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Rubén Mañó, en una imagen tomada de su Facebook. :: lp
El presunto homicida de Chella: un joven conflictivo y sin oficio conocido

El presunto homicida de Chella: un joven conflictivo y sin oficio conocido

Realizó trabajos sociales durante un mes y tuvo una orden de alejamiento por el modo en que trató a una anterior pareja, otra chica de Chella

M. G./N. M.

Domingo, 30 de octubre 2016, 00:19

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«A mí me conocen bien dos o tres personas, el resto sabe de mí lo que yo quiero que sepan». La frase, compartida hace unos días en una red social por Rubén Mañó Simón, el presunto asesino de Vanessa, cobra ahora especial significado al tratar de escarbar en la personalidad de este joven de apenas 21 años, presunto autor del crimen que ha conmocionado con mayor intensidad a la localidad y a toda la comarca. «Estaba peleado con media comarca de la Canal», recuerda un vecino de Chella que vivía cerca de su domicilio. Y es que, pese a su juventud, Rubén acumulaba toda una serie de enfrentamientos y pugnas, ninguna de ellas especialmente grave eso sí, hasta lo ocurrido el pasado miércoles cuando presuntamente acabó con la vida de Vanessa.

Tratar de ahondar en su actual profesión es todo un misterio: «Era un 'nini'». Su 'ocupación' actual, según comentaron varios vecinos, «era trapichear con marihuana e ir de fiesta, poco más».

Los estudios tampoco habían sido lo suyo, recuerdan algunos compañeros de clase, quienes aseguran de él que «no pasó de primero de la ESO» y dejó las aulas, aunque posteriormente sí pudo retomar los estudios y obtener un módulo en el instituto de Enguera.

«No era lo que podríamos llamar una mente privilegiada», recuerda este conocido, quien definió a Rubén como «un personaje» en el mal sentido del término. «A una chica de Chella que tuvo de pareja hace algún tiempo la trató bastante mal y tenía una orden de alejamiento de ella», recordó un vecino.

Asimismo, en otra ocasión fue condenado por un mandato judicial a realizar ocho horas al día de trabajos sociales en el municipio durante un mes.

La relación que Rubén mantenía con Vanessa, la malograda joven, era de simple amistad, según recalcaron varios vecinos, incluido el alcalde del municipio. Incluso las dos familias mantenían una cierta relación de y no era extraño ver juntos a varios de sus miembros. Ahora, la relación parece rota de manera definitiva. Tras lo ocurrido, sin embargo, ha sido imposible contactar con los padres del presunto asesino, recordó el primer edil.

De este modo, la relación entre Vanessa y Rubén se mantenía en un mero aprecio pese a la diferencia de edad que pudiera haber entre ambos, seis años.

Alguno de los amigos afirma, sin embargo, que Rubén «comenzó comportándose muy bien con Vanessa y sus amigas. Era muy amable con ellas». Eso sí, también le había ofrecido en alguna ocasión «algún porro, pero nada de droga», matizan conocidos de la joven fallecida, quienes insistieron en que «ella nunca quiso probarlas».

Cuando se le pregunta a los vecinos que conocían a Rubén sobre cuáles eran sus aficiones, todos guardan un silencio pensativo para acabar diciendo que el único pasatiempo que se le puede atribuir y que esté dentro de la legalidad es «ir al gimnasio». «Su vida no tenía sentido», explicó otro vecino quien recordó haber discutido en alguna ocasión con él por una cuestión baladí: «Por cualquier cosa que no le gustara se enfadaba y te podría crear un problema. Era mejor olvidarlo y no hacerle caso».

En noviembre del pasado año, cuando vio caminando a una expareja con otro chico, reaccionó violentamente: rompió el retrovisor del coche de este chico, cogió el móvil de la joven y lo estrelló contra el suelo. Además, y durante las recientes fiestas de San Miguel del pasado mes de septiembre, en el cercano municipio de Enguera, mantuvo algún altercado en forma de pelea con vecinos.

La vivienda familiar de la calle San Antón, lugar en el que presuntamente tuvo lugar el crimen, era ocupada únicamente por Rubén, ya que sus padres vivían en otro domicilio en la propia localidad: «Él usaba esa casa para celebrar fiestas», recuerda un vecino que le conocía.

Entre sus tropelías, según explicaron fuentes de la investigación, también figuran la realización de robos en una casa de un domicilio cercano al suyo. Un vecino de una calle cercana a la vivienda de Rubén colocó una cámara oculta tras sufrir un robo. Poco después, y al visualizar las imágenes tras un nuevo ataque, comprobó que Rubén, junto a otros amigos, estaba entre quienes le habían robado, por lo que les denunció.

Desde que se conoció la presunta implicación de Rubén y su confesión, los comentarios en el muro que éste posee en una conocida red social fueron continuos. La mayoría entre varios cientos incluían insultos y muestra de rechazo por su presunto crimen.

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