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Hespérides. El jardín inaugurado en 2000 incluye una calle peatonal entre el cauce y la calle Quart.
Medio siglo para conseguir un jardín

Medio siglo para conseguir un jardín

La ampliación del Botánico cierra el conflicto urbanístico más añejo de Valencia

PACO MORENO

Domingo, 9 de abril 2017, 21:31

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Es un trozo pequeño de ciudad aunque ha sido uno de los más polémicos de las últimas décadas en Valencia, más por su simbolismo que por su efecto sobre los vecinos. En el Plan General de 1966 se asignó una tremenda edificabilidad a los solares situados entre el Jardín Botánico y la Gran Vía Fernando el Católico (242.200 metros cuadrados) y el próximo mes se presentará en sociedad la ampliación del jardín en la última parcela. Entre estos dos hechos, protestas vecinales, sentencias, convenios y el pago de 33 millones de euros de las arcas del Ayuntamiento para evitar las torres.

Es la cifra que calcula la concejalía de Desarrollo Urbano, cuyo delegado, Vicent Sarrià, fue uno de los que conoció esta semana el diseño encargado por la Universitat de València a la empresa Cercle para la ampliación del Botánico. Un gasto que deja fuera todo lo anterior a 1988, donde habría que recurrir a documentación que ya empieza a tornarse amarilla.

Un subsuelo repleto de cimientos dificulta los huertos urbanos

  • El alcalde Joan Ribó acogió de buen grado la propuesta de un grupo de vecinos para que el solar de Jesuitas acoja huertos de autoconsumo hasta que se amplíe el Botánico. Lo que desconocen la mayoría de residentes es que el subsuelo de la parcela está repleto de cimientos, incluso algún sótano cegado, de antiguos pabellones del colegio, que estuvieron en servicio hasta que se aprobó la edificación de las torres. La preparación del terreno elevaría aún más el coste de los huertos, ampliamente cuestionados en el seno del gobierno municipal y asociaciones como la entidad Constantí Llombart y la vecinal del Botánico, quienes alertan de que este uso dificultaría a la larga a la Universitat el proceso de las obras del jardín definitivo.

Primero con la Compañía de Jesús y después con los promotores que adquirieron las parcelas, el Consistorio negoció para ir rebajando la edificabilidad y evitar la construcción de las torres. El primer paso se dio en 1982 con la firma de un convenio entre el Ayuntamiento y la propiedad, que rebajaba la edificabilidad a 92.740 metros cuadrados.

En 1986 se pasó a 57.607 metros cuadrados, mientras que en 1995, año del gran acuerdo para eliminar las torres, se pactó con la firma Entreavenidas la permuta con un solar municipal en Campanar, entre Maestro Rodrigo y General Avilés, a cambio de su propiedad de 36.055 metros cuadrados construidos previstos. En su lugar se proyectó e hizo realidad el jardín de las Hespérides, inaugurado en 2000 con una colección de medio centenar de tipos de cítricos, entre otras singularidades.

La última pieza del rompecabezas, el solar de Expo Grupo, es la que asciende a 16.445 metros cuadrados de edificabilidad y que se cederá a la Universitat a largo plazo para que amplíe el Botánico, con un diseño que tendrá también en cuenta el jardín de las Hespérides.

La financiación correrá a cargo de la institución docente, a base de fondos europeos destinados a la investigación y patrocinios públicos y privados. El alcalde Joan Ribó calculaba esta semana en la cadena Ser que la inversión será de unos dos millones de euros.

Pero eso es sólo una pieza del puzzle, que tiene su espejo en la avenida Aragón, en concreto en la parcela donde se levantaba el desaparecido nuevo Ayuntamiento. Expo Grupo debe construir una torre de 20 plantas para un hotel de cinco estrellas. De momento no hay plazos pese a la inquietud en el gobierno municipal para que esta operación no se estanque durante años.

