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El barrio de las Moreras sevendió como el de la Fórmula 1y hoy apenas tiene mediadocena de fincas acabadas.
Barrios de Valencia olvidados entre solares

Barrios de Valencia olvidados entre solares

Plagas de ratas, bosques de matorrales, calles con las farolas apagadas y ausencia de líneas de la EMT forman las críticas de los residentes

PACO MORENO

Domingo, 5 de febrero 2017, 21:24

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«¿Policía Local? ¿Eso qué es?» Amadeo es vecino del barrio de Sociópolis, una de tantas zonas de Valencia que se quedaron atrapadas por la crisis económica y que no han podido salir todavía. El Ayuntamiento calcula que hay al menos una treintena de proyectos urbanísticos paralizados con solares donde debían construirse viviendas. El problema es cuando en algunas de las fincas ya se han entregado las llaves y los aledaños son un conjunto de vertederos, matorrales y calles que no van a ningún sitio.

La queja es común en muchos de los afectados: faltan servicios públicos que atraigan al sector privado a arriesgarse a invertir. Aún así, LAS PROVINCIAS ha querido conocer de cerca algunos de los testimonios de estos sufridos residentes.

José Manuel (Las Moreras): «La publicidad del piso incluía el circuito de F-1»

«La única línea de la EMT que tenemos es la 95, aunque los jardineros vienen a podar de vez en cuando». José Manuel pagó por su vivienda de dos habitaciones uno total de 178.000 euros en 2013, con garaje y trastero. «La publicidad incluía el circuito de Fórmula 1, con supermercados y guarderías en las figuraciones virtuales», recuerda.

A día de hoy, en el barrio de las Moreras, entre el corredor mediterráneo y Nazaret, sólo hay abierto un local de estética y peluquería, en una de las fincas próximas al viejo cauce. «En total hay cuatro edificios con vecinos y una más acabada, aunque no han vendido ninguna vivienda». Por suerte para los residentes, las ocupaciones ilegales tan frecuentes en este tipo de barrios no ha hecho acto de presencia.

Hace escasas fechas el Ayuntamiento abrió la pasarela peatonal de la Fórmula 1, inútil desde que terminó el último Gran Premio en 2012. «No creo que sirva para mucho, tenemos todos los médicos en Nazaret», asegura este vecino. Por el lado sur de las Moreras discurre una plataforma del tranvía, la fallida T-2. «Al menos sirve para cruzar. Se gastaron una millonada y cuando quieran ponerla en marcha habrá que levantarlo todo», opina.

Amadeo (Sociópolis): «Falta alumbrado, no pasa la policía ni hay línea de EMT»

«Mi mujer se cayó hace poco por falta de alumbrado porque sobresalía uno de los tornillos de una tapa de agua. Tiene el brazo roto». Amadeo es uno de los vecinos más activos del barrio de Sociópolis, en la pedanía de La Torre. El ambicioso proyecto de la Generalitat de combinar una zona residencial en un paisaje agrícola se ha quedado también a medio camino y ha dejado colgados a muchos vecinos, que tienen una larga lista de reivindicaciones.

«En una de las aceras, las farolas no están conectadas. En otras, el apagado es selectivo y la bombilla encendida apunta a la calzada, como si aquí no viviera nadie», dice, antes de poner otro ejemplo de abandono: «Un coche se empotró contra una caseta y ahí está hace mes medio, tumbada y sin que nadie del Ayuntamiento haga ni caso», dice.

En Sociópolis hay cinco fincas terminadas, aparte de otra que recae a la Carretera Real de Madrid, casi en el límite con Benetússer. «La de la Generalitat es un nido de ocupaciones ilegales, se cuelan niños con frecuencia pese al riesgo de accidentes y no saben qué hacer con ella», apunta acerca de los intentos de venta.

En todo el barrio sólo hay un pequeño supermercado. «No sé cómo sobrevive con los pocos que somos». Está abierta desde hace dos años y tiene a la venta productos básicos. Amadeo vive en una vivienda social de una inmobiliaria de Caixbank. «Los precios son asequibles, está todo ocupado y con lista de espera». Con una habitación, garaje y trastero y vivienda, paga un alquiler de 220 euros mensuales, donde se incluyen los gastos y la parte proporcional del Impuesto de Bienes Inmuebles. «No me arrepiento de vivir aquí», asegura pese a las duras condiciones del barrios.

Pep Bellver (Benicalap): «Me daría vergüenza que pase el bus turístic»

Si hay una obra faraónica en Valencia inacabada, al margen del Ágora, es sin duda el nuevo estadio del Valencia. Paralizado en 2009 tras un fatal accidente y por la falta de financiación, es el ejemplo de dinero enterrado en forma de hormigón., en concreto 150 millones. Para acabarlo hacen falta al menos cien más.

«La pena es la gente que abrió bares por el campo de fútbol. De todos esos, apenas han quedado tres o cuatro, que no sabemos cómo sobreviven». El presidente vecinal de Benicalap, Pep Bellver, recuerda cuando empezaron las obras, las discusiones acerca del polideportivo que el club debe construir para el barrio en la esquina entre Doctor Nicasio Benlloch y Amics del Corpus. Aquello ha quedado en el «olvido, no sabemos nada ni tenemos información de nadie», dice.

Ahora se fijan más en problemas cotidianos que siguen sin resolverse, como la laguna que se forma cada vez que llueve junto al centro de salud en Amics del Corpus. «Los días de calor es todo un espectáculo; el agua se pudre y aparecen los mosquitos», ironiza el dirigente vecinal.

«Me daría vergüenza que el bus turístic pase por aquí», opina acerca de la evolución de la avenida Cortes Valencianas, la zona de más proyección en la ciudad tras el desarrollo de la avenida de Francia. «Hay varios solares sin edificar y lo peor de todo es que no limpian los matorrales ni los vertederos», apunta.

Dentro del nuevo estadio estima que viven unos 200 gatos, además de la colonia permanente de gaviotas y la consabida presencia de ratas. «Está todo abandonado en este entorno y el Ayuntamiento es el primero que incumple la normativa de solares», dice sobre Benicalap.

Soledad Mateo (Zafranar): «Esta zona está dejada de la mano de Dios, sin más»

«Sólo hay una finca habitada y está en la calle Campos Crespo» . Ese es el resumen del polígono de viviendas de Patraix, que sirvió en su día para la apertura del bulevar sur y la urbanización de un puñado de clles hasta el barrio de Patraix. De los solares restantes, «ninguno está vallado, sólo el del Ayuntamiento», indica la presidenta vecinal, Soledad Mateo.

Toda la zona «está dejada de la mano de Dios, sin más. Está abierta la estación de metro por el Hospital Peset y la cercanía de Gaspar Aguilar, pero el resto son «mosquitos, ratas y de todo. Malos olores los que quieras cuando hace calor». Con frecuencia se producen incendios de matorrales y también «hay gente que va a echar escombros en Campos Crespo», pese a que junto a la V-30 se encuentra un ecoparque.

Todo esto hace que se agrave «el problema de las plagas. Se urbanizó pero ya está, hay carteles de venta de solares y poco más. Ni una caseta de ventas ni una grúa a simple vista. Si las hay, yo no las he visto», precisa, para indicar que los vecinos de Zafranar y Patraix confiaban en este barrio para tener algunos equipamientos públicos. «De momento nos quedamos sin nada», lamenta.

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