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Página de LAS PROVINCIAS del 19 de enero de 1986 que reflejaba el gol de Quini con el Sporting en Mestalla, en un partido que acabó con empate a un gol. LP
El Valencia y Quini, un amor imposible

El Valencia y Quini, un amor imposible

PACO LLORET

Sábado, 3 de marzo 2018, 00:34

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La primera vez que Quini pisó Mestalla enrolado en las filas del Real Sporting fue en un partido de segunda división saldado con victoria del filial valencianista por 1-0. Dos temporadas después, Quini regresó al mismo escenario como jugador de primera división integrado en un equipo que regresaba a la élite después de haber estado doce años ausente. Se repitió la historia: victoria local gracias a un solitario gol marcado por Aníbal. Curiosamente, en la primera vuelta, cuando el Valencia visitó El Molinón, el defensa paraguayo fue también el autor del único tanto que le dio el triunfo a las huestes de Alfredo di Stéfano. En aquella temporada 70-71 los valencianistas terminaron por llevarse el título liguero mientras que el club asturiano compitió con dignidad y aseguró la permanencia. Entre sus filas ya destacaba el joven ariete que en la siguiente campaña destapó el tarro de las esencias realizadoras. A los de Mestalla les marcó un par de goles en el feudo sportinguista en una amarga tarde. El Valencia sufrió una inexplicable humillación al caer derrotado por 4-0.

El nombre de Quini empezaba a sonar con fuerza como un delantero de enorme proyección. Junto al rebelde Megido, y al académico Churruca, integró una delantera que dio mucho que hablar en la primera mitad de los años setenta. Al Valencia, como a la mayoría de equipos, le tocó sufrir su acierto rematador. Por ejemplo en el duelo celebrado en Gijón el día de Nochevieja de 1972 que concluyó con empate a uno. Lico salvó los muebles con un gol a diez minutos del final tras el inevitable tanto de un ariete que empezaba a llamar a las puertas de la selección. De hecho, Quini fue titular en el inolvidable España-Escocia jugado en un abarrotado Mestalla y clasificatorio para la Eurocopa del 76. Contra pronóstico, el Sporting acabó perdiendo la categoría al año siguiente pese a haber incorporado a un extremo zurdo de enorme clase. Enzo Ferrero era canela fina.

Por Gijón andaba Pasieguito que se llevó a Maceda del Acero del Puerto de Sagunto y que dejó los mimbres del gran Sporting que volvió a primera como un cohete tan solo un año después, a continuación se clasificó por vez primera para jugar en torneos europeos y, en el ejercicio 78-79, le disputó la gloria del título al Real Madrid. Al final hubo de conformarse con un meritorio subcampeonato. La camada integrada por Joaquín, Mesa, Cundi y compañía elevó a este club a las cotas más altas de su historia clasificándose para dos finales de la Copa del Rey a principios de los ochenta. La posibilidad de fichar a Quini estuvo encima de la mesa del Valencia en más de una ocasión. Al final no cuajó la operación por varias razones. La apuesta decidida por un emergente Lobo Diarte a la que, posteriormente, se uniría la contratación de Mario Alberto Kempes desbancó la opción del asturiano en el verano de 1976 cuando los del Molinón habían bajado a segunda. Este fichaje también se había barajado con anterioridad pero no cuajó. La hipótesis de formar un tándem Quino-Quini sonaba a guasa pese a que sus estilos eran complementarios: el andaluz jugaba para el equipo mientras que el asturiano se caracterizaba por ser un rematador nato que vivía en el área. Cuando Kempes ganó el primer 'Pichichi', Quini lo logró en la división de plata.

La posibilidad de fichar a Quini estuvo encima de la mesa del Valencia en más de una ocasión

Quini había jugado en el inicio de su carrera en el Ensidesa, club de Avilés, patrocinado por esta empresa siderúrgica estatal que llegó a militar en segunda división. El Valencia estableció un contrato de colaboración con este conjunto al que cedió a dos valores prometedores del Mestalla como eran los delanteros Teca y Sancayetano y a cambio incorporó al centrocampista Barrero en el verano del 74. La entidad valencianista estaba presidida por Francisco Ros Casares, cuya actividad profesional le mantenía en contacto permanente con esta empresa. Pasieguito conocía bien a Quini y recomendó su fichaje pero la operación no se llevó a cabo. En el verano del 80, tras la conquista de la Recopa, el Valencia firmó al uruguayo Fernando Morena mientras que Quini se incorporaba a la disciplina del Barça. Meses después, ambos se midieron en un espectacular partido celebrado en Mestalla y saldado con empate a tres. Morena inauguró el marcador y Quini logró el empate a dos antes del descanso.

A las pocas semanas de aquel encuentro el jugador fue secuestrado en Barcelona. Aquella noticia produjo un fuerte impacto. Su liberación en Zaragoza fue muy celebrada. Antes de recalar de nuevo en el Sporting, el ariete pudo haber enviado al Valencia a segunda en la última jornada de la temporada 82-83, la inolvidable tarde del gol de Tendillo al Madrid, cuando se daban todos los marcadores favorables para el milagro. En el último minuto del partido Osasuna-Barcelona, con victoria navarra por 1-0, el remate de Quini lo repelió la base del poste. Si hubiera entrado, el Valencia habría perdido la categoría. Quini regresó a Mestalla por última vez en la campaña 85-86 y marcó el gol del empate para los suyos tras sustituir a un compañero. Pocos minutos antes se había retirado un tal Marcelino, actual entrenador del Valencia, reemplazado por Zurdi, futuro fichaje dos años después y actual fisioterapeuta valencianista.

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