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FC Barcelona-Valencia CF.

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FC Barcelona-Valencia CF. AFP

El Valencia sobrevive al asedio culé

Mestalla se alista a la guerra contra Messi para pasar a la final de Copa

Héctor Esteban

Valencia

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Jueves, 1 de febrero 2018

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El FC Barcelona recibe al Valencia CF en el partido de ida de semifinales de Copa del Rey, a las 21:30 horas en el Camp Nou.

"Encaramos el duelo con toda la ambición buscando un buen resultado para Mestalla", defiende Marcelino García Toral. Sin Guedes, Garay, Kondogbia, ni Murillo se enfrenta el conjunto blanquinegro a los de Ernesto Valverde pero con la ilusión de estar en semis y ver tan cerca la final. La misma ilusión que mueve a la afición, deseosa de ver triunfar a un equipo que ha pasado por muy malos momentos y ahora disfruta de lo más alto. Ejemplo de las ganas por ganarlo todo es la acelerada recuperación de Gabriel Paulista y de Carlos Soler, ambos estarán en el césped hoy.

Once del Valencia: Jaume, Montoya, Paulista, Vezo, Gayà, Soler, Parejo, Coquelin, Pereira, Rodrigo y Vietto.

Once del Barça: Cillessen, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba, Aleix Vidal, Rakitic, Busquets, Iniesta, Suárez y Messi.

Sigue en directo el partido en lasprovincias.es.

LA PREVIA

Una apuesta no es una apuesta si desistes a medio camino. El Valencia hizo la suya cuando se preveía un mes de enero hasta arriba de partidos importantes. Marcelino quiere la Copa. Los jugadores también. Y, con más o menos dificultades, ha ido el conjunto blanquinegro superando rondas hasta alcanzar una semifinal que se prevé durísima. «Nos tocó el peor equipo posible en el sorteo, el que más en forma está en Europa», se limitó a decir el técnico sobre el Barcelona, imparable desde septiembre, capaz de llegar a febrero con una sola derrota a pesar de jugar tres competiciones y cobijo de un jugador dominante y en plenitud: Leo Messi.

El panorama no es halagüeño y menos si con el paso de los partidos importantes vas perdiendo piezas por el camino. Y qué piezas. La de Jeison Murillo estaba prevista, pero el Valencia tampoco podrá contar hoy con Guedes, Garay ni Kondogbia, todos ellos vitales desde que arrancó la temporada. «No vamos a poder afrontar este partido con el equipo como quisiéramos, tenemos bajas muy importantes», reconocía Marcelino, quien achaca a la sucesión de esfuerzos las ausencias para esta ida de la semifinal copera.

El gesto del asturiano mientras repasaba los nombres de quienes se quedaban en Valencia por una cuestión física era delicado. El discurso, sin embargo, fue por otro camino. Pese a las bajas, dispone de argumentos Marcelino para no dar por muerto a su equipo antes de los 180 minutos que darán el nombre de un finalista. «Vamos con el máximo ánimo e ilusión de llegar a la final. Hay un partido tremendamente importante y exigente y lo encaramos con toda ambición por sacar un buen resultado para la vuelta», recordó Marcelino. Los abonados, por cierto, seguían haciendo cola ayer a las puertas de Mestalla para conseguir la entrada para recibir al Barça en la vuelta y mañana se inicia el plazo del público que quiera estar para el desenlace de la semifinal en casa del Valencia.

«La castigada zona de la defensa», calificaba Marcelino, ha 'obligado' a Gabriel Paulista a acelerar su recuperación para llegar al duelo del Camp Nou. Según lo ensayado en Paterna, el brasileño formará en la línea de cuatro junto a Montoya, Vezo y Lato. Las pruebas dejaron constancia de que el entrenador medita volver a apostar por el doble lateral, con Gayà de interior, mientras que Parejo y Coquelin harán pareja en el centro del campo. Por la derecha irrumpe un Carlos Soler que según Marcelino «está curado», pese a que sería aconsejable un regreso más escalonado. Las bajas, esta vez, no lo permite. En ataque hay varias opciones y en principio la que más gusta al técnico es la dupla Zaza-Rodrigo.

En el Barça, Valverde podrá alinear a su once de gala con la única duda del hombre que completará el tridente de ataque, si Paulinho o Coutinho. Son baja André Gomes, Vermaelen y Dembelé; Busquets entró en la convocatoria pese a que el lunes fue baja en el entrenamiento por una gastroenteritis. Contra un conjunto lanzado se juega el Valencia la final de Copa del Rey, pero una apuesta es una apuesta.

El Valencia salió vivo del Camp Nou. Marcelino planteó una estrategia ultradefensiva con fogonazos a la contra por si caía del cielo algún gol. El plan no fue perfecto pero al menos sirvió para perder por la mínima y dejar la vuelta abierta en el infierno de Mestalla. Desde hoy mismo la final en el Metropolitano pasa por el calor de la grada y, sin duda, por la necesidad de que el Valencia proponga algo más en tareas ofensivas. Hay que ir a la guerra, cuerpo a cuerpo, de frente. El jueves que viene el Barcelona no puede salir vivo de Mestalla.

El guión del partido transcurrió según lo previsto durante los primeros capítulos. Dominio aplastante del Barcelona, Messi a sus anchas porque no hay nada en el Camp Nou que no pase sin el consentimiento del divino y el Valencia resguardado atrás y achicando el peligro a manta. Las dos líneas de cuatro de Marcelino eran siamesas, unidas por la obligación de defender. Todos hacinados en unos cuantos metros cuadrados. Los que iban desde la línea de gol de Jaume hasta el semicírculo del área. El verde del Camp Nou es una pradera pero el Valencia se empeñó en vivir en ese claustrofóbico loft. A Barcelona se vino a sufrir. Aquí, donde juega y manda el mejor futbolista del mundo no se puede venir de otra manera. Salir con vida para la vuelta era el reto y el bonus marcar un gol a la contra para subir los porcentajes de las casas de apuestas.

