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Adiós a las multas por botellón

Adiós a las multas por botellón

La Federación de Vecinos reclama que se mantengan los decomisos y se informe a los padres de los menores

PACO MORENO

Sábado, 25 de febrero 2017, 21:50

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valencia. Son sólo dos cifras pero revelan una situación preocupante. El Ayuntamiento tramitó 333 sanciones por consumo de alcohol y drogas en la calle el pasado año, mientras que en 2015 la cifra se elevó hasta los 826 expedientes. Es la respuesta de la concejalía de Control Administrativo y Espacio Público, encargada de la gestión de las denuncias de la Policía Local, al grupo popular, que preguntó en el último pleno.

Fuentes de esta formación indicaron que las preguntas se formularon también a la delegación de Protección Ciudadana, aunque «la contestación es que nos pasarán toda la memoria de 2016 cuando esté». No obstante, matizaron que las cifras de los boletines de denuncia y las sanciones posteriores no deben cambiar prácticamente.

El balance de 2016 es también inferior en el caso de las liquidaciones de las sanciones, que han pasado de 610 a 506 expedientes, aunque no ha sido tan llamativo como las primeras. El Consistorio recaudó por este concepto 244.000 euros frente a los 199.650 euros del ejercicio anterior, según la contestación.

A la vista de estos datos, la presidenta de la Federación de Vecinos, María José Broseta, señaló que el Ayuntamiento no debe bajar la guardia frente al botellón. «Lo que no podemos decir es que el botellón no se puede solucionar», señaló frente a unas reciente declaraciones de la concejal de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, sobre la dificultad de sancionar a los que beben alcohol en la calle.

Broseta indicó que «por lo menos queremos que la Policía Local requise todas las botellas que pueda, además de cuando se identifique a menores, notificar a los padres». El Consistorio alega desde hace años el coste que supone los análisis de las bebidas para certificar que contienen alcohol y entonces tramitar la multa correspondiente.

El mapa del botellón en Valencia ha cambiado por completo desde la presión policial ejercida en el aparcamiento de campus de Tarongers. Cientos de jóvenes se concentraban por las noches para beber en la explanada y aquello derivó en una protesta de los vecinos de la zona y un plantón de vehículos de la Policía Local, que poco a poco consiguieron desterrar las concentraciones.

El reverso de aquella situación fue la creación de microbotellones, prácticamente en cada barrio, en el entorno de cada discoteca. La presidenta vecinal señala que es urgente la reunión de la comisión del ocio. «Es una prioridad reunir a jóvenes, las universidades, los hosteleros y los vecinos, para ver soluciones entre todos».

Abogó por una modificación de la ordenanza «si no sirve», sobre todo en la verificación y tramitación de las multas. Insistió en el beneficio de que los padres conozcan si sus hijos menores practican el botellón. «Ayudará mucho a que dentro de diez años haya menos casos de alcoholismo», consideró.

En todos los barrios de la ciudad hay casos para relatar críticas por el botellón. En la zona de Cruz Cubierta, el presidente de la asociación de vecinos, Rodolfo Izquierdo, es muy claro: «Cerca de una discoteca siempre hay botellón», afirmó.

Los residentes reclaman desde hace tiempo más patrullas de la Policía Local. «Ahora se está poniendo un coche de plantón, nos han dicho que harán más caso a nuestras peticiones, pero veremos qué pasa», consideró Izquierdo.

En Cruz Cubierta, el botellón se produce en las inmediaciones de la calle San Vicente. «Entra hasta debajo del puente», señaló en referencia al pontón del bulevar sur», para apuntar que más allá del ámbito de la asociación de vecinos «hay botellón en lugares como el aparcamiento del Cementerio General, donde ya se han quedado los vecinos que viven al otro lado del bulevar».

El botellón provoca ruidos nocturnos, aunque también la acumulación de residuos. En zonas como el Carmen, son frecuentes las quejas de los residentes por ese motivo, principalmente orines en los rincones de callejones. El Ayuntamiento ha tenido que reforzar el baldeo los fines de semana para frenar la acumulación de suciedad y, de paso, las protestas de los vecinos.

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