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El gran atasco de Valencia

El gran atasco de Valencia

Las nuevas infraestructuras y los cambios de sentido colapsan las avenidas más transitadas | El anillo ciclista expulsa los coches de la ronda interior de la ciudad hacia las grandes vías y Tránsitos

ÁLEX SERRANO

Domingo, 15 de octubre 2017

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De una ciudad donde se circulaba con fluidez (demasiada, dirán algunos) a otra donde los atascos son constantes. Casi dos años y medio de gobierno del tripartito en el Ayuntamiento de Valencia dejan, por el momento, una ciudad donde circular en coche se ha convertido prácticamente en una misión imposible y, si no, al menos sí en una prueba de paciencia. Las obras para ampliar carriles bici o construir nuevos, la reducción de viales, el cambio de sentido de la circulación o los controles de la Policía Local han contribuido a crear una ciudad donde los conductores pasan más tiempo que nunca al volante de sus coches.

El causante de los problemas para circular, sobre todo en el centro, es el anillo ciclista. Se trata de la infraestructura más importante de la concejalía de Movilidad Sostenible, la joya de la corona de un departamento cuyo delegado, Giuseppe Grezzi, asegura que aparcar en la calle «no es un derecho» y que hay que hacerle «la guerra» al coche privado. Este carril bici, que recorre toda la ronda interior, ha obligado a reducir carriles en todas las calles que recorre, algunas de ellas tan importantes como Colón, Xàtiva, Guillem de Castro, Blanquerías o Pintor López, entre otras. La mejora de la circulación para las bicicletas conlleva el empeoramiento de la misma para los coches privados. Por ello, han crecido los atascos en Colón y Xàtiva, con importantes embotellamientos casi diariamente en esta última vía. Todo ello pese a que mes a mes van cayendo los coches en la ronda interior, expulsados por la dificultad de recorrerla.

La reducción del tiempo en que los semáforos están en verde ralentiza la circulación

Es un efecto secundario esperado por la concejalía de Movilidad (aunque no se informó de él mientras se contruía el carril). Buena parte de los coches que recorrían esa ronda interior circulan ahora en las grandes vías, lo que provoca notables atascos diariamente sobre todo en la gran vía Germanías, donde el aumento del tráfico en esta última se une al crecimiento de los vehículos diarios que recorren la calle Ruzafa, constreñida también por el anillo ciclista. Además, ese desvío del tráfico, además de no reducir los atascos en la ronda interior sino más bien ampliarlos, también afecta a los coches que circulan por vías perimetrales como Primado Reig, Peset Aleixandre, Aragón y el Bulevar Sur y la Ronda Norte, entre otras.

Y es que la ronda interior es, quizá, la más importante de todas las rondas de la ciudad (las grandes vías, Tránsitos y los bulevares exteriores), teniendo en cuenta que un altísimo porcentaje de la gente circula por esas vías lo hace porque trabaja en el centro. Para evitar el tráfico oportunista, las constantes peatonalizaciones o pacificaciones del tráfico en puntos de Ciutat Vella colapsan otras calles como Guillem de Castro o la misma Blanquerías, donde ahora vuelven los coches que entran por cualquiera de los nuevos bucles del Carmen y se encuentran, de nuevo, en el punto de donde partieron, sumando así más tráfico a una calle que asume cada día decenas de miles coches y varios atascos sobre todo en las horas punta.

Más carriles bici y mayor fluidez para el bus en la ciudad que quiere Compromís

Resulta complicado saber qué tiene en mente Compromís para la ciudad. Los anuncios en materia de movilidad se hacen tras las reuniones en la Mesa de la Movilidad, pero no sería la primera vez que residentes en una determinada zona denuncian que nadie les ha consultado antes de poner en marcha ciertas medidas. Además, también es habitual que el tripartito tenga sus más y sus menos respecto a algunas de estas decisiones, como cuando Grezzi prohibió aparcar en el carril bus por la noche (un año después de que Ribó le desmintiera en público) o como cuando Compromís anunció, por boca del alcalde, que tenían que hablar de la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento antes del fin del mandato después de que el mismo primer edil dijera, meses antes, que no se lo planteaban para esta legislatura.

En cualquier caso, lo que parece claro es que el Ayuntamiento quiere una ciudad para los peatones, las bicis y el transporte público. ¿Cómo lo va a conseguir? Con peatonalizaciones, aumentando la red ciclista y protegiendo y segregando los carriles bus, respectivamente. A la pacificación del tránsito realizada la pasada semana en el Carmen seguirán pronto otras, como la de la plaza de Rojas Clemente o como la que se realizó hace quince días en la plaza de San Marcelino.

