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El biólogo Javier Jiménez Romo señala un montón de residuos en una mota de la Albufera. J. L. BORT

El enemigo invisible de la Albufera

La dana deja el territorio repleto de microplásticos y otros pequeños residuos en el parque natural

Paco Moreno

Valencia

Martes, 28 de octubre 2025, 00:57

«Mira, esto es dana». El biólogo Javier Jiménez Romo, acompaña a LAS PROVINCIAS en un paseo por una mota del parque de la Albufera, ... en la parte sur del lago, y señala varios residuos con el fin de poner de relieve un peligro que no ha pasado un año después de las inundaciones. Es más, se trata de un enemigo invisible para el ecosistema del parque natural: multitud de residuos siguen en la zona, sobre todo plásticos pequeños.

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«El Ayuntamiento de Valencia trabajó bien y se limpió el lago tras repartir la zona en tres lotes, pero esto no se ha acabado ni mucho menos», indica el especialista mientras se agacha y comprueba un fenómeno curioso. Conchas marinas que forman parte del suelo se mezclan con los microplásticos. «Pasado y presente de la Albufera», comenta.

Además del encargo del Ayuntamiento, la empresa estatal Tragsa también ha dedicado recursos a la reconstrucción del parque tras la dana, especialmente sistemas de riego, caminos y motas que quedaron arrasadas. También la Generalitat tuvo su papel, aunque Jiménez Romo huye de las grandes cifras y acuerdos para reclamar que se tome en consideración la limpieza de lo que poco a poco se está quedando escondido.

Micorplásticos mezclados en la tierra del lago. J. L. BORT

«La vegetación crece y lo tapa todo. Dentro de un tiempo buena parte de los residuos no se verán, cuando hay técnicas conocidas que pueden servir para retirar basura escondida», apunta. Los campos de arroz están ahora en plena inundación para preparar la próxima cosecha. «Aquellos de allá se han quedado sin recoger, lo mismo que la paja, el agua se pone negra por la pudrición», indica acerca de un problema de estas semanas.

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La mota está a medio reconstruir, por lo que es difícil el paso. La tierra se desmenuza y aflora a la superficie una botella de refresco vacío, un trozo de lo que parece un parachoques y muchas macetas, una anomalía que sólo se explica por la presencia de algún almacén o gran comercio en la lejana Pista de Silla.

La campaña del arroz ha quedado afectada por la dana con una recogida menor que otros años. Las lluvias de estos días han supuesto un perjuicio añadido y con la perellonà actual el lago es cuando tiene más caudal. «Para que se pueda recuperar bien la Albufera, hay que mejorar tanto la gestión como el aporte de agua», apunta el experto.

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Un metro más allá, entre las cañas se descubre más basura. Esto es preocupante, se está quedando escondida, incorporada en el terreno», afirma, para meter un montón de tierra en un bote de cristal. «Así se puede ver mejor, hay plásticos de todos los colores». Los conocidos como 'pellets' no son un fenómeno nuevo en el parque natural pero ahora son mucho más visibles.

Las macetas de color rojo siguen siendo un misterio. «Se esparcieron por toda la marjal», apunta el biólogo. «No es algo que destaque en la vida urbana pero aquí es muy llamativo. Todo esto es lo que ha traído la dana». Sobre la limpieza del granulado, lo que se utiliza para fabricar plásticos, dice que lo primero y más importante es ser consciente de que están. «Se ha quitado lo gordo pero hay un perímetro de residuos dispersos que empieza a ser cubierto. No podemos conformarnos con esto, hay que ver cómo se mejora», reclama.

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El único futuro de los residuos, en caso de que no sean retirados, es que sean «alimento» para los peces. «Además, tienen un color muy atractivo y se lo van comiendo, lo que es un peligro para todos». En su opinión, este problema es de un calado tan grande como la pudrición de la paja del arroz que cambia el color del agua. El antecedente más cercano se remonta al 15 de octubre, cuando se produjo la decisión en la Unión Europea de que los pescadores de El Palmar no pueden comercializar carpas debido a que supera los niveles de trazas de un productos químico que no se origina en la Albufera, sino que es producto de los vertidos.

«Eso no viene de los arrozales ni de la dana, llega al lago y puede pasar a los peces». La solución en su opinión pasa por garantizar que los pescadores «pesquen en mejores condiciones, así se protege mejor el lago». Destaca que en 1986, cuando se decide aprobar el parque natural, el propósito es que esto «iba a suponer una mejora de todo, que esto iba a ser transparente».

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«No tenemos que acostumbrarnos a que esto es así. Tenemos el compromiso y el reto de protegerlo. Como valencianos no tenemos que pensar en el Amazonas, sino en un problema más cercano, lo que pasa aquí». La cuestión es que si se «minimizan los problemas pendientes y se sobrevalora la limpieza realizada, entonces no resolvemos nada».

En su opinión, se ha invertido mucho y hay que dar la enhorabuena a todos los que han trabajado, pero que nadie se engañe. «No hemos llegado al 28 de octubre y mucho menos a los años 50. ¿Por qué nos hemos resignado a no poder navegar en un agua transparente? Lo primero es reconocer el problema e igual funcionar de otra manera. En lugar de hacerlo a base de millonadas, hacer inversiones más modestas y a largo plazo, con gobernanza y consultando a los que viven aquí. Necesitamos un diagnóstico real, con lo que el apoyo de las universidades es necesario e imprescindible», finaliza.

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