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Zona naranja en una calle de Valencia. J. J. Monzó
Las peticiones vecinales de tarjeta para la zona naranja multiplican por siete las plazas

Las peticiones vecinales de tarjeta para la zona naranja multiplican por siete las plazas

El Ayuntamiento de Valencia acumula 4.178 solicitudes sin resolver de residentes empadronados en los seis barrios del centro que exigen el descuento

Paco Moreno

Valencia

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Miércoles, 20 de diciembre 2017

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Los seis barrios del centro histórico contabilizan un total de 560 plazas de estacionamiento de zona naranja, es decir, preferencia para los vecinos tanto en tiempo de aparcamiento como en las tarifas. Frente a esta oferta, el Consistorio acumula un total de 4.178 solicitudes de nuevos carnés.

La enorme diferencia entre la oferta y la demanda, con una proporción superior a siete peticiones para cada una de las plazas, refleja con crudeza los problemas de aparcamiento que tienen los residentes de Ciutat Vella. Frente a esta realidad, el gobierno municipal no ha aprobado ningún proyecto de parking para el distrito, salvo el heredado de la plaza Ciudad de Brujas y que en su mayor parte será de rotación.

Las cifras provienen de una respuesta de la delegación de Movilidad al concejal del grupo popular Alberto Mendoza. Aparte de las solicitudes citadas, el Consistorio contabiliza 1.138 tarjetas en vigor y 654 pendientes de renovación.

El edil se mostró convencido de que el gobierno tripartito «ha reducido las plazas para residentes en el centro histórico», además de subrayar el gran número de solicitudes sin resolver. En la misma respuesta, que pasó por la comisión de Desarrollo Urbano, se indica que en los últimos dos años «no se ha aumentado el número de plazas naranja», lo que «no significa que no se hayan reducido», precisó. El Ayuntamiento planteó en un concurso anterior de gestión de la ORA ampliar este tipo de estacionamiento regulado al Ensanche, aunque al final no se llevó a cabo.

«Al alcalde Ribó no le importa el aparcamiento de los residentes cuando desde el inicio del mandato lo único que se ha hecho es mirar a otro lado y reducir el aparcamiento en superficie», dijo Mendoza, para quien el gobierno municipal «debería haber aumentado paulatinamente la zona naranja tanto en el centro como en el resto de la ciudad, pero está haciendo todo lo contrario».

La zona naranja establece como requisito que pueden solicitarla las personas que figuren empadronadas en alguna de las calles de Ciutat Vella siempre que no sea titular de una plaza de residente de aparcamiento de promoción pública. También debe estar al corriente del pago de impuestos y multas. La tarifa es considerablemente más barata y sirva como ejemplo que un día completo sale a los vecinos por 60 céntimos, mientras que para el resto se eleva a 3,30 euros para un máximo de dos horas.

Mendoza finalizó diciendo que la idea de Ribó es que «aparcar no es un derecho y no se ha dado cuenta de que es el alcalde el que tiene la obligación de gestionar todas las áreas de la ciudad y entre ellas es dar solución efectiva a la solicitud de aparcamiento para los vecinos».

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