La Comunitat ya lidera el envío de militares españoles a misiones internacionales

En el Lusitania 8, un regimiento histórico con su base actual en Marines, los militares preparan el equipaje y apuran los últimos días con sus parejas e hijos. Ha pasado más de una década desde que estos soldados valencianos expertos en blindados viajaron a Irak. Ahora 180 de ellos regresan al país en guerra con un objetivo claro: entrenar y hacer más eficaz al ejército local que combate los horrores del yihadismo. Ayudar a vencer al Daesh.

Según fuentes de Defensa, su partida en pocas semanas sitúa a la Comunitat a la cabeza de España en el envío de tropas a misiones internacionales. Las bases valencianas de Marines, Rabasa y Bétera aportan, en conjunto, una fuerza de 435 profesionales. Según datos del Estado Mayor de Defensa (EMAD), actualmente hay casi 2.100 españoles repartidos por los principales conflictos del planeta. Eso significa que uno de cada cinco soldados en el extranjero procede de la región.

Y la mayoría de esa aportación valenciana, conformada por 250 militares, está en Irak, en la misión Inherent Resolve aprobada por las Naciones Unidas. El coronel Pedro Vázquez de Prada, jefe del nuevo contingente que el viernes se despidió en Marines, resume su importancia: «Ante las atrocidades del Daesh, ganar terreno al terror en Irak es fundamental. Hacerlo es evitar dramas migratorios de población que huye y contribuir a la seguridad internacional». El alto mando asegura que se trata de «una guerra lenta, pero la ofensiva con un ejército iraquí mejor preparado está funcionando y creemos que el yihadismo cae en cascada».

Los 180 miembros de Lusitania 8, un regimiento de caballería (vehículos acorazados) permanecerán hasta noviembre en la base de Besmayah. No parten solos. Les acompañan otros 120 hombres y mujeres de otras unidades españolas: ingenieros militares de Salamanca, otra brigada de caballería de Zaragoza o los cazadores de montaña de San Clemente (Cuenca).

Allí, a unos 50 kilómetros de Bagdad, los españoles compartirán espacio y tiempo con portugueses, americanos e ingleses. La coalición internacional en la misión de la ONU en Irak está formada por 66 países. Los de Marines han pasado seis meses entrenando las funciones que ahora llevarán a la práctica en Besmayah, donde el termómetro supera los 50 grados: mejorar la infantería, artillería, ingeniería, zapadores, o desactivación de explosivos en el ejército iraquí. «Limpiar de minas las ciudades recuperadas al Daesh es una función importante que requiere formación», apunta Vázquez de Prada. Se trata de poner la mejores técnicas de los ejércitos occidentales al servicio de Irak, pero sin llegar a participar en combate directo. Además de instrucción, habrá protección: los denominados 'ángeles guardianes' vigilarán la base o cubrirán desplazamientos.

Similar cometido desempeñan los 70 'boinas verdes' del Mando de Operaciones Especiales (MOE) que habitan en cuarteles de Bagdad y Taji. En su caso, los conocimientos que brindan a las fuerzas iraquíes son los propios de su unidad: intervención, asalto, estrategia, tiro, apoyo médico urgente... Sus relevos cada seis meses son constantes y no varían prácticamente en número. Desde hace ya varios años, siempre hay un 'boina verde' de Rabasa en Irak.

La ciudad turca de Adana se ha convertido en la casa de 133 militares españoles. Partieron el pasado mes de enero y proceden del Regimiento de Artillería Antiaérea 81 de Marines y están al frente de la batería de misiles Patriot enviada por España a la misión de la OTAN para proteger Turquía ante posibles ataques aéreos procedentes de Siria.

Contra las hostilidades en el Líbano también opera una veintena de miembros de Lusitania 8 y los militares alicantinos del MOE. En países como Bosnia, Somalia Mali o República Centroafricana hay mandos del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad, con base en Bétera. Además, 300 militares de esta base se desplazarán en junio a Polonia a las importantes maniobras de la OTAN para probar su fuerza rápida de despliegue.