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Clara Parejo y Raquel Alario, ayer, durante un momento del discurso de la fallera mayor en la Crida a la Humanidad. :: juanjo monzó
Una Senyera para dar las gracias

Una Senyera para dar las gracias

Miles de personas se reúnen ante las Torres de Serranos para celebrar que la fiesta es Patrimonio de la Humanidad

ÁLEX SERRANO

Lunes, 12 de diciembre 2016, 00:45

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valencia. Con los colores de la Senyera hacia el mundo. Así celebraron ayer las Fallas la declaración de la Unesco en una Crida a la Humanidad a la que casi parece que le vino bien la suspensión de la pasada semana por la lluvia, porque miles de falleros abarrotaron los alrededores de las Torres de Serranos desde primera hora de la tarde. Casi como en una Crida habitual, pero más desangelada debido a la distancia de seguridad entre las torres y el público por el disparo del piromusical.

Y es que los falleros están ya en esa época del año en la que tienen ganas de fiesta. Con la plantà a apenas 94 días, y tratándose de una celebración en la que aún no está muy asentado el «mig any» que sí lo está en los Moros y Cristianos, los falleros tienen muchas ansias de fiesta. Pero también tenían, ayer, ganas de celebrar que la Unesco ha dado a las fiestas josefinas el máximo reconocimiento y les ha puesto a la altura del centro histórico de Roma, la ciudad de París, los glaciares argentinos o las pirámides de Giza, en Egipto, entre otras.

El acto contó, desde mucho antes de su hora de comienzo oficial a las 20 horas, con animación que ponía o bien la propia Junta Central Fallera con música de ambiente o los propios falleros. Muchos de ellos habían quedado en sus casales para recorrer las calles hasta las torres en una práctica tradicional en la Crida. Los habituales polares de distintos colores según la comisión abarrotaron la zona más cercana al puente de Serranos desde primera hora, y vinieron muy bien porque la temperatura se desplomó pasadas las 19 horas. No hubo problemas de espacio porque la falla plantada el mismo miércoles en que las Fallas recibieron el reconocimiento se había trasladado al interior del perímetro de 25 metros montado en torno a las torres, aunque el acto sí quedó ligeramente desangelado por la distancia entre el escenario y el público, que impidió que las comisiones de las falleras de la corte pudieran saludar a sus integrantes como es habitual en la Crida, con grandes carteles con sus fotos y mensajes de ánimo y apoyo. El escenario, de grandes dimensiones, estaba colocado al pie de las torres y a él se subieron, poco antes de que empezara el acto, las falleras mayores de Valencia, Raquel Alario y Clara Parejo, así como sus cortes de honor. En el acto estuvieron presentes el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; y el alcalde de Valencia, Joan Ribó, así como concejales de todos los grupos municipales.

Todo empezó con un espectáculo de luces que no defraudó a nadie. «La llum obrint les portes al món», se titulaba, y en él los técnicos emplearon decenas de máquinas «de última generación», como informaron, que enviaron haces de luz al cielo nocturno de Valencia. Con ellos se conformó la Senyera, muy presente en todo el acto.

Después llego el turno de Raquel Alario, que sorprendió con un discurso en español, inglés y valenciano. En él, la máxima representante de las fiestas josefinas para el ejercicio 2017 agradeció a la Unesco que haya entendido «que las Fallas forman parte de nuestra identidad como pueblo valenciano y que son esencia de una tierra dinámica, abierta e integradora». «Estamos orgullosos de defender nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra lengua y nuestras tradiciones», dijo la fallera mayor, que destacó que cualquier persona vinculada a las fiestas josefinas está «pletórica por haber conseguido el máximo reconocimiento que se puede tener». Sin embargo, Alario destacó que delante de las Fallas se abre ahora «un camino de superación e ilusión colectiva». «Tenemos la responsabilidad de cuidar, respetar, promover y defender nuestras tradiciones», dijo Alario, que mandó un mensaje muy claro al mundo: «Las Fallas os abren sus puertas de par en par para que no os perdáis detalle de los monumentos que convierten las calles en auténticas expresiones artísticas, para que os dejéis llevar por la música, vibréis con la pirotecnia y viváis una experiencia única».

