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J. A. MARRAHÍ
Martes, 28 de marzo 2017, 20:40
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Por segunda vez en tres meses, la escena volvió a repetirse. Policías locales y equipos del Ayuntamiento de Valencia procedieron el lunes al desalojo y limpieza del solar de chabolas establecido en un solar de la Generalitat, en pleno centro de Valencia y a escasos metros de las torres de Quart. Los agentes obligaron a marcharse a una decena de okupas y los operarios de limpieza llenaron un camión de basura con la chatarra y enseres acumulados.
Como avanzó LAS PROVINCIAS a principios de marzo, el conjunto de chabolas nació hace tres años, en la confluencia de las calles Murillo y Carrasquer, a escasos metros del Conservatorio Profesional de Música y las emblemáticas torres. Fue tras el derribo de un edificio antiguo que ocupaba el espacio en el que hoy se ubica el solar, propiedad del EIGE (Entidad de Infraestructuras de la Generalitat). Tres de sus lados están rodeados por bloques de viviendas y un edificio de nueva construcción que acabó también destartalado por saqueos.
¿Volverá a ser ocupado el solar de la calle Murillo como sucedió tras el desalojo de diciembre? Los habitantes de la zona albergan pocas dudas. Para Encarna Clérigues, una de las vecinas que trasladó quejas vecinales al consistorio, «el asunto tiene mal arreglo».
Su temor es claro «Los okupas van a volver. Mendigan por el centro y buscan la facilidad de sacar el agua con garrafas de la plaza de Santa Úrsula, que está justo detrás del solar». Bajo su punto de vista, si no se toman medidas de seguridad «más férras, como tapiar la puerta o blindar por completo el acceso al solar, lo más probable es que volvamos a tener un campamento de chabolas en cuatro días». Para Clérigues, «la solución de cerrar el portón metálico con candado, no es suficiente y está demostrado».
La sensación de los policías locales que han intervenido en el lugar es similar. Y el cuerpo municipal no tiene competencia para instalar mecanismos de seguridad o alterar la estructura de un recinto ajeno. Fuentes del EIGE aseguraron ayer que esas medidas «se están estudiando por técnicos y tienen que evitar ocupaciones ilegales pero también cumplir con la normativa que regula estas actuaciones». El organismo de la Generalitat manifestó su «preocupación por encontrar la solución más adecuada».
Mientras, vecinos del centro de Valencia aseguran que la ocupación de solares por parte de clanes chabolistas se ha cronificado en otras calles del centro como Palomino, Hort d'En Cendra, Santo Tomás o calle Alta. Además, medio centenar de familias de Monteolivete siguen luchando contra un asentamiento ilegal en la calle Peñagolosa que ya provocó un incendio en diciembre.
Clanes rumanos de la mendicidad comenzaron a establecerse en la zona en 2014, según los vecinos. Atenazados por la necesidad, los habitantes ilegales forzaron los portones y convirtieron el espacio raso en su nuevo hogar. Maderas partidas, uralitas, plásticos, colchones, planchas metálicas o puertas usadas recuperadas en contenedores fueron levantando el poblado a costa de la propiedad autonómica y la preocupación de los vecinos.
Los okupas ni siquiera tenían que saltar la tapia de dos metros que hace invisible el asentamiento para los peatones. Con candados y cadenas cerraban su refugio durante el día y lo abrían a su antojo para reagruparse durante la noche.
Pero las quejas vecinales se cruzaron en su camino. Los residentes urgían al ayuntamiento a actuar ante griteríos de madrugada, presencia de roedores e insectos, malos olores o el riesgo de incendio por las hogueras que los habitantes de las chabolas encendían para cocinar o calentarse. La Generalitat también denunció la ocupación a la policía.
El 9 de diciembre del año pasado se produjo el primer desalojo en el solar. Agentes municipales intervinieron con apoyo de equipos de limpieza, que llenaron tres camiones durante varios días de trabajo. Pero a las dos semanas, en Navidad, el campamento resurgió y la Generalitat volvió a urgir una solución al Ayuntamiento.
Y la respuesta ha llegado tres semanas después. Según una vecina afectada, Encarna Clérigues, «el viernes estuvieron policías con brigadas de limpieza». Los agentes indicaron a los okupas que debían marcharse y no fue preciso el uso de la fuerza. Los habitantes de las chabolas «fueron agrupando y retirando pertencias durante el fin de semana», describió la residente.
«Todavía quedan restos»
La limpieza del resto de enseres acumulados se produjo sobre las 11.30 horas del lunes. Los operarios llenaron un camión de la basura. Los vecinos aseguraron que por la tarde «todavía quedaban restos del campamento» y confían en que la retirada de chabolas y chatarra continúe durante esta semana, como sucedió con el anterior desalojo.
Según la Policía Local, la actuación ha estado coordinada con servicios sociales, los equipos municipales de limpieza y la propiedad del solar. «Se comunicó con antelación a las personas que estaban allí», indicaron fuentes del cuerpo municipal. Mientras, desde la Concejalía de Gestión de Residuos Solidos no pudieron aclarar el lunes la cantidad concreta de material que se ha retirado o si, como intuyen los vecinos, la limpieza continua.
LAS PROVINCIAS también consultó al departamento de Servicios Sociales para conocer qué soluciones se ha propuesto a los desalojados. Según los vecinos, entre ellos hay una mujer embarazada y detectaron conflictos de convivencia. Los responsables de esta concejalía no aportaron ninguna explicación.
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