Benimeli celebra su guerra del agua en una comarca marcada por la sequía

dénia. La tradicional guerra del agua fue uno de los actos centrales de la programación de las fiestas de Benimeli en honor a la Purísima Concepción y al Ecce-Homo. El municipio, de menos de medio millar de habitantes, mantiene su batalla, como otros años, pese a la sequía que afecta a la comarca. Algunos de sus habitantes se muestran molestos ante las críticas que ello suscita, ya que consideran que sólo se trata de un rato de diversión en el que disfrutan los más pequeños y en el que la cantidad usada es mínima.

Otros vecinos lamentan que en una situación como la actual, en la que muchas localidades cercanas están ahorrando caudales para asegurar el abastecimiento en época estival, se malgasten así los recursos y se muestren «insolidarios» con los que tienen escasez. El alcalde, José Lull, rechazó ayer esta acusación y subrayó que en el pueblo «no tenemos problemas de sequía» y que se ha reducido la cantidad utilizada. El año pasado se gastaron cuatro contenedores de los que se utilizan para recoger escombros y en esta ocasión fueron tan sólo tres.

Es más, el primer edil insistió en que no entiende la polémica que algunos quieren crear con esta cuestión por tan pocos litros de agua y que sólo quieren empañar la fiesta.

En ese sentido, Lull hizo hincapié en que en alguno de los municipios en los que hay escasez de recursos hídricos y promueven políticas de ahorro en el consumo las piscinas están llenas, los jardines se riegan y no pasa nada. «Para eso no hay restricciones», añadió el alcalde. Mientras, junto a la puerta de la iglesia, protegida con un trozo de lona de plástico cerca de medio centenar de niños y jóvenes disfrutaron durante un buen rato lanzándose pequeños cubos de agua.