El entrenador acusado de abusos a niños solo admite que les puso porno
El implicado, que ejercía en las categorías inferiores de fútbol en Novelda, dice ser víctima de dos madres y niega que tocara a los menores
Luis Candela
Martes, 17 de noviembre 2015, 02:03
El acusado de abusar sexualmente de cinco menores, de entre 11 y 17 años, a los que conoció por su faceta de entrenador de fútbol en categorías inferiores de Novelda, aseguró ayer que «nunca en la vida» ha sometido a los chavales a episodios de índole sexual. Miguel Ángel M.N., también conocido como Míchel, declaró ayer en la Audiencia Provincial por los hechos destapados en 2013. A finales de ese año se produjo su detención por agentes de la Guardia Civil.
Según sostiene el Ministerio Público, el reo pasó años como preparador y ojeador, lo que le permitió organizar encuentros en su casa para supuestamente ver partidos de fútbol o jugar a la videoconsola, como él narró ayer. La realidad, a ojos de la acusación pública, es bien distinta, pues apunta a que las reuniones, a la postre, servían para exhibir películas pornográficas y presuntamente someter a los críos, varios de ellos con trastornos de la personalidad, a tocamientos.
Míchel negó todas las acusaciones salvo una y alegó sufrir una «encerrona» de dos madres. El hombre reconoció haber pasado casi cuatro décadas acudiendo a los aledaños de institutos y colegios para observar a los menores «y hacer equipos para formarlos y ofrecer jugadores al Noveldense» o, en ocasiones, al Hércules de Alicante.
De vez en cuando, alguno de esos chicos pasaba a su casa pero «para ver partidos y nada más», según declaró. Sin embargo, Míchel sí que admitió que un día dejó «un cajón abierto» y uno de los menores descubrió una película pornográfica. «Les permití verla, me convencieron y solo esa vez se masturbaron en mi casa», señaló el procesado, que se enfrenta a más de 30 años de prisión.
Sin embargo, las seis víctimas han denunciado varios episodios sexuales que se produjeron en esa casa y durante varios meses, por lo que la fiscal responsable del caso acusa a Míchel por dos delitos de abuso sexual con acceso carnal, cuatro delitos continuados de abuso sexual, dos de ellos a un menor de 13 años, así como un delito continuado de exhibicionismo y cinco de corrupción de menores.
El acusado ve detrás de todas estas acusaciones «dos manos negras», dos madres de víctimas que, sostiene, se han compinchado contra su persona porque en sus 39 años como entrenador «no había tenido problemas, los chiquillos me quieren mucho». Pese a ello, su versión de los hechos choca con las pesquisas practicadas por la Guardia Civil.
Los investigadores hallaron en uno de los sofás de su domicilio, en el barrio de San Roque, y en unas sábanas, restos de ADN de un buen número de chavales, así como abundante material pornográfico, como un CD titulado 'Cachorros 14 años'. «Eso era música», dijo en referencia al disco. Además, los agentes que entrevistaron a los menores informaron al tribunal de la Sección Décima de que los relatos resultaron «verosímiles».
Junto a Míchel, en el banquillo de los acusados se sentaba otro hombre, acusado de participar en los supuestos encuentros sexuales. El reo explicó, a preguntas de su letrado, Alberto Martínez Alcalá, que solo pasaba por casa del principal procesado a llevarle la lotería de la peña de la que participaban. No obstante, su vinculación con los hechos le podría conllevar una pena de un año de prisión.