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Kondogbia lamenta una ocasión fallada ante el Villarreal

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Kondogbia lamenta una ocasión fallada ante el Villarreal AFP
Fútbol | Valencia CF

Asedio sin premio en Mestalla

El Valencia fue mejor pero chocó contra la eficacia del Villarreal y el árbitro

Héctor Esteban

Valencia

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Sábado, 23 de diciembre 2017

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El Valencia no mereció perder ayer ante el Villarreal. Es la lectura simple del partido. A partir de ahí se abre una paleta de matices para analizar la situación real de este equipo, en lo puntual y en la globalidad. El parón navideño debería venir bien para ajustar y tomar decisiones. La primera reflexión es centrar el objetivo. No es otro que la Liga de Campeones. Abrir debates para saltarse los pasos lógicos no hará otra cosa que distraer al equipo. Hace un mes se balbuceaba la posibilidad de ganar la Liga. Hoy, la realidad ha serenado la euforia.

El partido de ayer fue el síntoma de que al Valencia le han tomado la matrícula. Los rivales ya saben dónde está el flanco débil. Y por ahí, por la banda derecha, trabajan para sacar provecho. El Villarreal ganó con un gol de Bacca. El colombiano, cuando recibió el balón, ya estaba tres metros por delante de la espalda de Montoya. Sólo tuvo que encarar a Neto y colocarla. La derecha es la banda por donde cojea el Valencia. El Barcelona empató por allí. Pione Sisto tuvo una noche plácida con el Celta y ayer, otra vez, el Valencia pagó los errores de los terrenos de Montoya. Marcelino, tan insistente en los movimientos defensivos, hace tiempo que sabe que los agujeros están en ese lado y espera remiendos. El Valencia reconoce que en la lista hay nombres de laterales derechos y que está a la espera de mover ficha. Eso no significa que vaya a venir alguien.

Valencia

Neto, Montoya, Gabriel, Garay, Lato (Santi Mina, m.69); Kondogbia, Parejo, Andreas, Guedes; Rodrigo y Zaza.

0

-

1

Villarreal

Asenjo, Mario, Víctor Ruiz, Álvaro, Rukavina; Rodrigo, Trigueros, Castillejo (Soriano, m.67), Fornals; Bacca (Raba, m.55) y Bakambu (Cheryshev, m.80).

  • Goles 0-1, m.24: Bacca.

  • Árbitro Trujillo Suárez (C. Tinerfeño). Amonestó por el Valencia a Kondogbia, Gabriel, Montoya, Neto y Parejo y por el Villarreal a Fornals, Trigueros, Rukavina y Álvaro. Expulsó al valencianista Zaza por doble amonestación en el minuto 60 y a Manu Trigueros, en el minuto 83, también por doble amonestación.

  • Incidencias Partido correspondiente a la jornada 17 de LaLiga disputado en el Camp de Mestalla ante 39.181 espectadores.

Montoya no está bien y Nacho Vidal tiene la cruz del entrenador desde la locura de los últimos minutos en el Villamarín. También es cierto que el sacrificio de Andreas Pereira está muy alejado del de Carlos Soler. El jugador del United no tiene el compromiso del canterano en las tareas defensivas y ahí el Valencia sufre. Lo pasa tan mal que da demasiadas facilidades al rival.

El gol de Bacca puso en ventaja a un Villarreal poco vistoso pero muy efectivo en esa labor sorda del centro del campo. Los rivales hace tiempo que saben jugarle al Valencia. Entregar el balón y ahogar después la creación de Parejo. Ayer, Javi Calleja puso en marcha una operación de manual. Con tres nombres propios: Rodrigo, Trigueros y Fornals. El primero, que bajaba a recibir entre los dos centrales, es un jugadorazo que vale los 20 millones que ha pagado el Atlético de Madrid. Ayer realizó un partido excelente. En el corte y en la anulación de la creación del Valencia. Los de Marcelino llegaban pero sin la claridad necesaria para ponerse en ventaja. Trigueros aportó hasta su expulsión el cerebro, el equilibrio necesario en la medular para que Fornals diera continuidad a las contras. El Villarreal no quería llegar mucho al área de Neto pero buscaba la máxima efectividad. Y Bacca, en una posición ajustadísima y legal, vio una autopista de seis carriles detrás de Montoya para marcar el gol que valdría los tres puntos.

Con el marcador a favor, el Villarreal jugó su partido. El Valencia, por su parte, se enfrentó a una situación nueva. Nunca había ido por detrás en el marcador en Mestalla. La unión entre la grada y el equipo este año es incuestionable. El público llevó en volandas a los suyos pero faltó el gol. Hasta 14 saques de esquina lanzaron los locales.

El Valencia además se encontró con la calamitosa actuación del tinerfeño Trujillo Suárez. Al colegiado el partido se le fue de las manos demasiado pronto. Cuando casi no había problemas. La que se hace llamar la mejor liga del mundo nunca lo será si el nivel de los que tienen que impartir el orden es tan bajo. El árbitro se tragó unas manos de Trigueros en el área que vio todo el estadio. Fue casi un palmeo de partido de baloncesto. Gabriel Paulista, que fue partícipe en ese salto polémico, no se lo podía creer. Antes ya se tragó un más que probable penalti a Kondogbia. La actuación arbitral fue lamentable. Para pasar una temporada en el congelador. Trujillo Suárez suplió su incapacidad con el tarjetero en la mano. Las amarillas se rifaron durante todo el partido. La grada coreó el socorrido «burro, burro» con argumentos de peso.

En la segunda parte, el guión fue el mismo. Zafarrancho de combate del Valencia y el centro del campo del Villarreal achicando con solvencia. Cualquier cosa que se diga de Rodrigo, en este caso el que ayer vestía de amarillo, es poco. Neto fue casi un espectador y el Valencia, alentado por la grada, empezó a llegar con más claridad. Zaza la tuvo. Buscó el desmarque y pico el balón ante la salida de Sergio Asenjo. Una mano maravillosa del portero evitó un empate que ya saboreaba la afición. Minutos después, Gabriel Paulista cabeceó la gran oportunidad del partido. Remató limpio y el larguero escupió el balón. Ahí estuvo el empate. Ese balón estaba tan maldito que Zaza, cegado por la amarilla que había visto hacía escasos segundos, se llevó por delante a Bakambu con una violencia tan brutal como involuntaria. El italiano es así. Visceral sin maldad. En dos minutos cerró el año con una roja. El Valencia, con uno menos, se enfrentó a un imposible que estuvo a punto de darle la vuelta. Jugó mejor que el Villarreal que, con la expulsión de Trigueros, incomprensiblemente volvió a recuperar el mando. El fútbol es así. Los locales agotaron la batería. Guedes terminó fundido, al igual que Garay. Paulista cojo y Pereira desaparecido. Pese a los síntomas de debilidad, Marcelino no movió el banquillo. Sólo una sustitución en un partido como el de ayer traslada que o no hay confianza en el fondo de armario o faltan perfiles en el vestuario. El Valencia necesita fichar en invierno. Neto subió al ataque y la tuvo en la última jugada del partido. Hubiera sido el epílogo ideal. La derrota es una oportunidad perdida para fijar con fuerza la posición en la Liga de Campeones. El Sevilla hubiera quedado muy lejos y el Villarreal a un mundo. La Navidad es tiempo para reflexionar

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