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Planta noble del Colegio de la Seda donde se han restaurado pinturas y carpinterías.
El Colegio de la Seda recupera sus tesoros

El Colegio de la Seda recupera sus tesoros

La casa gremial de 1494 ya luce las pinturas de Vergara y las 2.117 piezas del suelo cerámico de la Fama se montarán en febrero

Lola Soriano

Viernes, 4 de diciembre 2015, 19:15

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El palacete del Colegio del Arte Mayor de la Seda ha sido el verdadero protagonista de su particular Regreso al futuro. La restauración integral del edificio del siglo XV está en su recta final, después de dos años de trabajo, y dará el salto al siglo XXI a lo grande, puesto que dispondrá de las máquinas más sofisticadas y robotizadas para mantener la temperatura y humedad en las salas donde albergará legajos y libros incunables. Tampoco faltarán las más modernas medidas de seguridad contra incendios y un ascensor que permitirá un acceso sin barreras a este edificio declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural (BIC).

Si bien este inmueble de la calle Hospital, junto a Barón de Cárcer, estuvo a un paso de perder su estabilidad y caer en el olvido institucional, la fundación Hortensia Herrero supo valorar este tesoro del Siglo de Oro valenciano y está consiguiendo devolverle su esplendor.

El gremio de velluters, propietario del palacete, está como un niño con zapatos nuevos. "Estuvimos muchos años como en una travesía en el desierto porque veíamos que el edificio podía caer. Pero ahora estamos muy ilusionados y no vamos a dejar de trabajar para que el museo de la seda sea un éxito", explica Vicente Genovés, presidente del Colegio del Arte Mayor de la Seda.

La última intervención que se hizo fue hace ya 257 años, cuando se remodeló del estilo gótico -del que sólo queda parte de una escalera muy similar a la de la Lonja de la Seda y pocos suelos cerámicos- al estilo barroco actual.

El año 2014 marcó un antes y un después, ya que fue cuando comenzaron las obras, tras adjudicarlas a la empresa Bertolín, y está previsto que en febrero estén terminadas. "Luego contaremos con dos o tres meses para realizar el montaje museográfico", indica Genovés. La inauguración oficial se espera para mediados de mayo.

La recuperación del palacete tenía muchos retos, ya que la degradación del edificio estaba muy avanzada. El arquitecto de cabecera del Colegio de la Seda, Fernando Aranda, años antes de la intervención, ya tuvo que poner unos tirantes para sujetar el arco del zaguán.

Se ha hecho una consolidación estructural; se han solucionado los problemas de construcción en el muro de carga, de cimentación y en la cubierta; se han reforzado los forjados y se ha levantado la cubierta para hacer viable la impermeabilización y la eliminación de goteras.

En las naves contiguas al palacete se ha eliminado el techo de uralita y se han puesto tejas antiguas, todas ellas recuperadas de derribos.

Ya en el piso noble, por ejemplo, los problemas que arrastraba de goteras habían puesto en peligro la pintura de San Jerónimo que preside el techo del salón de la Fama. "Desde 2003 esta pintura de José Vergara estaba protegida porque el techo tenía cielo raso de cañizo y salieron grietas", indican desde Javier Catalá Restauradors. Pero ahora esta obra única ya luce con esplendor. "Hemos eliminado la suciedad y se ha hecho una reintegración cromática", indica Javier Catalá.

En la sala conocida como la capilla se ha restaurado el rosetón de madera del techo y han recuperado los emblemas pintados del Colegio de la Seda: la lanzadera; el león rampante; la tellerola para cortar vellut y el capelo cardenalicio.

Y en la sala de las vitrinas, los encintados de pinturas junto a las molduras y las puertas en tonos grises, muy del gusto académico de 1760, que casi no se veían, ya han recuperado su importancia y parecen dar relieve a las paredes.

7.000 baldosas únicas

Pero quizá uno de los trabajos que serán más vistosos es el de la recuperación de los suelos cerámicos de la planta noble.

Está siendo un proceso minucioso para el que se precisarán 14 meses de trabajo. Hay que tener en cuenta que entre la sala de secretaría, la de vitrinas, la capilla y la sala de la Fama hay alrededor de 7.000 baldosas artesanales en distinto estado de conservación.

