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Un fiscal investiga la muerte de un hombre clave en el complot contra Kennedy

PPLL

Sábado, 25 de febrero 2017, 00:12

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Jim Garrison, fiscal de Nueva Orleans, había iniciado una investigación sobre el asesinato del presidente John Kennedy que le había llevado a considerar la existencia de una «conspiración posible», según crónica de Bernard Gavzer, de Ap-Efe, publicada en LAS PROVINCIAS el 25 de febrero de 1967.

Los últimos sucesos corroboraban además la idea de que existía un complot. David W. Ferrie, un piloto de evasión que era clave en las pruebas aducidas por Garrison, había sido asesinado en su apartamento; alguien le había provocado un mortal derrame cerebral.

Varios 'hombres de negocios' de Nueva Orleans mostraron su decisión de aportar el dinero necesario para garantizar que prosiguieran las investigaciones del fiscal. Los empresarios estaban igualmente convencidos de la existencia de una conspiración de gran alcance y querían apoyar a Garrison. Por dinero no sería, de modo que dijeron estar dispuestos a apoyarle durante el tiempo que hiciera falta; «incluso hasta cinco años si es preciso», advirtieron.

Tras haber hecho las primeras revelaciones sobre la marcha del caso y la suma de dinero invertida, Jim Garrison confesó que tendría que recurrir a empréstitos bancarios para financiar personalmente las pesquisas, puesto que aseguró estar «dispuesto a averiguar la verdad en todo esto».

Fue dos días después de proclamar su decisión a seguir adelante cuando fue encontrado muerto David F. Ferrie, lo que terminó de convencer al grupo de empresarios de que «Garrison está en lo cierto y sus indagaciones darán resultados positivos en caso de que pueda proseguir la investigación libre de obstáculos», por lo que se dispusieron a garantizarle los medios económicos suficientes. Hablaron incluso de «un cheque en blanco para pagar lo que cueste».

David F. Lewis, otro testigo de Garrison, había afirmado que conocía los nombres de cinco personas implicadas en la conjura para matar a Kennedy, pero temía también por su vida, y, al saber que Ferrie había sido asesinado, optó por desaparecer un tiempo de la escena.

Las investigaciones se centraban además sobre la misteriosa muerte de otro hombre, Thomas Killan, en 1964 en Pensacola (Florida). Según su hermano, Thomas le había dicho que se sentía perseguido por lo que sabía sobre el magnicidio del presidente.

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