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Los jugadores dan la vuelta al estadio en agradecimiento a la afición.

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Los jugadores dan la vuelta al estadio en agradecimiento a la afición. AFP/J.J.
Fútbol | Valencia CF

Que la fiesta siga en el centenario

El Valencia celebra con un triunfo el pase a la Champions, una clasificación necesaria para el club en los próximos años

Toni Calero

Valencia

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Domingo, 20 de mayo 2018

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El batacazo obligó a la reacción. Hace catorce meses aterrizaba en el Valencia CF Mateo Alemany y hace justo un año escogía a Marcelino García Toral como el encargado de encauzar un proyecto en riesgo por el cúmulo de errores. Se impuso en los despachos el sentido común y, sobre el césped, un técnico de bagaje con ganas de competir y la ambición, muy necesaria entonces, de sanear y mejorar el vestuario. Fue así, descolgando el teléfono para convencer a Kondogbia o Paulista entre otros de que se subieran al carro, como empezaría el Valencia a renacer. Los veteranos se quedaron prendados de los métodos de Marcelino, los fichajes se sintieron parte del viaje desde el primer momento y los jóvenes contaban. Todo fluía. Mestalla recuperó el color. El Valencia disfrutó de rachas soberbias que le permitieron sobrevivir a los altibajos, que los ha habido, y el camino a la Champions se acortó hasta alcanzar el objetivo con toda la parsimonia del mundo.

Valencia CF

Jaume Doménech, Nacho Vidal, Garay, Murillo, Gayà, Carlos Soler, Parejo (Kondogba, m.62), Maksimovic, Guedes, Rodrigo (Vietto, m.66)y Zaza (Santi Mina, m.64)

2

-

1

RC Deportivo

Koval (Tyton, m.83), Juanfran, Mujaid, Fernando Navarro, Luisinho, Krohn-Delhi, Mosquera, Gerard (Adrián, m.61), Çolak, Bakkali (Lucas Pérez, m.59) y Borja Valle

  • GOLES: 1-0, m.28: Zaza. 2-0, m.77: Guedes. 2-1, m.80: Lucas Pérez

  • ÁRBITRO: Medié Jiménez (colegio catalán). Sin amonestaciones

  • INCIDENCIAS: partido disputado final de la Liga 2017-2018 disputado en Mestalla ante 35.376 espectadores. El Valencia jugó con camiseta azul oscuro, segunda equipación de la próxima temporada, y el Deportivo de blanco

A partir de aquí, la Liga de Campeones pasa a ser un torneo necesario. Primero disfrutarlo, pelear contra los mejores de Europa. Luego, instalarse como uno de los habituales dentro de la competición. Recortar la diferencia respecto al Atlético de Madrid, por ejemplo, el espejo al que siempre hace referencia Marcelino cuando habla del crecimiento del Valencia en los próximos años. La estabilidad financiera pasa por repetir entre los cuatro mejores de la Liga, ese mensaje tan certero y definitivo repetido hasta la saciedad por los actuales arquitectos del club blanquinegro. La traducción: que la fiesta vivida ayer en Mestalla no sea flor de un día. Que un año tan especial como el del Centenario esté regado por el éxito y, por qué no, llegue acompañado de algún título, sensación desconocida desde la Copa de 2008.

Lo pidió Marcelino y sí, el reconocimiento mutuo entre el equipo y la grada fue completo de principio a fin.

Fueron sintomáticos los tremendos aplausos a Rodrigo, Parejo, Zaza, Guedes o el propio Marcelino.

El Valencia despidió la Liga ganando al Dépor para alcanzar los 73 puntos: cuarta mejor campaña de la historia del club.

