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Un camión en la puerta principal del colegio mayor Luis Vives. damián torres
El Luis Vives sigue a la espera de su rehabilitación cinco meses después del asalto

El Luis Vives sigue a la espera de su rehabilitación cinco meses después del asalto

La Universitat de València mantiene el control en el recinto con detectores de movimiento y un sistema de videovigilancia

JAVIER MARTÍNEZ

VALENCIA.

Martes, 3 de octubre 2017, 00:37

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Cinco meses después del asalto okupa al colegio mayor Luis Vives, la Universitat de València (UV) sigue realizando los trámites burocráticos, como institución propietaria del edificio, para contratar el proyecto de rehabilitación de una de las joyas arquitectónicas de la corriente racionalista en nuestra ciudad. Mientras continúan las formalidades y el papeleo, la entidad académica mantiene la vigilancia en el recinto para impedir que se repitan los hechos que mantuvieron en vilo durante casi dos meses al consejo de gobierno de la UV.

El pliego de condiciones para la rehabilitación del edificio ya se publicó el pasado mes de junio en la página web de la institución académica. De esta forma, las empresas que optan a realizar las obras fueron informadas de las prescripciones técnicas para que pudieran redactar sus proyectos.

Según informaron fuentes de la Universitat de València, la propuesta de rehabilitación será elegida en las próximas semanas y tendrá que respetar los elementos que tienen una protección básica estructural, como la fachada, los espacios libres interiores, el zaguán, las escaleras principales, la cerrajería exterior, la carpintería de madera del vestíbulo y el falso techo decorativo de la planta baja. Además, el proyecto debe resolver adecuadamente el acceso, aproximación y maniobrabilidad de los equipos de bomberos en el entorno del edificio.

El inmueble está incluido en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Valencia tras ser catalogado como un Bien de Relevancia Local, y por ende, la reforma integral no puede afectar a la estructura del edificio. El presupuesto estimado de las obras asciende a 9,2 millones de euros. La parcela de 5.715 metros cuadrados linda con los aularios y la Clínica Odontológica de la Universitat de València.

Centro de actividades

En una reunión del consejo de gobierno de la UV, el vicerrector de Economía, Infraestructuras y Tecnologías de la Información, Juan Luis Gandía, ya informó de los planes de la institución para el edificio, que pasan por una reforma integral del mismo con el fin de destinarlo a servicios para los estudiantes. También está previsto la cesión de las instalaciones a los universitarios para que puedan realizar actividades culturales.

La magistrada del juzgado de Instrucción número 2 de Valencia ordenó a la Policía Nacional que desalojara e identificara a los jóvenes que ilegalmente se encontraban en el inmueble. Además, la juez requirió a la Universitat de València, como propietaria del edificio, para que adoptara las medidas pertinentes para evitar nuevas ocupaciones.

Tras desalojar la policía a los cinco okupas que permanecían en el recinto el pasado 27 de junio, la institución académica cercó el recinto con vallas y tapió todas las ventanas de la planta baja y primera altura. También mandó instalar un moderno dispositivo de alarma con detectores de movimiento, concretamente un sistema de videoanálisis inteligente conectado a un centro de televigilancia las 24 horas del día.

El desalojo del edificio fue ordenado en el marco de un procedimiento judicial que también acordó juzgar a los okupas por un delito leve de usurpación de bien inmueble, que está castigado con penas que oscilan entre los 3 y los 12 meses de multa. La causa se abrió en el juzgado tras la denuncia que presentó ante la policía el director de seguridad de la institución académica. Este advertía de que las instalaciones estaban en ruinas y que existían informes técnicos sobre el riesgo para las personas por posible derrumbe.

El colegio mayor Luis Vives, que se encuentra situado entre la avenida Blasco Ibáñez y las calles Menéndez Pelayo y Gascó Oliag, está considerado una de las joyas arquitectónicas de la corriente racionalista en Valencia, pero se cerró en 2012 por problemas en su estructura. El edificio fue concebido para albergar la primera residencia mixta de España y su peculiar volumetría evoca elementos propios de la arquitectura naval. El recinto cuenta con cerca de 130 habitaciones.

Tras los dos meses de ocupación ilegal, los okupas no causaron daños importantes en las instalaciones que utilizaron. Los jóvenes se iban turnando para dormir en el edificio donde organizaron diferentes actividades sin la autorización de la Universitat. La entidad académica vació todas las dependencias y donó las camas, colchones y el resto de mobiliario a varias organizaciones humanitarias.

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