El Ayuntamiento también aumentará la red de carriles bici de la ciudad. Las obras, muchas de ellas salidas de los presupuestos participativos, conectarán el anillo ciclista con los barrios de la ciudad, como con la avenida del Cid o el ya levantado entre Benimaclet y el corazón de Valencia. Se prevén otras actuaciones de gran calado, como el carril bici de Manuel Candela, el de Reino de Valencia o el de la avenida del Puerto, a la que Grezzi se ha referido en ocasiones como una gran autopista. Planea reducir carriles para coche y bajar el carril bici a la calzada. Queda pendiente saber si el Consistorio quiere «abrir el melón» del carril bici en las grandes vías, una de las reivindicaciones más viejas del colectivo ciclista de la ciudad pero metida en un cajón por el PP porque supondría eliminar un carril por sentido en todas las grandes vías. Grezzi no lo ha descartado de plano pero tampoco lo ha apoyado.

Movilidad llevará a cabo, además, otras actuaciones en la calle tendentes a mejorar el transporte público. Tal como le pidió la EMT en un documento interno publicado por este diario el pasado mes de septiembre, la Empresa Municipal de Transportes planteó al Consistorio la obligatoriedad de proteger los carriles bici con separadores como los instalados en la calle Colón o en Matías Perelló y Centelles para aumentar la velocidad de las líneas y así poder acometer una segunda remodelación de la red.

Siguen como asignaturas pendientes los coches eléctricos o la mejora de itinerarios peatonales, así como la peatonalización de San Vicente entre la plaza de la Reina y la del Ayuntamiento, el doble sentido definitivo en Barón de Cárcer y la creación de más zonas 30 o incluso residenciales por toda la ciudad de Valencia.

Pero las más afectadas son sin dudas las entradas a la ciudad. En cifras, los siete principales accesos de Valencia registraron en agosto de 2016 un balance diario de 481.545 vehículos, mientras que el pasado mes ascendió a 498.295, una cifra que confirma lo sucedido en periodos anteriores. Algunas vías como Cortes Valencianas, Cataluña, Tirso de Molina, Menéndez Pidal o Hermanos Maristas suelen registrar atascos de manera habitual, sobre todo a la hora punta, pero las actuaciones del Consistorio han puesto en peligro la circulación en la ciudad. A finales del pasado mes, el Centro de Gestión de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia tuvo que cambiar la regulación semafórica para que determinadas luminarias pasaran más tiempo en rojo cuando los cortes de tráfico en el centro para celebrar el Día Europeo Sin Coches pusieron la ciudad al borde del colapso.

La EMT ha pedido al Consistorio que separe viales sólo para el transporte público

Precisamente eso, los cambios en la regulación semafórica, también han afectado a buena parte de las calles de la ciudad. Principalmente por la noche. El Consistorio ha reducido el tiempo en que los semáforos están en verde en calles como las rondas norte y sur de la ciudad para ralentizar la circulación por las noches. Sin embargo, esta regulación también ha afectado a otras importantes calles de la ciudad, como Pintor Benedito, prolongación de la avenida del Cid y una de las entradas más transitadas de Valencia, cuando el Consistorio decidió modificar la onda verde también durante el día.

Las entradas a la ciudad registran casi 20.000 coches más que el pasado año

Este diario intentó conseguir datos de tráfico tanto de la concejalía de Movilidad Sostenible como del Centro de Gestión de Tráfico. La respuesta siempre fue negativa. El mismo concejal Grezzi afirmó que a él no había que contactarle. Ante la falta de información actualizada, los últimos datos de tráfico son los mensuales (con aumento de los atascos en las entradas y menos coches cirulando por el centro) y los que comparan 2015 con 2016. Según estos datos, durante el primer año completo de mandato del tripartito, un total de 19 puntos de la red viaria más transitada aumentaron de tráfico. Es el caso de la Ronda Norte, donde subió un 3,02%, el Pont de la Exposició, donde creció un 6,64% en apenas un año, o la calle Blanquerías, donde el tráfico aumentó un 2,8%. Otros puntos clave, como el Pont de Fusta, perdieron un 10% de tráfico, pero el aumento de los coches en la marginal izquierda del río provoca frecuentes embotellamientos en la esquina de la calle Almazora. Los vecinos lo han denunciado en varias ocasiones. En cualquier caso, la Valencia de hoy día está atascada. Y el Ayuntamiento así lo busca con sus políticas de movilidad.

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