«Con cinco en casa pasamos momentos de mucho caos»

Trini Izquierdo, de 44 años, vive la pandemia desde dos perspectivas: médico en un centro de salud y madre de una familia numerosa con cinco hijos de entre 7 y 17 años. «Al principio estaba tranquila», recuerda. «Tiendo a vivirlo todo con paz y nos decían que no había tanto peligro». Pero cuando ella y su marido Víctor se vieron confinados con sus hijos «pensaba que estaba viviendo una película, tuve una sensación de irrealidad».

Primero «fue fácil organizarnos. No había que llevarlos al colegio ni a extraeascolares e incluso parecía haber más tiempo...». Pero el caos se desató «cuando redujeron la movilidad y no pudo venir a casa la persona que nos ayudaba». Como define, «fue durísimo y nos tuvimos que organizar al máximo para limpiar y asear». 'Hay que ponerse las pilas, chicos, o no llegamos' fue la consigna. Víctor, su marido, teletrabajaba y a veces el jaleo infantil se colaba de manera incontenible en sus videoconferencias.

Hubo que tirar de sacrificio, paciencia y amor. «Nos dimos cuenta de que los mayores podían ser más autónomos de lo que parecía, pero a los más pequeños les hacía falta el colegio. Con cinco y el trabajo yo no podía ser maestra de una niña de siete años y sus hermanos, tampoco. Eso fue lo que más me ha hecho sufrir». Trini y Víctor están acostumbrados al bullicio infantil, pero no tanto. «A veces el jaleo era infinito y no veía el fin». En su faceta sanitaria, no quiso dejar el hogar por prevención. «Había compañeros que no besaban ni abrazaban a sus hijos, pero yo no lo podía evitar. Necesitaba el contacto».

La vecina de Paterna confiesa que ahora está «más asustada que al principio». Teme otro confinamiento, «volver a vivir la misma situación. Y no dejo de pensar en ello». Se siente confiada con las medidas de seguridad aplicadas en el colegio de sus hijos y ellos «son responsables, hasta nos preguntan por qué los personajes de series o películas no llevan mascarilla».