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Los capitanes dan un paso al frente
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Los capitanes dan un paso al frente

El centrocampista bate su récord goleador en Primera y el guardameta se confirma como el mejor especialista del mundo parando penaltis

Toni Calero

Lunes, 26 de enero 2015, 23:59

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Nuno lo tuvo claro desde el principio. El brazalete de capitán sería para Dani Parejo. El técnico necesitó pocos entrenamientos en pretemporada para advertir que el madrileño sería pieza clave en su idea de juego. La mejor forma de implicarlo al cien por cien en el nuevo proyecto era entregarle el brazalete. Hasta este verano, Parejo había compaginado rachas de buen fútbol con capítulos extradeportivos que le impedían rendir al máximo de sus posibilidades. Así lo reconoció el mismo antes de iniciar la Liga. Mestalla alternaba pitos y aplausos para él, y en este curso, salvo aisladas excepciones, la grada está volcada con el centrocampista de Coslada.

El otro gran candidato para ser el primer capitán era Diego Alves. Con la salida de Guaita era evidente que sería titular y sumaba tres temporadas en el Valencia. Un veterano con galones dentro del vestuario. La decisión de Nuno fue la de darle peso como segundo capitán porque prefería a Parejo por tratarse de un jugador de campo. Fue cuando Nicolás Otamendi era un recién llegado al club, porque son muchos los aficionados que ven al argentino como un capitán natural por su carácter y condición de líder indiscutible en la defensa del Valencia.

En uno de esos duelos que se marcan en rojo en el calendario, los capitanes dieron un paso al frente. Para Mestalla era fundamental ganar al Sevilla y restañar las heridas abiertas desde el fatídico gol de M'Bia que dejó a las puertas de la final de la Europa League al equipo que entonces dirigía Juan Antonio Pizzi. Fue Negredo el que desequilibró la balanza del encuentro recibiendo el penalti que rompería el 0-0 inicial, pero a Parejo no le tembló el pie para engañar a Beto, el hombre que ha sacado de quicio a Mestalla en más de una ocasión.

El capitán se fue a celebrar el tanto a la esquina donde se ubica la Curva Nord -una imagen ya habitual cuando el Valencia marca en esa portería-, un gol que le convertía en el máximo goleador del Valencia en Liga, por delante de Paco Alcácer, que suma cinco y ayer vio la gran parte del partido desde el banquillo. El siguiente fue aún mejor. El contraataque de vértigo del Valencia, la asistencia de Enzo Pérez y la paciente definición de Parejo al palo largo de la portería del Sevilla.

Siete dianas. El tope del centrocampista en Primera División y eso que acaba de empezar la segunda vuelta. En la 2009-2010, con el Getafe, Parejo estableció su mejor marca goleadora (seis tantos) en la máxima categoría del fútbol español. Con el Valencia nunca había alcanzado esa cifra y este año, fruto de la continuidad y la contundencia del conjunto blanquinegro en Mestalla, Parejo ya ha rebasado esos números. Está fino de cara a portería el madrileño y eso le posibilita mirar de tú a tú a algunos de los mejores artilleros de la competición.

El capitán del Valencia igualó ayer a Sergio García, jefe del Espanyol, como el mejor goleador español de la Liga. Los siete tantos le equiparan a Vela, Larrivey, y Baptistao, más acostumbrados a ser referencias ofensivas en sus respectivos equipos. Parejo está a sólo un gol de Mandzukic, Jonathas y Stuani y a dos de Benzema y Vietto, la gran sorpresa del Villarreal. El destape realizador del blanquinegro llega en además en un momento en el que no estaba brillando en lo futbolístico. Después de un notable inicio de Liga, Parejo ha encadenado partidos más grises -probablemente, fruto del cansancio- coincidiendo con el bajón en el juego del Valencia.

Murmuros, juego y paradas

Cuando Jaime Latre, árbitro del encuentro, señaló el punto de penalti tras la inexistente falta de Parejo dentro del área, Diego Alves ya tenía a Bacca en su punto de mira. Como antes con Siqueira u Orellana, se acercó al colombiano, le murmuró y se marchó al lateral de la portería para secarse bien los guantes. Es su ritual en cada penalti. Bacca no picó y aprovechó que Alves le había dejado un hueco abierto para marcar el primero del Sevilla. Poco después se repitió, paso por paso, la ceremonia previa al lanzamiento.

Y a la segunda no falló el brasileño, confirmándose como el mejor especialista del mundo. Bacca varió la dirección del tiro y Alves lo detuvo para impedir el empate de los hispalenses. Era el tercer penalti que Alves detiene esta temporada, lanzamientos clave para el equipo. «Tiene esa característica y nos ha ayudado en momentos difíciles. Le desafío a que trabaje cada día más», dijo tras el encuentro Nuno. Y razón no le faltaba.

La parada de Alves a Bacca fue, prácticamente, un calco a la que protagonizó ante Siqueira. En aquel Valencia-Atlético de Madrid, el brasileño impidió el 3-2 justo antes del descanso que hubiera metido a los rojiblancos en el partido. Con el Sevilla, y así lo reconoció también Unai Emery, evitó el empate de los andaluces y el Valencia arrancó la segunda mitad con una valiosa ventaja. Con el de Bacca, Alves ha parado 15 de los 34 penaltis que le han lanzado desde que aterrizó en la Liga. Otro pegó en el larguero y otro se marchó fuera.

La explosión de Rodrigo

Veinte metros, quizás alguno más, fue la distancia que Nuno entregó a Rodrigo ante el Sevilla. El hispano-brasileño jugó más cerca del área que nunca desde que llegó al Valencia y cuajó, junto al del Getafe, su mejor actuación como blanquinegro. Rodrigo se quedó sin el premio del gol, pero estuvo en prácticamente todas las acciones de peligro del Valencia y en la segunda mitad, con el campo abierto, ejerció de motor para lanzar los contragolpes que originaron, entre otras cosas, el tanto de Javi Fuego.

La potencia de Rodrigo queda reflejada en las estadísticas. El hispano-brasileño alcanzó la velocidad más alta de los veintidós futbolistas (casi 34 kilómetros por hora) y, con cuatro, fue el valencianista que más veces remató a portería.

Contra el Sevilla quedó patente que Nuno no necesita el balón para ganar (sumó un 41% de posesión), y el laborioso trabajo de Javi Fuego, el que más distancia recorrió de los blanquinegros con casi doce kilómetros. Puede sorprender, por su trotar aparentemente cansado, que en el Sevilla fuera Éver Banega (once kilómetros) el que más corrió. El argentino, eso sí, no encontró las rendijas suficientes para hacer daño entre Fuego, Enzo, Parejo y Gomes.

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