El Consell detecta en polígonos cuatro focos de vertidos ilegales que llegan a la Albufera
Las áreas industriales junto a la V-31 de Albal, Beniparrell, Catarroja y Silla depositan en la red aguas residuales muy contaminantes
Uno de los grandes problemas de la Albufera es el de los vertidos incontrolados que acaban en el parque y favorecen la eutrofización del lago. Una parte provienen de la saturación del colector oeste. Pero no es la única, tal y como demuestra el Estudio para la Mejora en los Sistemas de Saneamiento de los municipios que bordean el parque encargado por la Conselleria de Emergencia Climática.
Entre las diversas soluciones que aportan los redactores del estudio recomiendan, al margen de las grandes propuestas (construir otra depuradora y un nuevo colector), una serie de actuaciones menores que incluyen la eliminación de las conexiones ilegales a las redes de saneamiento. Y detallan que hay que fomentar las inspecciones.
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El documento localiza el problema. Estos vertidos ilegales se encuentran «principalmente en los polígonos situados al oeste de la V-31 y especialmente en los términos municipales de Catarroja, Albal, Beniparrell y Silla».
Todas estas conducciones ilegales están conectadas con los alcantarillados municipales y los ramales secundarios del colector oeste por lo que acaban recibiendo «aguas residuales brutas con valores de contaminación muy por encima de los permitidos por las ordenanzas de vertido».
Además, afectan «a algunas de las acequias pasantes por los polígonos que llevan en ocasiones elevada carga perversa, como es el caso de la Acequia de la Alquerieta, la Acequia de Albal, la Acequia de Font de la Rambleta, la Acequia de la Font de Tabardo o la Acequia de la Font de Alapont». Y acaban en el parque.
Nuevo interceptor
Otra de la soluciones que se plantea para el control de los vertidos que terminan afectando al parque es la construcción de otro interceptor de recogida de aguas pluviales paralelo a la V-31. Estaría situado en el tramo de los municipios de Massalfassar, Sedaví y Alfafar para que actúen coordinadamente con los depósitos de tormentas de Sedaví y Alfafar que están siendo construidos.
El objetivo de la construcción de esta infraestructura es captar las escorrentías que se producen tras los temporales en la parte oeste de la V-31 ya que los actuales depósitos no son capaces de asumirlas. De esta forma, se retendrían los vertidos más nocivos.
Por otro lado, también propone una actuación mucho más complicada pero que los expertos llevan años reclamando. Es la separación de las redes de alcantarillado de las de regadío. Las más importantes se encuentran en la zona norte del casco urbano de Sedaví. La solución es compleja y requiere de una fuerte inversión para ejecutar las conducciones.
El informe pone encima de la mesa las cesiones de los derechos sobre las antiguas acequias que están fuera de uso pero que se han quedado por debajo de los cascos urbanos. Esta situación se puede apreciar claramente en Benetússer, Alfafar y Sedaví. De esta forma, los ayuntamientos podrían gestionar estas antiguas infraestructuras pero recibiendo aguas residuales. Acabarían conectadas a la red de alcantarillado o se utilizarían para el traslado de las aguas pluviales. Se pretende evitar así que los residuos lleguen al parque de la Albufera a través de los tanques de tormenta de Acuamed como está sucediendo en la actualidad.