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El grupo en un simulacro.
«Sin justicia no se cierra la herida»

«Sin justicia no se cierra la herida»

El Grupo de Intervención Psicológica en catástrofes actuó en el metro y en el 11M

Arturo Checa

Sábado, 11 de abril 2015, 20:24

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Mariano Navarro Serer escucha con los ojos. Su mirada escruta cada gesto, cualquier guiño que le permite llegar al fondo de un alma. Con esos ojos ha mirado a personas que acudían desesperadas al puesto de mando avanzado del accidente del metro de Valencia. Ciudadanos que anhelaban encontrarse con sus familiares, vivos o muertos. Con esos mismos ojos miró a la cara a policías destrozados tras pasar horas en un túnel de Jesús convertido en un pasaje de los horrores. Y su mirada vivió los instantes más negros de España al lado de las víctimas del 11M. Y con esos ojos analiza el drama llegado desde el otro lado de la frontera, desde los fríos y dentados picos de los Alpes, convertidos en postrera tumba para los pasajeros del Airbus 320 de Germanwings. Y Mariano Navarro, coordinador del Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos y presidente de Psicoemergencias-CV, también abre su alma.

¿Usted no lo pasa mal cuando atiende a las víctimas?

Claro que sufro. Soy humano y me pasa factura. Hay gente que me pregunta, ¿tú no sientes miedo? Claro que sí, yo siempre siento miedo. Y debo sentirlo. Si no, sería un profesional autómata, como una máquina. Uno tiene que ser consciente de sus límites para conocer sus capacidades. Y yo simplemente intento ser una persona al lado de otra que está sufriendo, ser empático, cercano... estar a su lado por si hace falta sostenerles».

El Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias existe como órgano especializado de atención a las víctimas desde 1999, aunque desde hace dos años es la asociación que preside Navarro, Psicoemergencias-CV, el recurso oficial de actuación en accidentes graves de la Comunitat, en virtud de un convenio firmado con la Conselleria de Gobernación y Justicia.

Navarro Serer no olvida cómo el negro 3 de julio de 2006 ellos fueron el frente de atención más cercano a los familiares de las víctimas del accidente del metro en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) levantado en la Jefatura de Tráfico de Valencia. No olvida el «doloroso sentimiento de culpa» en muchos de los parientes, como aquel hombre que no dejaba de preguntarse por qué no había ido a recoger a su ser querido en lugar de que este fuera en metro. Por qué, por qué... «La culpa es la sensación reina. Y hay que desengancharla porque si no, no llega el duelo. Igual que en el caso del metro: mientras la justicia sigue investigando, mientras esta no concluye, no se cierra la herida». De aquella tragedia recuerda «cómo tuvimos que tratar psicológicamente hasta a algún policía». Los propios psicólogos y miembros de emergencias deben someterse a técnicas tras las catástrofes. Defusing o debriefing, por ejemplo, todo terapias en las que los especialistas hablan entre ellos, se cuentan lo que sienten, «para comprobar que lo que nosotros llevamos dentro no nos pasa sólo a nosotros, sino a todos; evitar que queden piedras dentro que acaben generando un burn out, el síndrome del quemado».

«El silencio es terapéutico»

El coordinador reclama la extensión de este tipo de grupos especialistas. «No cualquier psicólogo vale para un gran accidente. Tras el 11M yo vi en el telediario que hacían un llamamiento para que psicólogos acudieran en masa a atender a las víctimas. Eso es una barbaridad».

Navarro analiza cómo se ha actuado tras la tragedia de Germanwings. Considera «muy positivo» que se haya dado información tan rápidamente, «siempre que esta esté contrastada, o tiene el efecto contrario». Y remarca que la intencionalidad en el accidente por parte del copiloto Andrea Lubitz (como apuntan las pruebas) «es peor para las víctimas;al haber una tercera persona se intensifica el sentimiento de búsqueda de justicia». Lo mismo sobre la visita a la zona cero del siniestro: «Estar cerca del lugar dónde se halla la persona querida, aunque no la veamos ni sepamos por qué, alivia».

Pese al dolor, la gran mayoría afronta el trago de ver los restos de sus seres queridos. «Siempre se siguen unos pasos. Primero se enseñan los efectos personales. Si con ello basta para identificar, se le ofrece ver o no el cadáver. La mayoría dice que sí». Luego, los psicólogos emergencistas estarán siempre al lado de las víctimas. Y Navarro Serer regresa al silencio. «No se trata de llenar los vacíos con palabras, de responder a todas las preguntas, porque hay situaciones que no tienen respuesta. Se trata de estar y escuchar. Nuestra función es más la presencia que la palabra. El silencio de por sí es terapéutico».

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