«Hoy es un día de alegría desbordada», reconoció Alario, que recordó que las Fallas son «cultura, la expresión viva de tradiciones centenarias, son un reflejo de la identidad del pueblo valenciano y, desde ahora, son patrimonio mundial». En el discurso de la fallera mayor de Valencia estuvo muy presente, como en el que dio su antecesora, Alicia Moreno, el pasado año, las referencias al pueblo y la lengua valencianas.

El público aplaudió a rabiar cuando la fallera mayor dio parte del discurso en un inglés perfecto. No en vano, Alario ha pasado dos años en Bruselas. Ella es la cara más internacional de la fiesta y así lo demostró cuando invitó a visitar la ciudad para admirar «la mayor muestra de arte efímero del mundo». «Las Fallas son simplemente únicas. Son el reflejo de nuestra cultura y nuestras tradiciones y todo el mundo debería disfrutarlo», dijo en inglés. Posteriormente, y entre exclamaciones de sorpresa, risas y aplausos, tanto ella como la fallera mayor infantil, Clara Parejo, invitaron a visitar las Fallas en inglés, italiano, francés, ruso, chino, euskera, gallego, inglés y lenguaje de signos. Y bastante bien, incluso el chino que causó una pequeña risa de Alario. El «venez profiter de notre patrimoine, les Falles» de Parejo fue prácticamente perfecto. Cuando todas las falleras presentes en el escenario invitaron a visitar la ciudad en lenguaje de signos, la ovación fue atronadora.

Imágenes sobre las torres

Con todo, su discurso, en una tribuna abarrotada con representantes falleras de otras localidades donde se celebra la fiesta, fue breve porque pronto fue el turno del resto de actos que conformaron una Crida a la Humanidad corta pero llena de sentido. El videomapeo, obra del artista visual Chema Siscar, tampoco defraudó. Tras la proyección de imágenes del pasado año (muy aplaudida) y protagonizada por los elementos del ya famoso cartel de Fallas de Iban Ramón, había muchas esperanzas puestas en el videomapeo sobre las mismas torres. No decepcionó. Imágenes de la fiesta salpicaron el baluarte defensivo que, si bien no estaba coronado por la Senyera que hubo de ser retirada por motivos de seguridad para el disparo del piromusical de Ricardo Caballer, se convirtió en una inmensa Senyera en el apoteósico y muy aplaudido final, protagonizado por la enseña de todos los valencianos, que «colgó» de la parte superior de las torres. La música que acompañó este acto fue «Cucanyes», de Emilio Someño. El momento en el que la fachada de las torres se «desplomó» para dar paso, en su interior, a todo el mundo de las Fallas levantó no pocas exclamaciones de sorpresa y admiración del público, que se convirtió en un mar repleto de pantallas iluminadas de móviles que pretendían o captar el momento o retransmitirlo a través de las redes sociales.

El piromusical fue tremendamente aplaudido. No hubo que lamentar ningún herido ni ningún accidente. Y es que no eran pocos los que recordaban 1989, cuando el disparo de un espectáculo pirotécnico y la caída de pavesas en la abarrotada plaza de los Fueros provocó escenas de pánico. Pero Ricardo Caballer es uno de los mejores pirotécnicos del mundo, si no el mejor, y había asegurado que le hacía «mucha ilusión» disparar el castillo desde la cima de las torres y con el Himno Regional sonando, sin que el disparo acallara sus acordes como pasó el año pasado, cuando la Junta Central Fallera recibió quejas. Fue un disparo con 1.956 órdenes de fuego lanzadas desde 6 ordenadores y con un material que deja poco residuo para evitar dañar las torres. Además del himno, sonaron el «València en Falles» de Bajoqueta Rock, y el pasodoble «El Fallero» de José Serrano. Se quemaron 160 kilos de material pirotécnico de calibres máximos de 48 milímetros. Los disparos acompañaron perfectamente a la canción y en el caso del Himno Regional terminó con una gran mascletà aérea que encandiló a todos y que fue el broche de oro para el acto.

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