Suplemento v

Se vende. Razón: el juez Castro

El instructor del caso Nóos anuncia su casa en internet. Situada frente al mar, pide 1,4 millones y la enseña él mismo

ester requena

Domingo, 16 de febrero 2014, 14:23

Casa en primera línea de mar, con espectaculares vistas sobre el puerto de el Molinar». Así anuncia el juez José Castro su vivienda de tres plantas en los principales portales inmobiliarios en internet. Eso sí, camuflado bajo su diminutivo familiar, 'Pepe'. Nada de apellidos, y únicamente una indicación para el que llame al teléfono particular: solo tardes. Ni un detalle más de que el anuncio escondía la 'guarida' en Palma de Mallorca del instructor del caso Nóos, quien hace unos días tomó declaración a la Infanta Cristina. La sorpresa se la encontraban de sopetón los potenciales clientes al ver al dueño del inmueble enseñando sus dominios.

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El anuncio había pasado un poco desapercibido en la red desde que lo colgase a finales de noviembre: solo lo habían visto unas 700 personas sumando las cifras de Idealista.com y Fotocasa. Una nimiedad, por el tiempo que lleva puesto. Claro que los 1,4 millones de euros que cuesta no está, precisamente, al alcance de muchos bolsillos. Solo un metro cuadrado sale por la friolera de 8.000 euros. Lo habitual, sin embargo, en este antiguo barrio de pescadores hoy transformado en un cotizado rincón con vistas.

Cotillear el interior del refugio de Castro, la discreción en persona por más que la prensa se haya convertido en su sombra, sale gratis. De repente, su hogar ha quedado al alcance de un simple clic. Incluidas las dos habitaciones con camas de matrimonio -la principal especialmente ancha- y baños, aparte de un amplio salón y una cocina americana. Las miradas más analíticas ya han hecho toda una tesis doctoral tras husmear en las quince fotos que hay colgadas junto a una descripción exhaustiva de la casa de 174 metros cuadrados en el barrio de Portixol.

Pero el domicilio da pocas pistas sobre su dueño. Ni una toga, ni libros jurídicos del estilo del Aranzadi por ninguna esquina. Ni tampoco montañas de papeles fuera de su sitio. Todo rezuma orden.

Hay muchos cuadros, entre los que se alternan objetos que dan detalles de las aficiones de un juez que roza ya la jubilación, aunque antes ha añadido a su currículum la imputación de Iñaki Urdangarin y su esposa. Nada más abrir los ojos cada mañana, lo primero con lo que se encuentra Castro a sus 66 años es con una máquina para correr, fundamental para seguir en forma. El kendo lo tiene casi olvidado.

En el garaje, con persiana de madera en consonancia con el entorno, ya no hay ni rastro de su moto de gran cilindrada, que vendió porque la consideraba muy peligrosa. La cambió por una scooter, en la que suele llegar al juzgado casi al alba. Aunque sus desplazamientos al trabajo los alterna con una bici y con el BMW deportivo negro, biplaza y un poco viejo -pero muy bien cuidado-, que en el anuncio luce en todo su esplendor con la capota bajada. Por supuesto, no faltan unas buenas televisiones en las que seguir la actualidad y el fútbol, ya que al juez le tira, pero sin fanatismo, el Real Madrid. O en las que escuchar música, en especial al cantautor Joaquín Sabina, que curiosamente tituló uno de sus discos 'Juez y parte'.

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Macetas con geranios

El gran atractivo de la casa, aparte de la ubicación en primera línea del paseo marítimo, pasa por la terraza de 20 metros cuadrados con unas espectaculares vistas al puerto pesquero del Molinar. Decorado con macetas con geranios, aunque no tan profusamente como los patios de su Córdoba natal, se completa con una gran mesa ampliable en la que de vez en cuando reúne a sus tres hijos, dos de ellos procuradores y otro abogado, y sus nietos. Es habitual verle pasear con los pequeños por las inmediaciones de su casa, por todos conocida en el vecindario hasta el punto de que, en una ocasión, sus detractores le sellaron la cerradura con silicona. De su fachada de piedra no cuelga el cartel de 'Se vende'... aún.

Construido en 2005, el chalet cuenta con un 'gemelo' al lado, propiedad de un amigo con el que el juez compró el terreno a medias. Pero ahora tantos metros cuadrados se le habrán quedado grandes y seguramente preferirá buscar otra vivienda más ajustada para disfrutar del retiro que se le presupone una vez dé carpetazo al interminable caso Nóos. Pero para eso parece que todavía queda.

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