Y es que, dependiendo de las pisadas y el paso habitual de personal por las distintas salas a lo largo de los años, los colores de las cerámicas se habían visto afectados en mayor o menor medida.

Sin lugar a dudas, el suelo de la Fama, representado en el centro por una bella dama que simboliza l a importancia de la seda valenciana en los cuatro continentes entonces conocidos (América, África, Europa y Asia) es el que más deterioro había sufrido. Hace ya años el diseñador gráfico Ronan Roselin hizo una recreación virtual del suelo de la Fama al completo -con un programa informático que permitía mostrarlo sin faltantes- y ya avanzó que había azulejos a los que les faltaba el 40% del dibujo. Había figuras, como la de la dama y los ángeles, que tenían los rostros picados, y escenas como la del continente europeo, donde ya no se veían ni las patas de los caballos.

Ahora, las ortofotografías que hizo la Conselleria de Cultura -que ofrecen una visión cenital- y la recreación virtual de Roselin han servido de guía al restaurador Javier Catalá, cuya empresa coordinó la restauración del suelo cerámico del palacio de los Catalá de Valeriola.

Comenzaron la operación el 24 de noviembre de 2014. Empezaron con el suelo de la sala de vitrinas, de 1.700 piezas -entre el barrio cocido y otras 600 piezas pequeñas piezas con dibujos-. Más tarde, siguieron con el suelo de la sala de la Capilla, que combina los tonos verdes y blancos, conocido como el suelo del mocadoret y el tercer reto fue la cerámica de la sala de secretaría, que tiene unas lazadas.

Ahora mismo el proceso de restauración se centra en el suelo de la Fama que consta de 2.117 piezas. "En cada una de las cerámicas podemos invertir entre cuatro y cinco horas", explica Catalá.

Devolver el esplendor a estas obras de arte no es nada fácil. "Primero sometemos a las baldosas cerámica a un proceso de desalado. Durante dos semanas vamos controlando la salinidad para eliminarla. Utilizamos agua exenta de sales. Cada baldosa está numerada y va en determinadas cajas", indica Catalá. Luego las piezas pasan el proceso de secado "y con un bisturí se tienen que eliminar los puntos negros".

Todavía es más complicado el trabajo en las baldosas que estaban rotas y que tienen que cohesionar como un puzzle. Y hay representaciones de continentes, donde aparece el carro tirado de animales, "pero no se ven ni las ruedas y lo que haremos es guiarnos por la imagen que hay en el otro extremo con un carro similar", añaden.

El proceso de montaje de este suelo también será interesante, "porque estaban dispuestos de forma diagonal y no todos encajaban con la misma holgura. Tendremos que ir guiándonos con planos", añade Catalá. El suelo del mocadoret se comenzará a poner en diciembre, el de la sala de vitrinas y la secretaría en enero y entre febrero y marzo el de la sala de la Fama.

Telas y prendas litúrgicas

Otro tema interesante es del contenido que albergará el museo de la seda. El presidente gremial, Vicente Genovés, detalla que en el piso inferior habrá una zona donde se podrá ver la crianza de gusanos de seda "para ver todo el proceso de cómo se criaban, el tratamiento de los capullos de seda o cómo se creaban los tejidos". En la planta noble, en la sala de secretaría, se expondrán las artes menores, como pasamanerías o etiquetas tejidas con imágenes. En la capilla irán las prendas litúrgicas. De hecho, han llegado a acuerdos con responsables eclesiásticos para poder exponer tejidos importantes. En la sala de vitrinas se podrán ver muestras de tejidos, ya que tienen más de 1.000, y en la Fama la joya será ver el propio suelo. "Se creará una protección, como una especiede pasillo, para que los visitantes sólo pasen por ese recorrido", añade Genovés.

En la entreplanta se podrán consultar los libros históricos del gremio o acceder a la biblioteca y en las naves, habrá maquinaria de tejer. Además, se ha ampliado la tienda del gremio que servirá para el mantenimiento del museo.

En el huerto habrá moreras, naranjos, palmeras o limoneros. Será un oasis en el centro histórico.

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