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Afectados por la Xylella cargan contra la Generalitat por las indemnizaciones: «Lo que están pagando es una tomadura de pelo»

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Los agricultores cobran 19 euros por cada árbol triturado mientras que la empresa que los arranca se embolsa 150

VICENTE AGUDO

VALENCIA.

Sábado, 11 de mayo 2019

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Los campos se van vaciando poco a poco. La Unión Europea ha obligado a triturar 320.000 árboles susceptibles de estar infectados de Xylella y los agricultores ven cómo su medio de vida es arrancado por las máquinas. En medio de esta vorágine, otro problema cristalizado en forma de indemnizaciones se ha erigido como una losa sobre ellos. Por cada ejemplar perdido recibirán 19 euros, mientras que la empresa que los arranca se embolsará unos 150, según los datos facilitados por la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja).

El secretario técnico de este colectivo, Ramón Espinosa, calificó esta cantidad de «absolutamente irrisoria», ya que, según explicó, es insuficiente para paliar los daños que sufrirá el labrador. «El plan de erradicación que ha puesto en marcha la Conselleria de Agricultura implica que el afectado no pueda plantar nada en ese campo, al menos, en cinco años. Dado que siete años es el tiempo estimado que pasa hasta que el almendro tiene una producción buena, se ha de esperar unos doce en total para que se saque alguna rentabilidad, y todo con 19 euros», lamentó.

Espinosa entiende que los 150 euros que cobra la empresa por cada árbol arrancado son razonables, «porque cuesta trasladar la maquinaria, pagar a los operarios y alojarlos en la zona». Sin embargo, no logra entender que si a la firma se le abona lo que es justo no se haga lo mismo con los agricultores.

Estas indemnizaciones, que se ofrecen en virtud de la edad del árbol infectado por la bacteria, provienen en un 50% de la Unión Europea y el resto a partes iguales entre el ministerio y la conselleria. Según fuentes del ente autonómico, se han solicitado fondos para 2017 y 2018, pero de momento no han llegado, por lo que en estos momentos el dinero está saliendo de las arcas estatales y autonómicas.

«En 2017 destinamos 950.000 euros para hacer frente al brote de Xylella, mientras que el años pasado se consignaron 3,2 millones para las prospecciones, arranques, análisis e indemnizaciones», informaron desde la institución. En este sentido, las solicitudes de indemnizaciones en 2018 fueron de 85, «de las cuales 28 expedientes ya fueron concedidos y 15, por un importe de 23.331 euros, se entregaron este año. Los 38 expedientes restantes fueron desestimados por no cumplir los requisitos», apuntaron las mismas fuentes.

Pero estas indemnizaciones no son suficientes. Los agricultores luchan con un objetivo común, que la Generalitat cambie su plan de erradicación por el de contención. El primero implica arrancar el árbol enfermo y todos los que hay en un radio de 100 metros, ya estén sanos o infectados. Además, habría una zona de control de cinco kilómetros sobre la que se harían analíticas. En el segundo caso, sólo se arrancaría el ejemplar con Xylella, pero se amplía el espacio preventivo de cinco a 30 kilómetros.

Esta es la batalla que se está librando en estos momentos. La xylella ha dejado de ser un brote aislado para convertirse en una plaga que ha extendido sus tentáculos por 72 municipios alicantinos. El plan de contención supondría la pérdida de, al menos, unos 2.000 almendros (ahora hay 1.366 positivos por la bacteria), pero la erradicación contempla triturar 320.000 árboles, de los que 38.000 ya han sido arrancados en tan sólo dos años.

Ramón Espinosa tiene muy claro cuál es el obstáculo que dificulta solucionar este problema. «El dinero está detrás de todo esto. El plan de erradicación lo subvenciona la Unión Europea, pero si la Conselleria cambiara al de contención entonces tendría que ser ella la que pagara todos los costes. Para esto Bruselas no da ni un euro», indica.

La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores aboga también por un plan de replantación que supondría un desahogo para la maltrecha economía de los labradores. «Queremos que a esa gente que lo está perdiendo todo se le permita plantar árboles a los que no les afecte la Xylella. No pueden estar esperando los cinco años que marca el plan de erradicación», apunta Espinosa.

Por el momento, las máquinas siguen triturando almendros en la provincia de Alicante. Sanos y enfermos, sin distinción. Los esfuerzos de los agricultores se topan siempre con el muro de la conselleria. El tiempo se les agota, y con él sus esperanzas de sacar provecho a unas tierras que llevan trabajando durante toda la vida.

Los agricultores se sienten desamparados. Las máquinas avanzan sobre sus campos y ven cómo las indemnizaciones no les van a servir para nada. «Con los 19 euros por árbol y cinco años sin poder plantar no van a subsistir. Lo que les están pagando es una tomadura de pelo», explica Ramón Espinosa. Para este secretario técnico de Asaja dos son los principales motivos por los que la Conselleria no se decanta por el plan de contención. «Por una parte está el lobby de viveristas, que presiona mucho para que no se amplíe el radio de 30 kilómetros, porque supondría inmovilizar sus productos. Por otra, el dinero que se tendría que gastar la Generalitat, ya que la UE no subvencionaría nada».

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