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De izquierda a derecha: plaza de la Reina, plaza Ciudad de Brujas, plaza San Agustín y plaza del Ayuntamiento de Valencia.
El dilema de Valencia está en sus plazas

El dilema de Valencia está en sus plazas

Vecinos y comerciantes coinciden en que no se reformen antes de consensuar el transporte público

Paco Moreno

Domingo, 28 de mayo 2017, 22:16

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Es raro encontrar una mayor unanimidad que las respuestas dadas por vecinos, comerciantes y vendedores del Mercado Central cuando se les pregunta por las reformas pendientes en las plazas del centro de Valencia: No tocar nada antes de acordar la accesibilidad y en concreto el transporte público.

Esa es la primera reacción al ser interpelados por el fallo del concurso para el proyecto de la plaza de la Reina, adjudicado a una unión temporal de empresas cuya cara más visible es la del arquitecto Miguel del Rey. La asociación de comerciantes del centro y el Ensanche quiere incluso conocer el alcance de la remodelación de la EMT en todo el distrito antes de que entren en acción las excavadoras.

Todo está trabado, enredado como una madeja. La plaza de la Reina, la plaza de San Agustín, la plaza Ciudad de Brujas y hasta la plaza del Ayuntamiento, sólo por citar las principales. Da la impresión al escucharles de que el particular nudo gordiano del cap i casal se encuentra en estos lugares, donde confluyen tantos intereses de sectores distintos y en ocasiones opuestos.

Miguel del Rey tiene poco más de cinco meses para entregar su proyecto al Ayuntamiento, aunque los dibujos de 1999 que formaron parte de la propuesta elegida por el Colegio de Arquitectos ofrecen una idea clara. Más verde y más zonas peatonales. Con rotundidad.

Pero 18 años después de aquella oferta fallida al Consistorio ha cambiado prácticamente todo, incluidas las necesidades de esta plaza y de todas las citadas. La principal novedad es que Valencia es ahora una ciudad claramente turística. Para la asociación de comerciantes, no deben faltar detalles como el marcado de los restos arqueológicos en todos los recorridos posibles en el centro.

Fuentes de la entidad recuerdan que la Conselleria de Obras Públicas trabaja desde hace meses en las bases de un concurso de ideas que servirá para reformar el entorno de la Lonja y la plaza Ciudad de Brujas. «En este entorno debería ser importante marcar sobre el pavimento los restos arqueológicos, un diseño sin obstáculos donde el visitante pueda conocer la historia de la ciudad», señalaron.

Del conjunto de reformas, el único compromiso del Ayuntamiento es una inversión de cinco millones de euros para la plaza de la Reina, aunque «es imposible desligar este espacio del resto, por ejemplo de la plaza del Ayuntamiento». En la primera entran una media de 90 autobuses de la EMT a la hora, lo que cambiará por completo cuando la compañía municipal ponga en marcha los intercambiadores previstos en Tetuán y Porta de la Mar, un proceso del que se sabe poco o nada, salvo que consistirá en facilitar transbordos con vehículos lanzadera que entren en las plazas, una operación casi quirúrgica y con mucho riesgo, sobre todo por la saturación de usuarios en las dársenas.

¿Cómo deben ser las plazas? El pavimento debe ser de «fácil limpieza para que el mantenimiento sea sencillo. La elección de los materiales es importante, así como la estética del conjunto, que debe dar un aire de calidad y al mismo tiempo respetuoso con el entorno», comentan las mismas fuentes.

Desde la asociación lanzan una idea importante: «Las franquicias y las enseñas globales deben respetar las fachadas», como ocurre en otras ciudades, donde se han producido debates acerca de si deben permitirse carteles de marcas comerciales universales junto a monumentos medievales, por citar un caso.

Aunque la clave de bóveda la sitúan en que «se garantice la accesiblidad con transporte público, todas las plazas están enlazadas con el tema de los autobuses». La asociación ha pedido información al Ayuntamiento pero «no lo tienen claro; esperamos que haya antes un proceso de participación».

Lo mismo dice la presidenta de la Federación de Vecinos, María José Broseta, al señalar que «se trata de un proceso que no se puede hacer de hoy para mañana», para reiterar que «las maquetas no lo son todo y tras la presentación de las mismas habría que ver si el proyecto es posible. Hay arquitectos que en el papel plasman grandes ideas pero luego no se pueden materializar».

Confió en que antes de emprender las obras sean escuchadas todas las partes implicadas, «comerciantes, peatones, vecinos..., todos aquellos a quienes les puedan afectar los cambios». En la plaza de la Reina se realizaron varias reuniones, aunque no se conoce el resultado. «Les dijimos que tuvieran en cuenta los escalones por la Ofrenda y la procesión del Corpus. Prometieron tenerlo en cuenta», comentaron desde la entidad de comerciantes.

La asociación de vendedores del Mercado Central distingue claramente la plaza del Mercado de la plaza Ciudad de Brujas. «La primera es para disfrutar y la segunda para dar servicio a los autobuses y las zonas de carga y descarga, entre otros».

El que habla es el presidente del mercado, Francisco Dasí, quien echa en falta algo más de información por parte del Consistorio y la Generalitat sobre el futuro de un entorno tan sensible para ellos. «Las paradas de la EMT deben estar en la misma plaza de Brujas», dijo tajante.

De nuevo la cuestión del transporte público, para matizar que el proyecto arquitectónico «debe ser coherente en las dos plazas». El tráfico es otra de las cuestiones esenciales. El gobierno municipal está decidido a dejar la avenida Barón de Cárcer en doble sentido desde la plaza San Agustín (ahora está desde la calle Garrigues), lo que obligará a reformar también esta plaza.

«El compromiso es que eso se haga antes de la ampliación de aceras en la calle San Vicente», matiza Dasí, quien conoce por este periódico que esa obra ya ha salido a concurso, al que se han presentado trece empresas y que supondrá un estrechamiento de la calzada al tener un carril menos.

Broseta añade que «el diálogo es primordial, así como debatir sobre lo que cada agente implicado necesita. La obligación de la Administración es dar solución y alternativas a los posibles cambios que puedan darse en materia de transporte, tanto público como privado», para finalizar diciendo que «el peatón es siempre lo primero, pero si se quiere realizar una peatonalización deben darse alternativas adecuadas para la misma».

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