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La zodiac que recorrió la Albufera para el estudio sobre su fondo. Jesús Signes

Dragado parcial de la Albufera: la recomendación que se abre paso tras el estudio de sus fondos

El informe encargado por el Consell a la UPV detecta que el lago tiene sólo un metro de profundidad en los mejores casos y aconseja eliminar los excesos de sedimentación en acequias y orillas

Viernes, 24 de octubre 2025, 00:13

Dragar o no dragar. El eterno debate al respecto de la buena salud de la Albufera, sobre todo en lo relativo al estado del fondo ... de lago, suele encallar en la duda expresada alrededor de ese verbo: una delicada actuación que no puede emprenderse sin el conocimiento exacto de cómo se encuentran sus sedimentos. Una información suministrada por última vez hace 22 años, consecuencia de un estudio encargado entonces por la Confederación Hidrográfica del Júcar; una investigación semejante, acometida por fin este verano por un equipo de la UPV contratado por el Consell, ha podido establecer una comparación científica entre ambos momentos históricos. Sus conclusiones son muy certeras: a falta de analizar la naturaleza de los sedimentos que han llegado al parque, el hecho evidente es que el fondo del lago ha perdido entre cinco y seis centímetros de profundidad; es decir, que en mejor de los casos, se sitúa en la frontera del metro de longitud. ¿Recomendación? ¿Dragar o no dragar? Respuesta: un dragado «parcial» sería lo más conveniente.

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Son palabras de Luis Blanch, miembro del equipo que ha ido navegando por la Albufera, testando el estado de sus aguas y las aportaciones que ha recibido, más allá del episodio concreto de la dana. Aquel 29 de octubre el material de arrastre que llegó al lago no contenía «nada bueno pero nada nuevo tampoco». Quiere decirse que aquel aluvión de agua que entró en el parque arrastró la misma clase de sedimentos que nutren el lago desde décadas atrás: material procedente de alcantarillado, de la inexistente depuración de ese día en que las estaciones dejaron de funcionar, del tejido industrial radicado en su entorno... Y también de las tierras que arrasó el barranco del Poyo a su paso, con una buena noticia: según Blanch, su estudio evidencia que la mayoría de esos materiales salió por las tres golas hacia el mar.

Fin de las buenas noticias. El resto de conclusiones de su informe avala la idea de que durante el tiempo transcurrido desde el elaborado hace más de veinte años la profundidad del lago no ha dejado de menguar. Blanch insiste en esta idea: no puede fijarse con precisión cuál era el nivel de la lámina de agua antes del 29-O para establecer con exactitud el impacto que tuvo la riada a este respecto. Pero sí que puede observarse, de acuerdo con la respuesta ofrecida por los sensores distribuidos por el lago durante las semanas y semanas de navegación a bordo de una lancha equipada con dispositivos muy específicos, que la situación es muy delicada en todo el lago «en sus cuatro puntos cardinales», anota. Con un matiz: la zona este soporta algo mejor el proceso de elevada sedimentación, que impacta sobre todo en dos puntos más sensibles: las orillas y las acequias.

De acuerdo con sus datos, «las acequias están incluso más colmatadas que el propio lago», señala Blanch. De ahí su recomendación para descartar un dragado completo pero sí actuar en esas zonas necesitadas de una intervención de esta índole. «Limpiar» es el verbo que utiliza el científico de la Politècnica, que habla de «situación bastante crítica» para referirse al estado que presenta la Albufera. Hará falta no obstante profundizar en sus conclusiones, advierte Blanch. Por ejemplo, mediante un estudio más detallado de la composición del total de sedimentos, que en los casos más recientes se acumulan en algunos puntos superpuestos a los más antiguos, para observar si arrastraron materiales pesados y datar el horizonte temporal: cómo llegaron hasta el lago y, sobre todo, cuándo. Una vez fechado el origen de cada momento de sedimentación, se procederá a un análisis estratigráfico, básico para acometer si fuera el caso el saneamiento de los fondos.

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Una decisión que queda en manos del Consell. El equipo de la UPV culmina estos días su trabajo de redacción del informe, aunque sus primeras conclusiones ya avalan la pertinencia de un dragado parcial que, de acuerdo con Blanch, «a priori parece recomendable». Con una reflexión de fondo, pendiente todavía de delimitarse científicamente: todo indica que la dana sí que provocó una erosión muy acusada en los puntos más vulnerables de la Albufera. Daños que habrá que analizar también para añadirse a estas conclusiones iniciales, que incluye una observación central: los materiales se han ido almacenando allí donde la profundidad del agua era mayor. Hasta hoy: ahora mismo, el nivel del lago, como reitera Blanc, no supera en ningún punto el metro de profundidad.

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