Castillos al borde de la ilegalidad

El cambio legal que amplia las zonas aptas para castillos y mascletàs con fuego aéreo sin riesgo de incendio forestal fue anunciado en agosto, pero es sólo un borrador en periodo de alegaciones que salió a información pública el pasado 7 de enero. Y su retraso convierte en ilegal cualquier disparo con pirotecnia lanzado menos de 500 metros de monte, barrancos o cauces, un problema especialmente presente en fallas de los pueblos de la provincia.

Las quejas de los pirotécnicos, que tachan de «exagerada» esta distancia, no han surtido efecto. La Agrupación de Industriales Pirotécnicos (PIROVAL) consideraba «al menos un alivio» la prometida ampliación de zonas aptas. «Pero hasta la fecha no tenemos noticias de que se haya aprobado», aseguró ayer Guillermo Rodríguez-Bronchú, gerente de la asociación. Medio Ambiente lo corrobora. El cambio se ultima, pero aún no ha entrado en vigor.

La Conselleria de Gobernación, sin embargo, asegura que velará por el «estricto cumplimiento» de la ley y, a falta de la modificación, no autorizará disparos de fuego aéreo a menos de 500 metros de zonas de riesgo.

El origen de la polémica está en la Ley Forestal de 1993, una norma autonómica que fija en 500 metros la distancia mínima que cualquier lanzamiento pirotécnico aéreo debe guardar respecto a terrenos forestales, ya sea mascletá, castillo o petardo volador de cualquier índole. La Fiscalía de Valencia recordó el año pasado la importancia de su estricto cumplimiento poco después del castillo de Cullera que quemó el monte y acabó con la imputación del alcalde del municipio.

La cuestión esencial es: ¿qué se considera terreno forestal? Eso viene definido, legal y cartográficamente, en el Plan de Acción Territorial Forestal de la Comunitat Valenciana (PATFOR), aprobado en 2013. La aplicación a rajatabla de la Ley Forestal tras el incendio de Cullera hizo que muchos ayuntamientos de pueblos suspendieran en verano sus lanzamientos pirotécnicos o los alejaran de las zonas tradicionales después de décadas de vista gorda respecto la norma de los 500 metros.

Nuevas zonas sin riesgo

El sector pirotécnico puso el grito en el cielo al ver reducidas las contrataciones y la Generalitat, para conciliar intereses, anunció una modificación del PATFOR. El plan era descatalogar como forestal una serie de espacios naturales de escaso valor o riesgo de incendios forestales. Y esa es la modificación que todavía se está gestando.

Según el borrador, que ya es público, perderían la consideración forestal los «terrenos yermos, roqueados o arenales». La modificación pendiente tampoco catalogaría de este modo «cauces e infraestructuras hidráulicas y sus márgenes», siempre y cuando discurran «por terreno urbano, urbanizable o agrícola». Y precisamente este punto, el de ríos y barrancos, es clave para periodos como el de Fallas, pues son decenas los pueblos cuyo casco urbano está horadado por pequeñas zonas verdes que se corresponden con espacios fluviales.

Actualmente el PATFOR considera forestal, por ejemplo, las playas de la Malvarrosa y la Patacona. También incumpliría la norma el lanzamiento de petardos aéreos en Mislata a menos de 500 metros del inicio del parque fluvial del Turia. O las de Manises cercanas al borde del aeropuerto o al río, otros puntos que se catalogan como forestales. «Los cambios están ahora mismo en pleno apogeo y se están subsanando muchos errores sobre el mapa», avanzaron desde Medio Ambiente.

Más ejemplos en municipios de lHorta: una aplicación estricta de la ley impedirá el lanzamiento de pirotecnia en decenas de calles de Torrent próximas al Barranc de lHorteta, cuyos márgenes están marcados como suelo forestal.

Los pirotecnicos consultados critican que el cambio legal es «insuficiente» y desoye su principal súplica: reducir la distancia de seguridad de 500 metros y que esa medida varíe en función de la climatología del momento en que se lance la mascletà o el castillo en cuestión.