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Los alumnos pasarán pruebas para detectar problemas de aprendizaje

Los alumnos pasarán pruebas para detectar problemas de aprendizaje

Los profesores evaluarán a los menores que lleguen a Primaria para determinar si padecen hiperactividad, dislexia o trastornos en el habla

J. BATISTA

Martes, 27 de mayo 2014, 00:12

La Conselleria de Educación va a implantar una nueva herramienta que funcionará a través de internet para que los profesores evalúen a sus alumnos con el objetivo de detectar problemas que puedan causar casos de bajo rendimiento en las aulas: desde trastornos relacionados con el déficit de atención (hiperactividad) hasta los que tienen que ver con carencias en la visión o la audición, sin olvidar situaciones de discapacidad o los vinculados con el desarrollo del lenguaje y el proceso de aprendizaje, entre muchos otros.

La iniciativa lleva tiempo gestándose y se enmarca dentro del Plan de Choque contra el Fracaso Escolar presentado hacer un par de años. La intervención del profesor supondrá la primera fase del procedimiento de detección, que también implica a los especialistas de los servicios de orientación, de los gabinetes psicopedagógicos y a las familias. Desde el departamento que dirige María José Català explicaron que se pondrá en marcha el curso que viene en 1º de Primaria, con la previsión de evaluar a 40.000 niños. Es decir, se aplicará durante el primer año de la escolarización obligatoria para poder atajar cuanto antes las consecuencias de este tipo de disfunciones.

La medida se concreta en una orden que ya fue presentada a los sindicatos docentes y que mañana se dará a conocer a las confederaciones de asociaciones de padres (Gonzalo Anaya, Covapa y Concapa).

Según el borrador, al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, el profesorado se encargará de recabar la información necesaria para facilitar una detección precoz a través de «la utilización de unas escalas de observación que la conselleria pondrá a disposición de los centros mediante una plataforma web».

Como añadieron desde Educación, se trata de diferentes formularios y tests en los que se hará un seguimiento individualizado de los alumnos, indicando situaciones o comportamientos que se hayan percibido y puedan derivar en necesidades de apoyo educativo. No se trata de una colaboración opcional, pues la orden fija la obligación de realizar la evaluación, tanto para el personal docente como para el equipo directivo. Eso sí, la normativa también dice que en los planes de formación continua a disposición de los profesores se incluirán «acciones referidas a la detección, identificación e intervención» respecto a este tipo de alumnado.

Los datos recopilados en las aulas se remitirán al gabinete psicopedagógico, que será el encargado de hacer un diagnóstico como paso previo a la elaboración de un plan de medidas que servirá para minimizar el impacto de los trastornos detectados. Por ejemplo, se plantea la posibilidad de acometer adaptaciones del currículo. Los encargados de desarrollarlo serán el equipo docente y el especialista del departamento de orientación en colaboración con la dirección y con las familias, que además de aportar información recibirán indicaciones para atender a este alumnado.

Lo novedoso de la medida no es tanto el objetivo, pues ya se detectan este tipo de trastornos a través de los psicopedagogos o los orientadores, sino que se establece un protocolo que agiliza la identificación de problemas, o lo que es lo mismo, hace que el proceso sea sistemático y no dependa de la intuición del docente. Además, la normativa abre la puerta a que los centros de titularidad privada pongan en práctica el procedimiento.

En cuanto a los destinatarios, la orden se refiere a estudiantes que presentan necesidades específicas de apoyo educativo (Neae), lo que incluye una extensa casuística. Por ejemplo, Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad (Tdah), altas capacidades intelectuales, problemas derivados de una incorporación tardía o de condiciones personales o de historia escolar (aquellos que parten en una situación de desventaja por su contexto social).

También engloba a los que presentan casos de retraso madurativo (se da al final de Infantil), alteraciones del habla y del lenguaje o trastornos específicos del proceso de aprendizaje, como son las dislexias (problemas de comprensión lectora) o las discalculias (dificultades para realizar problemas matemáticos). Además, se prevé detectar necesidades especiales causadas por una discapacidad y trastornos graves de conducta.

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