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PACO MORENO
Viernes, 11 de mayo 2018, 00:09
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valencia. El Palacio del Temple, el imponente inmueble construido por orden de Carlos III entre 1761 y 1765, entrará la próxima semana en su última fase de rehabilitación dando así por acabado un proceso que se remonta hasta abril de 2012, fecha en que se adjudicaron las primeras obras. La intervención estuvo paralizada varios años por los hallazgos arqueológicos, uno de los elementos más singulares de una inversión que supera los diez millones en todo este periodo. La previsión es acabar a principios de 2019.
Un nuevo edificio en la parte trasera ha permitido proteger para su exposición al público restos de la muralla musulmana, cimientos de torres de la misma época y la barbacana de la fortificación de la ciudad en el siglo XI. El Delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, destacó ayer que el recinto será accesibles para personas con movilidad reducida, gracias a la instalación de un ascensor que llega literalmente al pie de la muralla, situada en el sótano del inmueble.
El recorrido para los visitantes se ha integrado con los restos gracias a la colocación de pavimentos de madera, y grandes láminas de cristal. También se ha recuperado un pozo de la misma época, con un tramo de conducción. Durante las obras, la elección del equipo técnico fue optar por un micropilotaje, más respetuoso con los restos históricos.
Moragues acompañó al director general de la Administración Periférica del Estado, Juan del Alcázar, quien conoció de primera mano los detalles del proyecto. La parte que comienza la semana que viene incluye la restauración de las fachadas del claustro, así como otras de la parte trasera. Las que recaen a la calle se beneficiarán también de una limpieza general, así como mejoras en las zonas dañadas de la cornisa.
Antes de eso, las empresas adjudicatarias han cegado todas las ventanas interiores abiertas con el paso del tiempo, con el propósito de recuperar el aspecto original. Las paredes serán enlucidas para ocultar el ladrillo con un diseño sencillo tras un estudio de colores hasta encontrar el original de cada zona.
Ha sido posible recuperar la estructura de madera original en un 95% en los forjados, mientras que el resto se ha utilizado para habilitar bancos en el claustro. También se han eliminado particiones interiores que dificultaban la lectura del conjunto arquitectónico y se han recuperado los huecos originales.
Durante las obras se hallaron también pavimentos de viviendas musulmanas ubicadas junto a la muralla. Algunos de estos fragmentos serán colocadas en la oficina de información y registro que se abrirá. En cuando al nuevo inmueble, una parte se destinará para una unidad de Sanidad Exterior, ahora radicada en un edificio de la Marina. A principios del próximo año comenzará el traslado a estas dependencias tras su completa rehabilitación.
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