Marcelino apostó de inicio por Vietto y Rodrigo arriba. Movilidad y velocidad para pescar los restos, lo que fuera, una limosna. Un fallo, un balón suelto, un algo. En el banquillo se quedó Zaza, el delantero hasta ayer de la Copa. El entrenador valencianista dijo que estaba enfermo. Pero son ya continuas sus suplencias tras la llegada de Vietto y la racha goleadora de Mina. Debe de ser paciente, algo extraño en un corazón impulsivo y una cabeza temperamental.

FC Barcelona

Cillessen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba; Rakitic (Paulinho, min.67), Busquets, Iniesta (Alcácer, min.75; Aleix Vidal (Coutinho, min.57), Messi y Suárez

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Valencia CF

Jaume Doménech; Montoya, Vezo, Paulista, Gayà; Soler (Ferran Torres, min.75), Coquelin, Andreas Pereira (Maksimosic, min.46); Vietto y Rodrigo (Santi Mina, min.81)

  • GOL: 1-0, min.67: Luis Suárez

  • ÁRBITRO: José María Sánchez Martínez (comité murciano). Mostró cartulina amarilla a Sergi Roberto (min.35), Andreas Pereira (min.39), Vietto (min.50) y Soler (min.52)

  • Incidencias: partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey, disputado en el Camp Nou ante 50.959 espectadores, según datos facilitados por el FC Barcelona

El balón fue del Barcelona. Por aprecio y desprecio. Aprecio el de Messi y los suyos, que quieren la pelota por encima de todas las cosas. La soban casi por exceso. El desprecio corrió a cargo de los de Marcelino, que se plantaron en el Camp Nou a lo numantino, con un autobús de dos pisos, a resistir como el camino más corto para encontrar algo positivo para que Mestalla decida al finalista. Achicar y achicar. Vezo y Paulista, pareja titular de centrales por causa mayor, se multiplicaron para quitarse de encima el peligro y el miedo. Messi es como la niña de la curva. Siempre aparece. Terror. El Barcelona cargó por el lado de Montoya. Y cuando las puertas se cerraron, apertura a la otra banda a buscar nuevos huecos. El centro del campo del Valencia, con Parejo y Coquelin, más que construir fútbol se dedicó a sacar los balones a paladas. Hacía frío pero la pelota ardía. Patadón, yardas y vuelta a empezar.

El Valencia cruzó el ecuador de la media hora agobiado por el dominio catalán pero sin oportunidades claras de gol para el Barcelona. En el debe del Valencia la incapacidad de hilar dos pases seguidos. Cada vez que se abría la oportunidad de plantear una contra moría en la falta de contundencia en los balones divididos. Todos eran para el Barcelona. El Valencia cumplió la mitad del plan previsto. Se fue al descanso con empate a cero. Y no sólo eso, en el último minuto salió de la cueva y palpitó. Primero con una entrada de Pereira por la izquierda. El centro dio paso a una segunda jugada con una pared que Montoya engatilló desde fuera del área. No fue a puerta pero fue el único tiro del Valencia en la primera parte. La historia era la misma que la vivida en Mestalla. Asfixia culé sin definición y el Valencia agarrado al corcho en plena tempestad.

Por cierto, el Barcelona no debió terminar la primera parte con once jugadores. La entrada de Sergi Roberto a Pereira debió ser penada con roja directa. Al muslo, con los tacos por delante y como recado un bulto en la pierna del belga. El árbitro Sánchez Martínez solventó el asunto con una amarilla, un indulto para lo que debió de ser. A la vuelta de los vestuarios, Maksimovic sustituyó a Pereira. Luis Suárez también debió ver una amarilla por una patada a Vezo.

El Valencia salió en la segunda parte con otro brío. Salió de su guarida y empezó a buscar las bandas. Parejo probó a un inédito Cillessen desde fuera del área. Maksimovic se atrevió por la banda y el Valencia sacó su primer córner en el minuto 57. Un oasis en pleno desierto.

Cuando el Valencia empezaba a atreverse con algo distinto, llegó el gol del Barcelona. Los de Marcelino resistieron 65 minutos, hasta que Messi sacó la varita mágica. Enfiló el argentino por la izquierda dentro del área, salvó el aliento de Coquelin y puso un centro que Jaume rozó para dejarlo en la cabeza de Suárez, que esperaba agazapado en el segundo palo. El tanto cayó por su propio peso.

Los intentos de Valencia morían en la precipitación de Vietto mientras que Valverde metió a Paulinho para ganar músculo y a Alcácer, que cada día anda más conjuntando con la maquinaria culé. Jaume, notable ayer, mantuvo con vida a su equipo con un par de buenas intervenciones. Una a un zapatazo de Alcácer desde fuera del área que envío a saque de esquina. Marcelino agotó sus naves con Mina por Rodrigo cuando el partido no estaba para Vietto. Minutos antes le había dado la responsabilidad a Ferran por un Soler todavía en pleno proceso de rodaje tras su lesión.

Mina estuvo a punto de meter a Cillessen en la recta final del partido. Le faltó velocidad y recursos. El Valencia quiso matar el partido y buscar una contra que siempre murió en el corte de Umtiti. El francés estuvo imperial. Al final, el plan previsto estuvo a punto de ser sobresaliente. Marcelino fía la final a su estadio, al público de Valencia. Bienvenidos a la batalla final.

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