Fuentes cercanas a la empresa subrayaron que carece de sentido acometer la construcción del hotel cuando a unos metros sigue en pie Mestalla. La crisis y la falta de financiación han roto todas las previsiones del club valencianista para su traslado a la avenida Cortes Valencianas, pese a tener prácticamente aprobado el plan para la construcción de varias torres de viviendas donde ahora se sitúa el estadio.

Las mismas fuentes indicaron que toda la reurbanización de la zona se plantea como una unidad, es decir, que descartan adelantar la construcción del hotel de lujo. La intención del Valencia era jugar en el nuevo Mestalla en 2019 para celebrar sus cien años de existencia y el Consistorio hizo un amago de reclamar que acelerasen las obras, aunque fuentes municipales reconocieron que sigue la situación de bloqueo.

Así las cosas, lo más inmediato será la ampliación del Jardín Botánico. El vicerrector de Participación, Jorge Hermosilla, habló esta semana de acometer las obras «cuanto antes», incluso dijo que asumen la iniciativa «con entusiasmo» en lo que será una operación urbanística de mayor calado, dentro del Plan Especial de Protección del Botánico. El documento habla incluso de la posibilidad de mejorar la conexión entre esta zona y el viejo cauce, a través de más pasos de peatones o una reurbanización que deje como preferentes a los viandantes.

Eso es lo que se perfila sobre el papel, aunque la realidad actual es que el callejón donde recae la ermita del colegio de Jesuitas en un enorme urinario y una letrina que tira para atrás las narices más curtidas, mientras que el propio solar ha sido desalojado varias veces de chabolas, sobre todo cuando el Consistorio desalojó un cercano campamento en el jardín del Turia.

La plataforma vecinal Salvem el Botànic ha decorado varias veces el muro que rodea el solar, donde quedan todavía vestigios de los murales. La entidad anunció recientemente su disolución al cumplir los objetivos perseguidos cuando nació en 1995, pese a que ni siquiera se ha presentado el proyecto de ampliación y quedan numerosas cuestiones por debatir, como la misma oportunidad de que el Consistorio apruebe unos huertos provisionales en plena negociación con la Universitat de València.

Tampoco está claro en esta cuestión cómo llegará el agua de riego a esos huertos, que desaparecerán por completo con las obras de ampliación del jardín. Fuentes municipales señalaron lo inadecuado de que el Consistorio «asuma unos costes para esta iniciativa, precisamente cuando la Universitat ha entrado de lleno en la operación».

El rompecabezas se completa con un conjunto de alquerías en la calle Beato Gaspar Bono, que la Compañía de Jesús ya ha transferido al Ayuntamiento. La decisión pasa por rehabilitarlas para un equipamiento escolar, una guardería, lo que no ha entrado en los Presupuestos iniciales de este año. La asociación de vecinos y otras como la Constantí Llombart y Círculo por la Defensa del Patrimonio han criticado varias veces su precario estado de conservación.

El conjunto quedará como tres jardines que perseguirán ofrecer una imagen de unidad. La ampliación será un parque urbano mediterráneo abierto, con verja igual que ocurre con otras zonas verdes (sin ir más lejos el jardín de las Hespérides), aunque abierto como cualquier espacio público gratuito. Estará compuesto por seis ambientes distintos donde en cada uno se representará un hábitat. En uno de ellos se recreará el paisaje de huerta con acequias y un diseño que recordará los cultivos, aunque en todo momento se trabajará como en cualquier jardín botánico.

Hermosilla citó que las referencias a tener en cuenta son Burdeos y Barcelona como proyectos contemporáneos, un diseño que se conjugará con el cercano creado en el siglo XVIII. Con la finalización de las obras en los 3.639 metros cuadrados que pasaron a manos del Consistorio se estima que también estará en marcha algunos de los criterios emanados del plan urbanístico del barrio, donde tendrán predominio las zonas peatonales.

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