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Ronald Koeman posa con el trofeo de la Copa del 2008 durante la celebración en Madrid. d. Torres
La maldición de Koeman continúa

La maldición de Koeman continúa

El técnico rebajó la condena a un lustro en una entrevista en 2011 y fue despedido con un «¡Vete ya!» tras ganar la Copa en el Calderón El holandés pronosticó en 2008 que el Valencia estaría una década sin ganar títulos

JUAN CARLOS VILLENA

Viernes, 9 de febrero 2018, 00:49

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valencia. El Valencia se quedó a la orilla de una nueva final, como ocurrió en 2014 contra el Sevilla... y Ronald Koeman seguirá 'acariciando el gato' al menos un año más. El holandés, tras ser despedido en 2008 unos días después de conquistar el último título de la entidad de Mestalla, lanzó una particular maldición, la de la sequía de los títulos, que lamentablemente sigue viva.

«Vamos a sonreír, que parece que no estamos contentos por haber ganado un título». Así de ácido se mostró Ronald Koeman pasadas las dos de las madrugada del jueves 17 de abril de 2008, en el inicio de la cena en el Hotel Hesperia de Madrid con la que el Valencia celebró la Copa del Rey conquistada unas horas antes frente al Getafe. La cara del presidente, Agustín Morera, o del vicepresidente deportivo, Rafael Salom, era un poema ante el dardo envenenado del holandés. Con la copa de cava en la mano, y sonrisa impostada de anuncio, se simbolizó en ese instante la guerra fría que llevó al entrenador a perder su puesto de trabajo tras caer con estrépito en San Mamés tres días después (5-1) y colocar al conjunto valencianista a dos puntos del descenso. Fue su particular epitafio.

Tan extraña fue aquella celebración que a Koeman, a pie del autobús que llevó al Valencia a esa cena desde el Calderón, lo único que se le preguntaba era por la certeza de que iba a ser despedido en los próximos días. Tan sólo faltaba poner la fecha a su esquela. «Es algo que me molesta porque hay personas en el club que me tendrían que decir si sigo o no. No huele muy bien», espetó el de Zaandam con un zapato en la escalerilla. Pocos minutos después estaba brindando con esos directivos y poniéndoles en un brete delante de los fotógrafos y de los periodistas que tomaron nota de los ataques a sus jefes.

El entrenador era consciente tras ganar al Getafe de que su destitución estaba clara

A medida que fue avanzando la noche -la Copa no se celebró de forma oficial en Valencia pero sí que se tomó cumplida cuenta de la tradición en una noche madrileña que se tiñó de lluvia- Koeman se fue soltando. A su mente llegó la famosa maldición de Bela Guttmann, el entrenador del Benfica que acuñó en 1962, tras terminar una relación que llevó a las vitrinas del club las dos Copas de Europa con Eusebio como estrella de 1961 y 1962, la mítica frase de que los águilas «nunca ganarán sin mí una copa europea». Una maldición que sigue vigente en nuestros días, puesto que el conjunto lisboeta ha perdido desde entonces cinco finales de la Copa de Europa (1963, 1965, 1968, 1988 y 1990), una de la UEFA (1983) y otra de Europa League, ante el Sevilla (2013).

Lo curioso de la historia de la maldición de Ronald Koeman con el Valencia -llegó a bromear aquella noche en Madrid con que el Valencia estaría una década sin ganar ningún título (predicción que caduca en abril de 2018)- es que la única vez que se atrevió a decir algo relacionado con ella en público llegó a bajar la condena a un lustro. En 2011, en una entrevista en la Cope en la previa de la semifinal de Champions entre el FC Barcelona y el Real Madrid, mandó su dardo envenenado hacia Mestalla: «La Copa que ganó el Valencia conmigo será el único título que ganen en los próximos cinco años». Esa última bravata se llevó por delante la siguiente opción que tuvo el conjunto valencianista de llegar a una final, cuando un gol de M'Bia en el descuento heló la sangre de todo el estadio de la Avenida de Suecia en las semifinales de la Europa League de 2014.

La inquina contra Koeman por un amplio sector de la afición del Valencia, no hay que olvidar que a aquella final de la Copa del Rey ante el Getafe el equipo de Mestalla llegaba luchando por no bajar a Segunda en pleno mes de abril, comenzó el 19 de diciembre de 2007, cuando el holandés apartó del equipo a Cañizares, Albelda y Angulo antes de viajar a Irún y disputar la ida de los dieciseisavos de final del torneo copero, que terminó con 1-2 favorable al Valencia con dos goles de Zigic. Sobre el césped del Stadium Gal, el que fuera su segundo en el banquillo, Bakero, advirtió a los periodistas de que el asunto se podría llevar desde entonces «a las buenas o las malas». Fue lo segundo, con juicio de por medio tras denuncia de Albelda, y ese divorció con la grada terminó con el atronador «¡Koeman, vete ya!», con el que los miles de valencianistas presentes en el Calderón despidieron al entrenador. «Los entrenadores tenemos un trabajo jodido», confesó en la sala de prensa tras el título. Fue la del triste vencedor. El técnico, flamante seleccionador holandés desde hace unos días, fue tan ajeno a aquella celebración que incluso en Manises tuvo que ser orientado por un miembro de seguridad del aeropuerto para llegar al autobús.

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