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Pintadas y deterioro en el interior de la Casa del Agua.
El vandalismo acelera la degradación  de la Casa del Agua en el jardín del Turia

El vandalismo acelera la degradación de la Casa del Agua en el jardín del Turia

El Ayuntamiento anunció un estudio para buscar usos a una edificación de Campanar que sigue cerrada al público

LAURA CHIRIVELLA

Lunes, 5 de septiembre 2016, 20:45

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Construida en la década de los 80 por el despacho de arquitectos 'Vetges Tu i Mediterrànea', artífice de la última remodelación acometida en la Plaza Redonda, la Casa del Agua ha perdido su alma y esencia. Ni siquiera el nombre le hace justicia a estas alturas. Todos aquellos que se acercan hasta esta construcción de hormigón se dan cuenta de que no se atisba ni una mísera gota de agua. El espacio reservado a este recurso natural se encuentra totalmente seco y únicamente un par de pintadas rompen con el gris monótono y triste que desde años es su color más extendido, el del cemento desnudo.

  • fecha a fecha

  • Octubre 2015.

  • El Ayuntamiento anuncia que se iban a buscar usos para el edificio mediante un proceso de participación ciudadana.

  • Julio 2013.

  • Cuatro meses después de un desalojo policial, el inmueble volvió a ser ocupado.

  • Agosto 2011.

  • El abandono se adueña de la Casa del Agua tras el traslado, un año antes, del retén policial que albergaba.

Ya hace décadas que el edificio está abandonado a su suerte en pleno tramo 2 del parque del río Turia, donde cada día cientos de personas pasan casi sin darse cuenta de su presencia. Poco sabrán que está catalogado como Bien de Relevancia Local (BRL), aunque su protección, en este sentido, es escasa o más bien nula. El panorama es desolador para una edificación que, construida sobre el antiguo Azud de Rovella, ejercía de puerta de acceso real al jardín del Turia. Ahora únicamente sirve de soporte de una pasarela peatonal por la que cruzan los viandantes de una parte a otra del río, a la altura de la calle Hernández Lázaro, junto al barrio de Campanar.

Vista desde abajo, los desperfectos no son tan notorios: alguna pintada en su fachada, un intento de colorear de rosa uno de los laterales y restos de hojas secas en el estanque reflejan su abandono. Sin embargo, la perspectiva desde la pasarela muestra un panorama mucho más desesperanzador y deteriorado. En el patio se observa basura amontonada en todos los recovecos existentes, barandillas de metal oxidadas, restos de escombros y cristales esparcidos por el suelo. En las estancias separadas del patio por la pasarela peatonal y que, en teoría, deberían continuar tapiadas para evitar este tipo de prácticas vandálicas, también se encuentran objetos tan rocambolescos como piezas de una moto Yamaha junto a latas de refrescos o varios complementos como un gorra vieja y un guante que bien podrían evidenciar que durante la noche estas instalaciones son usadas por algunas personas que no quieren ser vista y a las que tampoco les importa hacer un mal uso del patrimonio perteneciente al Ayuntamiento de Valencia. Sin embargo, este grado de suciedad también se extiende hasta la pasarela que facilita a los ciudadanos el cruce del antiguo cauce del río Turia ahora convertido en jardines.

«Cuando cae la noche no es muy recomendable vagar por este sitio», asegura un vecino de Campanar cuyo nombre prefiere no revelar. Acompañado por su perro suele acceder cada día por la pasarela y observa el lamentable estado en el que se encuentra la Casa del Agua. Asimismo, como vecino de la zona afirma que por la noche gente de «dudosa reputación» accede al interior de la misma. «Y vete tú a saber que fechorías maquinan para dejar esto así», concluye.

Sin noticias de Oliver

Una pareja de mediana edad que también atraviesa el puente lamenta el estado de dejadez cuando el patio interior del edificio queda a la vista. «No entiendo como no limpian esto, da muy mala imagen a la ciudad», asegura ella. Sobre el césped, aquí y allá hay grupos haciendo deporte y yoga, ajenos probablemente a la historia que alberga la emblemática construcción de la década de los 80 y que, con el paso de los años, ha sido olvidada por los ciudadanos y políticos. Hace poco menos de un año, la concejalía de Patrimonio, dirigida por María Oliver, anunció que junto a la Universidad Europea se estudiarían las posibles utilizaciones que se le podrían dar a este edificio tras años de abandono y desuso. No obstante, hasta el momento las palabras de Oliver de «poner en valor este espacio arquitectónico» han caído en saco roto ya que, por el momento, sus condiciones siguen siendo las mismas y no se ha anunciado ninguna partida presupuestaria destinada a este fin.

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