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Valencia CF | El fútbol básico pero trabajado de Marcelino
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Valencia CF | El fútbol básico pero trabajado de Marcelino

El Valencia mantiene una extrema cautela sobre la negociación con el agente del entrenador, cuyo estilo nada tiene que ver con el que pretende Setién

Juan Carlos Valldecabres

Martes, 9 de mayo 2017, 00:11

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Evita el Valencia CF darle a Marcelino García Toral (Villaviciosa, 14-8-1965) el rango de candidato definitivo al banquillo de Mestalla. Después del vaivén que ha dejado en fuera de juego a Quique Setién, no son pocos incluso dentro del propio vestuario que desconfían de que la apuesta de Marcelino sea tan rotunda como única. Es más, en el club hablan de negociaciones nada fáciles, sin concretar si se deben a condiciones generales o a exigencias que ya les puede haber puesto sobre la mesa Eugenio Botas, agente del mencionado Marcelino.

Cuando Voro verbalizó el domingo que lo que le hacía falta al Valencia era un cambio profundo, puntualizando además la necesidad de contratar un entrenador con experiencia y un estilo de juego definido, estaba alineándose de alguna forma -hasta en eso no falla el de l'Alcudia- en la dinámica que pretende implantar la dirección del club. A sus 51 años, Marcelino cumplirá la próxima temporada su vigésimo aniversario como entrenador desde que ascendiera a Segunda B con el Lealtad (1997-98). De todos los técnicos que se han situado en la supuesta lista de Alesanco, Marcelino es el más veterano y el que, en la teoría, ofrece a sus equipos una fisionomía de juego más compacta.

Lo chocante es que la apuesta de Setién llevaba cosida una concepción de toque y un juego muy elaborado del equipo; mientras que con Marcelino los principios parecen un tanto alejados del todavía entrenador de Las Palmas, quizás más básicos pero no por ello menos trabajados. Si eso viene mejor a lo que demanda la grada de Mestalla es algo que el tiempo lo tendría que decir, pero es evidente que al técnico asturiano ha proclamado en algunas ocasiones cuáles son sus firmes principios. «En defensa doy mucha importancia a la colaboración de todos los jugadores en el momento de la recuperación del balón. Y, dependiendo de la plantilla que tenemos y de dónde somos más eficaces, establecemos zonas y líneas de presión donde la queremos desarrollar», opinaba en una entrevista orientada precisamente a sus colegas de profesión.

Que el Valencia ha hecho trizas aquel firme precepto de que los éxitos nacen desde la defensa queda sobradamente demostrado con esos 62 goles en contra que lleva en los 36 partidos disputados. La cifra es alarmante, más aún pensando en los más de 50 millones de euros invertidos en dos años en fichar a tres de los cuatro centrales que hay en la plantilla. Es fácil adivinar que le espera un centrifugado importante a esta plantilla.

¿Y cómo quiere Marcelino que ataquen sus equipos? Pues desde luego empleando mucho menos tiempo que el que en teoría necesitaría un grupo entrenado por Setién. Vamos, poco tiene que ver uno con otro. «Debemos combinar para generar espacios en zonas más adelantadas de donde se encuentra el balón, y una vez generado ese espacio de progresión, entonces atacar al rival olvidándonos de posesiones largas. Nuestra idea de juego combinativo es crear situaciones de superioridad o espacios libres para progresar y finalizar», reflexiona Marcelino. Sin contemplaciones. Muy lejos por lo tanto de ese toque constante de Setién que ha llevado de hecho a la UD Las Palmas a ser el segundo equipo que más pases ha dado en el campeonato, por detrás del Barça y por delante del Real Madrid. El Valencia ocupa la undécima posición de este ranking.

«La idea es partir de juego combinativo. Pero si tenemos presión alta en contra y nos obliga a jugar con nuestro portero, jugamos en largo para no complicarnos». Quiere Marcelino equipos bien ensamblados -aspiración lógica en cualquier entrenador- y con fundamentos de vestuario: «El jugador siempre está observando e intentando ver en qué fallas. Ellos tienen que percibir que yo no les fallo. No me puedo contradecir, debo ser muy sincero y directo en el trato -Prandelli erró con el 'fuori'-. Intentamos ser equitativos, aunque no todas las veces lo consigamos. Procuro ser bastante autocrítico y analítico. Siempre tengo presente que me puedo equivocar. Tengo carácter y un pronto fuerte, pero he mejorado en autocontrol».

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