Alcaldes de la dana lamentan tener dinero y no poder agilizar la reconstrucción
Los primeros ediles de Catarroja y Utiel exigen más formación y coordinación ante las catástrofes: «Ha pasado un año, pero es como si hubiera sido ayer»
Manuel García
Valencia
Martes, 28 de octubre 2025, 13:41
«Ya ha pasado un año pero para nosotros es como si hubiese sido ayer. Ha sido muy intenso y apenas hemos tenido tiempo para ... reflexionar». Lorena Silvent es la alcaldesa socialista de Catarroja, donde el pasado 29 de octubre murieron 25 personas, y a quien aún le tiembla la voz cuando recuerda tanto lo sucedido como lo mucho que queda por hacer.
En su exposición en el seminario organizado por la Universidad de Valencia, dos de los primeros ediles afectados coincidieron en muchos puntos, el principal la desesperación por saber que tienen dinero pero las obras avanzan muy lentamente, y eludieron las críticas directas pese a tratarse de un alcalde popular y una alcaldesa socialista. Fueron constructivos y, como dijo Joan Romero al finalizar ambas intervenciones, «si ustedes no lo buscan en Internet, no saben a qué partido pertenecen ambos. Su única intención es ayudar a los ciudadanos».
Junto a Silvent, Ricardo Gabaldón (PP), primer edil de Utiel, donde murieron seis vecinos, reconoció que para ellos ha sido «un año muy largo, estamos todos los días pensando en la dana. Quizá ahora es cuando mucha gente lo recuerda, pero nosotros todo este año día tras día hemos estado trabajando, pensando en la dana, viendo a los vecinos que han perdido todo y viviendo en una ciudad que está por reconstruir».
Con respecto a las lecciones aprendidas, resaltó «la respuesta de la ciudadanía, el voluntariado, cómo desde el primer momento vinieron a ayudar en todos los municipios y no preguntaban de qué color éramos cada uno. Es más, venían a uno y luego iban a otro y uno era de un color y otro era de otro. Yo creo que esa es la principal lección. Que es lo que tenemos que hacer y nos enseñaron el camino para que todas las administraciones hagamos lo mismo y colaboremos. Tenemos que colaborar todos cuando haya una catástrofe de esta índole y sin mirar el apellido ni el nombre ni el color».
Tras recordar que la UME no pudo entrar en la localidad y que la labor de los voluntarios fue vital, con más de un centenar de rescates, Gabaldón incidió en un punto que cree fundamental: «Cualquier prevención es poca. Tenemos que estar todos informados, pero tenemos que estar también formados. Empezando por los responsables municipales y por toda la ciudadanía. Tenemos que saber qué significa cada señal de alerta y cuáles pueden ser las consecuencias. Y eso se tiene que empezar ya y creo que se tendría que dar ya en los colegios. Empezar a formar a la gente y saber que esto es así, que puede volver a pasar, esperemos que no».
Él mismo reconoció que ese día 29 aprendió, «nadie nos había enseñado», actuó «por instinto» y siempre buscando la opción menos mala. La primera decisión que tomó, la de cerrar los centros educativos a primera hora de la mañana, fue vital y aún se estremece cuando piensa qué podría haber pasado si no la hubiera tomado: «Yo no estaría hoy aquí», reconoció.
Gabaldón explicó que están ampliando el cauce del río hasta los once metros para tener algo más de seguridad y abogó por que los planes de emergencia estén actualizados. Añadió que siguen sin instituto, sin conservatorio y sin cuartel de la Guardia Civil y una red de alcantarillado en muy mal estado y que sólo en caminos rurales tuvieron diez millones de euros en daños además de la grave afección para la agricultura y la ganadería.
Tanto el primer edil de Utiel como la de Catarroja, se lamentaron de la lentitud en los procedimientos porque eso provoca que pasen los días y los meses «y el ciudadano no vea nada en la calle y piense que no se está trabajando. Y lo estamos haciendo día y noche».
Obras a corto y largo plazo a la vez
Silvent expuso la realidad que sigue viviendo su municipio, con muchos ascensores que siguen sin funcionar, lo que provoca que la gente deje de salir a la calle y de socializarse. Como en el caso de Utiel, siguen sin instituto y, lo que es peor, sin un plazo concreto que poder exponer a sus vecinos. Todo ello, unido a la resolución de necesidades a corto plazo que ni mucho menos han concluido como la retirada de escombros o la limpieza de trasteros.
Se mostró impotente ante el ingente volumen de las obras que va a tener que acometer el ayuntamiento para, por ejemplo, mejorar la red de alcantarillado, «nadie nos dice cómo se va a hacer» y advirtió de que no se puede caer en el error de volver a recuperar las cosas «igual de mal» que estaban antes
La formación ha de extenderse a la clase política, a la ciudadanía, sobre todo a la más vulnerable, y a todos los sectores del municipio: el educativo, las empresas, etc y pidió a esa ciudadanía «que se empodere, porque no tenemos que esperar nada de nadie».
Así, resaltó que las emergencias «son 24 horas, no entienden de turnos», por lo que la organización para actuar ante ellas ha de ser clara y cada cual debe saber qué hacer sin que se lo comuniquen específicamente en momentos tan complicados. También se ha de actualizar el mapa de riesgos.
Silvent incidió en mantener una visión de área metropolitana con la recuperación de la huerta, «que hizo su papel» y pidió que se regule la colaboración entre los sectores público y privado para que la reconstrucción sea más ágil, aunque ambos primeros ediles reconocieron que acabará la legislatura sin que ésta sea ni mucho menos una realidad.
Ambos alcaldes creen que las administraciones han actuado lo mejor que están pudiendo. Gabaldón recordó que no se olvide a Europa, mientras que Silvent apuntó que no todos los ayuntamientos son iguales, por lo que no se debe actuar de manera similar con todos «para que no haya ciudadanos de primera y de segunda».
Su única discrepancia fue en el sentimiento que tendrían si pudieran volver atrás en el tiempo. Mientras Gabaldón dice que si hace dos años le hubieran explicado a lo que tendría que enfrentarse, «igual digo que no», mientras que Silvent incidió en que está «donde quiero estar». Ambos coincidieron en que ahora no es momento de colores políticos sino de ayudar a la ciudadanía.
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