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Un rescatado con el lema 'creo en España' y un voluntario, en el 'Aquarius'. Kenny Karpov/SOS Mediterranee
Inmigrantes del 'Aquarius' se deshacen de documentos para evitar la expulsión

Inmigrantes del 'Aquarius' se deshacen de documentos para evitar la expulsión

La policía constata que unos 50 rescatados tenían papeles a bordo que ahora rechazan poseer, lo que les aleja también del asilo

ARTURO CHECA

Domingo, 24 de junio 2018, 00:25

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Mientras el 'Aquarius' se acercaba al puerto de la esperanza en que se convirtió Valencia tras quedar en aguas de nadie entre Italia y Malta, a bordo se sucedían las escenas. Como la de Abu, un joven albañil de Casablanca mostrando un certificado sanitario de Marruecos constatando su buen estado de salud y certificando su nacionalidad magrebí. O la de Sesay, exhibiendo a la cámara un diploma en el que se alababa su implicación en una campana de lucha contra el ébola en Sierra Leona, susceptiblemente su país natal. Pero al tocar tierra, después de echar amarras el navío de rescate en Valencia, muchos de esos papeles que se exhibieron en redes sociales o fueron vistos por testigos, parecen haberse esfumado.

No es la primera vez que ocurre. Desde hace décadas, los agentes de Extranjería de la Policía Nacional se han encontrado con un clásico quebradero de cabeza. Una tremenda proporción de los inmigrantes llegados, en pateras o por otro medio, lo hacen indocumentados. Ello imposibilita su filiación completa y casi impide por completo su repatriación, pues los países de origen se niegan a aceptar la llegada de posibles compatriotas a no ser que tengan total fiabilidad de su país de origen.

Y con el 'Aquarius' ha vuelto a ocurrir. Según fuentes policiales, alrededor de medio centenar de inmigrantes que a bordo del navío de rescate poseían documentos que podían servir para atestiguar su procedencia, ya no los tenían una vez en Valencia. Ello deja casi en inviable la posibilidad de apertura de un expediente de expulsión. En el peor de los casos para sus intereses, ingresarían en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) por un tiempo máximo de dos meses, tras lo que sería puesto en libertad si ningún país lo reconoce como natural de la nación. La desaparición d e los documentos también hace bastante poco viable la petición de refugio, aunque el asilo sí se concedería si se atestiguan motivos de persecución en sus países.

«Pasé dos años trabajando como esclavo para pagar el pasaje del barco. Algunos murieron», relata un menor

La picaresca se atestigua al comprobar también cómo una veintena del algo más de centenar de rescatados que decían ser menores, no lo eran, como probaron las pruebas anatómicas. Si lo era un adolescente de Sierra Leona, ya en Alicante, cuya historia ha sobrecogido a los agentes y voluntarios. «Pasé dos años trabajando, esclavo y encerrado, para pagarme el pasaje del barco», asegura el chaval. Recuerda cómo la mafia le tenía confinado en una casa junto a otros lugareños: «Algunos enfermaron y murieron».

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