río Turia. 2 y 3. Pasado. Cruz de término y un mapa de postas entre Valencia y Madrid (óscar calve /cdr).
Imagen principal - 1. Madera. Un grabado del siglo XIX muestra la llegada de los llamados 'ganxers' a Mislata por el río Turia. 2 y 3. Pasado. Cruz de término y un mapa de postas entre Valencia y Madrid (óscar calve /cdr).
Imagen secundaria 1 - 1. Madera. Un grabado del siglo XIX muestra la llegada de los llamados 'ganxers' a Mislata por el río Turia. 2 y 3. Pasado. Cruz de término y un mapa de postas entre Valencia y Madrid (óscar calve /cdr).
Imagen secundaria 2 - 1. Madera. Un grabado del siglo XIX muestra la llegada de los llamados 'ganxers' a Mislata por el río Turia. 2 y 3. Pasado. Cruz de término y un mapa de postas entre Valencia y Madrid (óscar calve /cdr).

En Valencia, la invasión física de la gran urbe sobre poblaciones tradicionalmente independientes, derivó en algunos casos a una adhesión administrativa colmada de vicisitudes. Por ejemplo, los Poblados Marítimos y Ruzafa. En otros no. Mislata es paradigmática al respecto. Integrada en el área metropolitana de Valencia, se presenta al visitante actual como barrio periférico, cuando en realidad es un municipio autónomo. Un municipio que a lo largo del siglo XX, mientras se acercaba la gran ciudad, fue transformando un escenario agrario en otro industrial. Un municipio donde el porcentaje de población autóctona hace tres décadas apenas alcanzaba el tercio del total, mientras que las otras dos partes correspondían a inmigrantes procedentes de pueblos de la Comunitat y de Castilla, como estudió en su día Inés Grau García. Un municipio que en menos de seis décadas (1960-2019) ha multiplicado por cuatro sus habitantes. El hecho no parece extraordinario, pero lo es. Vaya si lo es. ¿La causa? La pequeña superficie que abarca, 2,06 kilómetros cuadrados. En ese espacio -que incluye partes deshabitadas como el río- conviven más de 40.000 personas. Si usted es una de ellas, vive en un municipio de récord. Sólo por eso ya merece la pena conocer un poco de la historia de Mislata.

Para empezar, una de etimología. Bueno, dos. El asunto no está muy claro. Por un lado, algunos especialistas señalan que el término deriva del árabe «manzil 'Ata», traducible como «posada de Atá». Aspecto que advertiría el origen de Mislata asociado a una ubicación estratégica dentro de una importante vía de comunicación. Por otro lado, eruditos como el profesor Joan Carles Membrado recogen las apreciaciones de una de las voces más autorizadas en etimología, Joan Coromines. Este señaló que Mislata provendría del latín tardío, en una evolución que pasaría por los siguientes estadios: «misculata», «misclata», y finalmente Mislata. Siempre aludiendo al concepto de «mezcla», en referencia al cercano azud, donde confluían y se mezclaban las aguas del Turia y de la acequia de Mislata.

Primer asentamiento

Manzil'Ata (Mislata) continuó presente como alquería islámica hasta la llegada de Jaime I. El Conquistador, como era costumbre, empleó algunas de las estructuras allí erigidas como pago a los colaboradores de sus campañas bélicas. Ibn al-Abbar, el historiador musulmán nacido en Valencia en el año 1199, lloró como nadie el infortunio de sus correligionarios por la pérdida de dominios. En uno de sus poemas se lamentaba: «¿Dónde están los parajes de su Ruzafa, del Djisr, de su Manzil'Ata y de su Manzil Nasr (Massanassa)?» La Manzil'Ata de Ibn al Abbar se componía de algunas moradas, huertos, molinos y dos rahales (explotaciones agrícolas). Todo ello se convirtió inicialmente en pequeños señoríos.

El destino, y quizá la estratégica posición de Mislata en el camino principal hacia Castilla, pudo propiciar que el siguiente episodio histórico fundamental acaecido allí fuera de nuevo una batalla. Ahora entre cristianos. En diciembre de 1348, meses después de que la peste negra entrara en el continente europeo, se produjo la batalla de Mislata. Enfrentó a Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, con los unionistas, movimiento rebelde que reivindicaba, entre otras cosas, un complejo asunto sucesorio.

Se dio una interesante particularidad durante varios siglos en Mislata. En el pequeño territorio convivieron tres núcleos poblacionales de dimensiones muy reducidas: la Creu, en los alrededores de la cruz de término, la zona cristiana y la morería. La Creu, aunque modificada, pervive. Así que podemos situar fácilmente la ubicación de ese primitivo barrio. En la segunda sección se levantaba la Casa Grande Señorial, donde está el actual ayuntamiento. En la última, obviamente, vivían los moros, según terminología de la época. Al calor de las Germanías (1519-1523), todo el terreno se rebautizó como Villanova de Mislata. La expulsión de los moriscos en 1609 afectó a la ya exigua pequeña población, pero no a su distribución.

Una de las grandes causas de la existencia y supervivencia de Mislata fue su posición en uno de los principales caminos hacia Castilla. La relevancia de las vías que conectaban Valencia con ciudades como Toledo primero, y más tarde Madrid, cuando esta última ya era sede de la corte de la monarquía española, fue un aspecto fundamental en la historia de Mislata. La aparición de la localidad en diversos mapas de época se antojaba indispensable.

Juventud Obrera

La inicial evolución decimonónica que afectó a la disposición territorial de Mislata, se convertiría en revolución a raíz del imparable crecimiento demográfico. Sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. El resto ya les suena. Hace pocos días acudí a Mislata. Precisamente para documentar el relato del pasado domingo sobre patrimonio industrial. Durante 40 minutos estuve dando vueltas a la caza de un lugar donde aparcar.... Ni Ruzafa. Hay una explicación plausible. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay Dios!

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios