El efecto Ayestarán

De Nuno decían los jugadores, cuando las cosas iban bien y al poco de aterrizar, que tenía las ideas claras y que les hablaba siempre de cara. Esos mismos futbolistas fueron matizando y cambiando meses después la versión sobre el portugués, arrimándola a tonos mucho más grises. De Gary Neville, en cambio, apenas decían nada y si lo hacían era para quejarse entre líneas de la falta de entendimiento. Pako Ayestarán cumple veinte días en el cargo y ya empieza a tenerlo todo de cara. Como el fútbol es así de inmediato tanto, para lo bueno como para lo malo, una derrota y dos victorias han bastado para situar al actual entrenador en la primera línea de combate. Y por ahora mantiene el tipo. El zarpazo del Camp Nou ha servido para que el Valencia haya sufrido una profunda revolución interna hasta el punto de que ya ha entrado en el debate popular si es o no suficiente lo visto para pensar en la renovación de contrato de Ayestarán. Las manifestaciones de García Pitarch tras la victoria, admitiendo que el vasco es el candidato número uno, ayudan también a alimentar esa discusión.

De momento, las voces que se escuchan dan credibilidad a la labor del técnico vasco. Ayer el que habló al respecto y en rueda de prensa -parece haberse olvidado ya el silencio que ha imperado durante meses- fue Santi Mina. Su reflexión es un espaldarazo para aquellos que piensan que Ayestarán está capacitado para torear un ejemplar del tamaño del Valencia. «Todo el mundo -refiriéndose principalmente a los propios jugadores- está muy cómodo con el trabajo del entrenador. Es muy perfeccionista y observador», opinaba en un primer instante el delantero, para poner luego la guinda: «Ahora salimos a los partidos con un plan muy claro, lo llevamos a cabo y eso es muy importante para encadenar una racha de victorias».

De la sensación, por sus palabras, de que el grupo no tenía ni mucho menos tan claro cuáles eran los planes de Nuno ni Neville. Al aficionado valencianista, el 1-2 al Barça le reconforta pero también le genera una duda, propia el momento. ¿Por qué antes no y ahora sí? «Era necesario hacer un partido así para los jugadores pero también para la afición. Este escudo se merece lo mejor. El equipo sacó coraje. Estuvimos más juntos que nunca y con balón supimos jugar al Barça. No creo que haya sido lo de antes por problema de actitud. Quizás en algún momento estuvimos más despistados y cometimos errores. Había momentos que teníamos un bloqueo mental. Queríamos apretar arriba y el cuerpo no respondía».

Desde luego, una de las preocupaciones que tuvo desde el primer momento Ayestarán fue ver de qué forma podía revitalizar a su gente desde el punto de vista físico en las pocas semanas que quedaban hasta final de campeonato. En el Valencia las sesiones de entrenamiento han variado de manera considerable y ahora hay días en los que se observa algo más de dedicación al trabajo físico específico.

En cada cambio de entrenador, hay jugadores que pierden rol dentro del equipo y otros que lo ganan. No ha variado en exceso el técnico las alineaciones pero sorprende, por ejemplo, que Negredo sólo haya disputado 15 minutos en dos de los tres últimos partidos. En el Camp Nou ni jugó. Allí sí lo hizo y lo aprovechó para reivindicarse Santi Mina, que fue quien ocupó la plaza de delantero centro adelantando en ese sentido a Alcácer y al mencionado Negredo. «Me encuentro muy cómodo. Cuando vine al Valencia, la adaptación me resultó complicada pero la confianza es lo más importante».

Con Nuno tardó Mina en ganar protagonismo y con Neville desapareció de las alineaciones curiosamente después de marcar tres goles en dos partidos consecutivos. De momento, con Ayestarán tan sólo no han jugado ni un minuto Ryan, Jaume, Vezo, Cheryshev y Bakkali.