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Valencia - Eibar. Agencias

Festejo interruptus en Mestalla

El Valencia mirará hoy al Villamarín para saber si es un equipo de Champions

Héctor Esteban

Valencia

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Domingo, 29 de abril 2018

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Al Valencia se le ha hecho bola el final de la temporada. Y la fiesta de Champions prevista en Mestalla quedó ayer aplazada tras la decepción de empatar ante el Eibar. Esta noche, si el Real Betis no gana al Málaga en el Villamarín, los valencianistas estarán la temporada que viene en la máxima competición europea. Pero si la lógica se impone y los de Setién vencen, habrá una enésima oportunidad el sábado en La Cerámica ante el Villarreal. El destino es caprichoso. Si hace dos años los amarillos, con Marcelino en el banquillo, festejaron en el estadio valencianista su presencia en la previa de la Liga de Campeones -luego cayeron ante el Mónaco-, ahora es el Valencia el que puede devolver la celebración como visitante. Si no se logra tampoco el objetivo en tierras castellonenses, habrá dos nuevas oportunidades.

La inercia va a llevar al club de Mestalla a la Champions. El colchón de puntos es tan mullido que sólo una ciclogénesis deportiva llevaría al Valencia fuera del objetivo. Pero la realidad es que sólo ha sacado dos de los últimos doce puntos, un botín muy escaso para un equipo que es cuarto clasificado. Además, en ese camino Marcelino se ha atragantado con dos de los equipos que le han sabido tomar la medida al Valencia en esta Liga. El Getafe y el Eibar han sido dos imposibles.

Valencia CF

Neto, Montoya, Vezo, Paulista, Gayà, Carlos Soler (Ferran Torres, m, m.81), Parejo, Kondogbia, Guedes, Santi Mina (Zaza, m.64) y Rodrigo

0

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SD Eibar

Yoel, Rubén Peña, Paulo Oliveira, David Lombán, Cote, Pape Diop (Escalante, m.72), Dani García (Jordán, m.49), Pedro León, Orellana, Inui (Alejo, m.84) y Kike García

  • ÁRBITRO: Jaime Latre (Comité Aragonés). Amonestó por el Valencia a a Kondogbia y Parejo, y por el Eibar a Cote, Jordán y Kike García

  • INCIDENCIAS: partido jugado en Mestalla ante 40.328 espectadores. Acudió el máximo accionista del club valenciano, el empresario de Singapur Peter Lim

Los gurús anunciaron durante la semana que el Eibar vendría a Mestalla a no jugarse nada, por lo que la victoria valencianista era coser y cantar. Mendilibar es devoto de las reglas del fútbol añejo, donde hay honor y dignidad. Pagar dos millones para que Orellana pudiera jugar fue un aviso a navegantes. Hasta Peter Lim, presente en el palco, se presentó en Valencia para festejar la entrada en Champions y balancearse en un presunto olor de multitudes que cada vez ignora más al dueño. Lim lo único que consigue con su presencia es que se consolide su perfil de gafe.

El Valencia pudo ganar ayer por varios motivos. Las mejores oportunidades fueron del bando local. Rodrigo no paró de intentarlo, bien secundado por Guedes y Soler mientras quedó combustible. El problema fue que muchas veces se empotraron contra la falta de puntería y la inspiración de Yoel. Incluso hubo un gol de Champions de Zaza, que el árbitro anuló de manera errónea por un fuera de juego inexistente. El italiano estaba unos centímetros más atrás que el último defensor armero. Un fallo del colegiado privó a la grada del merecido festejo.

Las ocasiones más claras fueron del Valencia pero es cierto que la precipitación y la ansiedad fueron malas compañeras. Las prisas marcaron el ritmo de un Valencia que quiso llegar al gol sin los pasos necesarios. El partido tuvo momentos anárquicos, donde el zafarrancho de combate estuvo desorganizado. De esa manera, sólo una jugada aislada con envoltorio de genialidad podía salvar el partido. El que más lo intentó fue Rodrigo.

La primera gran oportunidad del partido fue para el Eibar. En las botas de Pedro León, un lujo de futbolistas para aquellos equipos que cada año parten con la salvación como objetivo principal. El murciano -hermano del ciclista Luis Léon Sánchez- soltó un zapatazo de falta directa que Neto sacó de la misma línea de gol con la parada de la tarde. El brasileño se jugó el físico para evitar el tanto armero y para despejar los nervios de una grada que, desde el primer minuto, vio como la fiesta tenía pinta de no ser completa.

El Eibar lució en el centro del campo con un Pape Diop que repartió estopa por encima de lo que permite el reglamento. El senegalés contó con la bula arbitral y con el complemento de Dani García, que presta sus últimos servicios en el Eibar para poner rumbo a San Mamés. El 'japo' Inui estuvo notable y Orellana compareció con una dosis extra de motivación por si tenía la oportunidad de ajustar cuentas con Marcelino. Mendilibar se presentó con honor en Mestalla para aguar la fiesta y callar la boca a aquellos que apuntaron que los vascos disfrutarían del puente del 1 de mayo. Antes de la oportunidad de Pedro León, lo más destacable del Valencia fue un tiro cruzado de Rodrigo tras un error del exvalencianista Lombán en el control del balón.

En la segunda mitad, el Valencia empujó para encerrar al Eibar en su área y gozar de las mejores ocasiones para resolver el partido. Carlos Soler empezó a aparecer por la derecha, a asumir una parte importante del ataque del Valencia y a asociarse con sus compañeros para tratar de poner en ventaja a su equipo. En una de esas arrancadas, justo antes de que el árbitro anulara el gol de Zaza, hubo un posible penalti al canterano. Uno de esos contactos que, se piten o no, siempre tienen un argumento para la polémica. Rodrigo tuvo un par de buenísimas oportunidades en la recta final. En una de ellas Yoel se puso al excelente nivel que mostró Neto en la primera mitad.

En los minutos finales el Eibar buscó el contragolpe, especialmente por la banda diestra, donde Orellana puso algún balón de mucho nivel al área. En uno de esos Kike García se sacó un remate de tacón que chocó contra un defensa del Valencia. Si hubiera pasado quizá se hablaría ahora de un jarro de agua helada. El partido languideció sin más cambios en el Valencia. Marcelino reservó una de sus balas de la canana por algún motivo. La realidad es que el empate de ayer provocará que el valencianismo esté pendiente esta noche del partido en el Benito Villamarín. Si el Betis gana, habrá peregrinación a Villarreal para tratar de festejar y si en esa tampoco, habrá un par de oportunidades más.

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