Piden 15 años para un preparador físico de Busot acusado de abusar de seis jóvenes

En cuatro de los seis casos, el procesado aprovechó su formación para contactar con sus víctimas en el gimnasio del polideportivo municipal. El fiscal cree probado que el hombre invitaba a las víctimas a su domicilio particular con el pretexto de realizarles un plan de entrenamiento personalizado para, una vez allí y con la excusa de realizarles un masaje que él denominaba «crujir la espalda», lograr aproximarse a las chicas para tocarlas y frotar su propio cuerpo con el de ellas.

En otro de los casos, el acusado aprovechó una comida entre parejas de amigos para invitar a la hija de uno de esos matrimonios a que le acompañase a comprar el pan. Después, según el acusador público, siguió el mismo procedimiento: logró que la menor entrase en su domicilio antes de ir a comprar y, allí, también trató de aprovecharse de ella. Al margen de las penas de privación de libertad, la fiscalía solicita para el acusado siete años de libertad vigilada y la prohibición de aproximarse a las presuntas víctimas durante el mismo periodo de tiempo. Además, se pide que se le condene a participar en programas de educación sexual.

Por otro lado, también se ha conocido que eludirán la prisión los seis implicados en el tiroteo entre dos clanes de etnia gitana registrado el día de los enamorados de 2013 en el barrio de Miguel Hernández de Alicante. No entrarán en prisión tras ser condenados a una pena de un año y nueve meses. Esto fue posible a raíz del acuerdo de conformidad con la fiscalía por el que aceptaron los delitos de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas. Las penas quedarán en suspenso sin que se produzca su entrada en un centro penitenciario con la condición de que no cometan un nuevo delito en el plazo de tres años.

Los hechos ocurrieron en una calle del entonces denominado barrio de José Antonio de Alicante cuando los procesados se dirigieron provistos de armas de fuego cortas, pistolas o revólveres, a uno de los domicilios del clan con el que mantenían un enfrentamiento. En un bar de la zona se habían entrevistado los patriarcas de ambos grupos familiares para intentar solucionar los problemas, sin llegar a ningún acuerdo. Después, los seis acusados comenzaron a disparar con la intención de acabar con la vida de un miembro del clan rival, sin lograr su objetivo.