«Sin cultura no habrá sueños, ni carcajadas, ni reflexión»
Enrique Fayos. Director del Olympia ·
El teatro Olympia cumplió cien años en 2015. Hoy lleva la cultura, la emoción y el espectáculo entre los miedos y restricciones de la pandemia. El virus bajó el telón e instaló el drama en la casa del drama. Enrique Fayos, su director de 59 años, rememora así el día en que la pandemia acabó con la función durante 171 días. «Fue un shock. Me sentí como un boxeador noqueado. No esperaba el golpe, pero la prioridad era la salud». En la historia halla esperanza: «En 1918 ya nos pasó. Hubo que cerrar con la gripe española. Si este teatro superó aquello no va a venirse abajo por este virus».
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Las consecuencias del confinamiento fueron nefastas. La cultura sufrió el mayor zarpazo en un mundo en el que había que distanciarse. «Tuvimos que devolver 18.000 entradas que ya estaban vendidas para espectáculos del Olympia, del Talia, del auditorio de Catarroja, de Torrent, de la Vall d'Uixó... Pero decir a 49 trabajadores, que son tu gente, que se vayan a casa es mucho más duro que el daño económico», razona Fayos. El empresario cultural estaba convencido de que aquello era «cuestión de dos meses», pero hoy «el miedo sigue en el aire». Y un riesgo le apena: «Más allá de lo que podamos perder empresarialmente hay un dolor más hondo. Si la gente se queda sin cultura no habrá sueños, ni carcajadas, ni reflexión».
«Si este teatro superó la gripe española no va a venirse#abajo por este virus», valora esperanzado el empresario mientras resucita la temporada con una asistencia del 30%
El apoyo del público
El 1 de septiembre 'Dirty Dancing' resucitó el espectáculo. Baile apasionado como contraposición a las malditas distancias. «Nunca olvidaré la simbiosis que se produjo entre actores y público llorando en la primera función. Los ojos de los artistas brillaban de agradecimiento», describe. 400 personas venciendo el miedo y apoyando el teatro. El telón sigue alzado. 'Cinco Horas Con Mario', 'Annie' o David Guapo iluminan la temporada más oscura. Y mientras, Fayos y el Olympia se desviven: «mascarilla obligatoria, butacas vacías entre compra y hasta un sistema especial de iones que purifica el aire al máximo». Pese a todo, la asistencia de público ronda el 30 %.
Testimonios
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