Dominó el Valencia y pudo ampliar su ventaja pero el Deportivo estuvo cerca de dar el susto en la recta final

Marcelino fue quien más énfasis puso en que ayer los futbolistas ganaran el intrascendente partido contra el Deportivo y luego se dieran un buen baño de masas con la afición. Al técnico le salió una tarde perfecta. 73 puntos iluminan la temporada del Valencia, que se ha quedado a tres del Real Madrid y a seis de la segunda plaza. Un mérito tremendo. Por eso Marcelino, que ha sufrido situaciones personales difíciles este año, acabó emocionado sobre el césped de Mestalla. Llorando mientras sus jugadores cantaban y bailaban al ritmo dictado por la Curva Nord. A Marcelino lo lanzaron al aire los futbolistas y ese fue el insuperable cierre a la temporada. «Esto era impensable cuando arrancó la Liga», recuerda siempre el asturiano. Y no le falta razón porque basta echar un vistazo a las dos últimas Ligas, de 44 y 46 puntos, para entender el formidable salto del Valencia en apenas unos meses.

Amarrada la cuarta plaza desde antes del derbi con el Villarreal, entrar ayer en Mestalla a la hora del aperitivo se convirtió en una suerte de buscar, saborear y descifrar detalles. El partido contra el Deportivo estaba marcado en rojo para casi todos, pero especialmente para aquellos convencidos de que dirán adiós este verano o, al menos, no las tienen todas consigo de seguir vistiendo de blanquinegros. Por si acaso, la grada repartió recompensas a diestro y siniestro. A Serreta, por esos cuarenta años de labor anónima en el vestuario. A Simone Zaza, un futbolista de raza, especial: uno le ve jugar y entiende que el escudo no sólo lo lleva cosido en la camiseta, también lo siente en el corazón. En las tripas. A Dani Parejo, por voltear una situación que parecía imposible y liderar, con ese fútbol pausado, peculiar y efectivo, el primer proyecto de Marcelino en el Valencia. El entrenador conquistó al futbolista y viceversa. A Rodrigo Moreno, por fin suelto y ganador en una ciudad y un club que se le resistieron durante tres años. Y a Geoffrey Kondogbia, el pulmón y las piernas de esta plantilla; el centrocampista capaz de convertir 25 millones de euros en pura calderilla.

Escogió Marcelino los momentos para que la mayoría de jugadores obtuvieran algún premio en el último día. Algunos de los menos habituales, como Nacho Vidal, Maksimovic y Jaume partieron como titulares. El lateral y el centrocampista tienen muchas papeletas de lucir otra camiseta el próximo curso; el portero se ha hecho indispensable de puertas hacia dentro y ayer, además, sostuvo al equipo con varios paradones cuando apretó el frágil Deportivo. El ambiente relajado se notó hasta en los aplausos que reclutó Bakkali, el agitador inicial del conjunto gallego en el partido, cuando el extremo se fue lesionado tras una contundente entrada de Nacho Vidal.

Mestalla estaba a sus cosas sin entrar de lleno en el duelo de la jornada 38. Zaza reclamó el protagonismo para el fútbol cuando aprovechó el error de Navarro para marcar el 1-0. Lo intentaría Rodrigo, ayer activo y sin suerte, pero el partidazo de Gayà no bastaba para que los delanteros dieran con la red.

Seedorf quiso morir matando y trasladaba su exigencia a los jugadores del Dépor a la mínima ocasión, pero no había forma. Con poco apretaba el Valencia y fruto de ello mandó dos balones al larguero, uno de Maksimovic y otro de Zaza. Esas ocasiones precedieron al aluvión de cambios de Marcelino y la 'delicatessen' de Vietto, en forma de taconazo, para que Guedes ejecutara a Koval. El segundo gol y un rival alicaído parecían suficientes argumentos para dar por sentenciado el choque, pero Lucas Pérez comprimió el marcador y los gallegos se mantuvieron vivos hasta el final. No llegó el empate y con el pitido de Medié Jiménez se concretaba el triunfo blanquinegro; epílogo a una temporada vital para enderezar el rumbo y la que abre, el valencianismo espera, una nueva era.

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