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Neville tiene la copa de cara
fútbol | valencia cf

Neville tiene la copa de cara

El nuevo Valencia cambia de sistema y consigue olvidar el desastre del Pizjuán pese a que se adelantó en el marcador el Barakaldo

Juan Carlos Valldecabres

Jueves, 3 de diciembre 2015, 00:18

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En Barakaldo, por fin, no se escuchó aquello de 'Nuno vete ya'. El gritito en cuestión había acompañado a los jugadores del Valencia y a sus aficionados en los últimos meses y daba igual que el escenario fuera Mestalla o el gélido estadio del Zenit en San Petersburgo. Eso se acabó. En Lasesarre arranca una nueva etapa para el valencianismo y lo hace sin disgustos ni sobresaltos. Con cierta lógica también Gary Neville va a llegar hasta los octavos de final, donde el año pasado ventiló el Espanyol a los chicos de Nuno. Del inglés dependerá a partir de ahora superar el batacazo que se pegó su antecesor, que es lo que para un equipo como el Valencia le toca. Si alguna duda tiene de cómo lo tiene que hacer para aspirar a los cuartos, que le pregunte a su 'brother' o mejor a Voro porque éste, pese a toda la humildad que le caracteriza, puede seguir presumiendo de lucir una espectacular racha. No está nada mal. Ya le hubiera gustado a Nuno ganar seis de los siete partidos que ha comandado Voro desde el banquillo. Lo de esta vez, por la entidad del rival, no tiene tanto volumen de éxito pero en su cuenta particular y atípica, el delegado-entrenador suma y sigue.

Además, después de lo que ocurrió en Sevilla, cualquier incentivo de estas características viene de perilla. Ganar 1-3 a un Segunda B encaja en las exigencias de un Valencia, que se asoma desde el abismo buscando una luz a la que acogerse. Neville puede respirar en ese sentido. Al menos su equipo ha vuelto a chutar a puerta, que tal y como estaban las cosas parecía poco menos que una cuestión ajena al fútbol para los valencianistas. En el Pizjuán, hay que recordar, no lo hicieron ni una sola vez. Por eso los tres goles de ayer saben a gloria bendita. La vuelta en Mestalla será un paseo, un día perfecto para que el nuevo entrenador tenga la oportunidad de seguir probando a su gente.

De momento, Voro le enseñó el camino. Del 4-3-3 al que tanto amor le tenía Nuno y que tan buenas consecuencias trajo la temporada, esta vez se dibujó un 4-2-3-1. Si es esta la idea que lleva Neville, será cuestión de verlo en los próximos compromisos, pero de momento todo hay que atribuírselo a Voro, inquieto y correcto en su papel de entrenador y compartiendo confidencias en todo momento con Neville, el otro, que actuará como segundo de a bordo.

Lo de la Copa, además, sirvió para pronosticar que Jaume va a seguir como titular en Liga. No lo hizo ayer pero no es descabellado pensar que para Ryan se reserva el camino copero y quizás la Champions, y para el de Almenara la Liga. Del resto, ya había anticipado Voro que entre las cosas que les iba a pedir eran las de la entrega. No estuvo mal el asunto. El Valencia cumplió. Se adaptó a lo que suele pasar en estos casos, que el pequeño y ante su gente se crece de una manera insospechada. Más aún si consigue hacer un gol al cuarto de hora. Lo que en la época de Nuno hubiera sido motivo de un pensamiento bochornoso, en esta ocasión se quedó solo en un 'pacto' natural de los grandes con los modestos. Algo así como 'yo te dejo quedar bien, pero te acabo matando'. El Barakaldo plantó cara, sacó provecho a su mejor adaptación al terreno de juego pero conforme fueron pasando los minutos se fue apagando hasta quedar a merced de los valencianistas.

Fue Cancelo el que recolocó la situación exprimiendo su talento como interior derecho. Falló la defensa y tuvo miedo el portero. El tanto permitió al Valencia superar sus propios temores y sólo fue cuestión de esperar. Gayà y Parejo -sin discusión de Alcácer por el penalti- hicieron el resto.

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