Borrar
Urgente Una avería en el avión deja tirado al Valencia

El Ayuntamiento de Valencia adjudica las obras para urbanizar la Dehesa del Saler

PPLL

Sábado, 25 de marzo 2017, 00:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El 25 de marzo de 1967, el Pleno del Ayuntamiento de Valencia aprobó la propuesta de la Comisión Especial para la Ordenación y Urbanización de la Dehesa del Saler, lo que implicaba adjudicar la ejecución de dichas obras a la empresa Terrenos de Valencia S.A. (Tevasa), por un importe de 643 millones de pesetas y un plazo de cinco años.

El ayuntamiento, que en aquellos momentos presidía el alcalde Adolfo Rincón de Arellano, había valorado que la propuesta de Tevasa era la más conveniente para la ciudad por ser la más completa y detallada, la de precio más bajo y la que aseguraba además que realizaría el encargo en menos tiempo. Las otras dos compañías que se presentaron proponían costes y plazos de ejecución superiores: Entrecanales y Távora, seis años, y Dragados y Construcciones, cinco y medio.

La corporación municipal recalcó que «desde hace muchos años, Valencia y su Ayuntamiento sentían la necesidad de transformar el Monte de la Dehesa, por cuanto en su estado actual no se le daba el debido aprovechamiento, ya que quedaba por explotar una riqueza absolutamente necesaria para el prestigio de la ciudad y de la economía valenciana».

La riqueza a la que aludía se relacionaba con la creación de «un centro turístico de categoría que incorpore la ciudad a las corrientes turísticas del momento y contribuya al engrandecimiento de la zona».

Valencia se había quedado al margen del gran desarrollo turístico que imperaba a lo largo de la costa mediterránea. Las distintas corporaciones municipales habían chocado una y otra vez con el obstáculo de que, siendo la Albufera y la Dehesa propiedad de Valencia, no podían hacer allí nada más que cumplir la ley de cesión a la ciudad, que era de 1911 y obligaba a que su uso fuera exclusivamente forestal. Una norma que el ayuntamiento consideraba «anacrónica» y que consiguió al fin que el Gobierno de Franco la cambiara, permitiendo la ansiada urbanización.

Años después, el amplio sentir popular en contra de aquel despropósito consiguió, con la intensa colaboración informativa de este periódico, que el propio régimen franquista que cambió leyes y autorizó el proyecto de urbanización, tomara conciencia del grave problema ecológico y patrimonial que se generaba, por lo que dio marcha atrás. El Gobierno sustituyó al alcalde Vicente López Rosat, que proseguía con convencido entusiasmo lo iniciado por Rincón de Arellano, y encargó al nuevo alcalde, Miguel Ramón Izquierdo, que paralizara la destrucción del Saler. Del plan sólo se respetaron los bloques de apartamentos ya construidos.

HACE

100

AÑOS

La revolución rusa de febrero de 1917 no estaba derivando en ganar estabilidad política y social, sino al contrario, y LAS PROVINCIAS recordó, el 25 de marzo, que sus iniciales observaciones de preocupación venían a confirmarse frente a las iniciales «voces de alegría». Transcurridas varias semanas, los «vaticinios jubilosos de los aliados se han callado, sucediéndose palabras de templanza, consejos amistosos, recelos más o menos fundados a causa del inesperado giro que han tomado los acontecimientos en Rusia».

«El tupido velo -decía el periódico-, el misterio que rodeaba la revolución rusa, poco a poco va corriéndose, y resulta que nuestra apreciación era la que realmente ha caracterizado el movimiento revolucionario moscovita». Porque «en las dilatadas llanuras rusas reina una anarquía completa».

El artículo, firmado por B. Mario, destacaba que, sólo en San Petersburgo, se habían registrado más de 4.000 muertos y 700 heridos. El gobierno -«llamémosle provisional»- no controlaba la situación, cundía el desorden y hasta el ejército -en plena I Guerra Mundial- se quedaba sin víveres en el frente, porque los almacenes eran asaltados por las masas.

«Es el resultado de un poder vacilante, enfermo, carcomido», concluía el articulista. Aún se complicaría más la situación en octubre, cuando, en la segunda revolución, los bolcheviques encumbraron a Lenin al poder.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios