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Urgente El precio de la luz sigue a la baja este Viernes Santo: las horas que costará menos de 1 euro

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En Suiza preservan la pureza de la raza y cuando marchan hacia las urnas desde su rutina democrática siempre dejan claro que Suiza es para los suizos, de ahí que, conseguir la nacionalidad para un inmigrante es imposible. La ejemplar Suiza nos ha vendido que su neutralidad es símbolo de civilización y algunos compran esta tesis. Otros opinan que, en algunas ocasiones, la neutralidad sólo representa el egoísmo y la cobardía. Con Hitler la neutralidad resultaba repugnante, sólo combatirlo mostraba decencia. En Suiza, en fin, si no recuerdo mal, las mujeres accedieron al voto en... ¡1971!

Bueno, pues hasta la ultracapitalista Suiza ha acudido la anticapitalista e independentista Anna Gabriel para buscar contactos que la puedan ayudar y abogados que trabajen, con precisión de reloj de cuco y sueldo de letrado suizo, en su defensa. Anna Gabriel, está en su derecho, lucha por una República Feminista Catalana donde se regresaría a una sociedad agropecuaria y comunal de gazpacho anarquista y expropiaciones a diestro y siniestro. Los hijos, ya comentó la brava muchachada de la CUP que lidera, no son de los padres, sino de todos. Este revoltijo de empanada mental se quiebra cuando sienten el aliento de los jueces que defienden la ley sobre su nuca, pues entonces, las aspiraciones rústicas de mundo buenista se evaporan y conviene emigrar a Suiza, que es donde se corta el bakalao, donde las multinacionales diabólicas dominan la galaxia desde las lóbregas bambalinas y donde el fulgor de la gran banca brilla como el sol cuando amanece. Suiza es la mamá de los descarriados que escamotean sus pecados si la cartera del viajero ocasional huele a dinero. Sólo los exiliados rococó lamen sus heridas en la bella Suiza. Mira que si Anna Gabriel acaba tejiendo pandilla con Urdangarín por aquello de la morriña...

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