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La lágrima de agua, antes de su reparación el pasado marzo.
La plaza de la Almoina se reformará al completo para quitar la lámina de agua

La plaza de la Almoina se reformará al completo para quitar la lámina de agua

Cultura encarga a los técnicos alternativaspara cambiar el diseñoal constatar los fallos de un espacio construido hace una década

p. moreno

Martes, 8 de septiembre 2015, 21:15

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El encargo ya está hecho. Los técnicos municipales entregarán a la concejal de Cultura, Glòria Tello, una serie de alternativas para reformar la plaza de la Almoina, tras constatar en una reunión que las reparaciones realizadas el pasado marzo tienen fecha de caducidad y son un parche a un problema estructural.

La plaza de la Almoina está dominada por una lámina de agua que sirve de techo al museo del mismo nombre, donde los visitantes pueden conocer desde 2006 los restos arqueológicos de la ciudad romana fundacional. El problema es que las placas de cristal están selladas por un caucho que se degrada por el sol y las inclemencias del tiempo, pese a estar resguardado por el agua.

De ahí que las goteras y filtraciones sean periódicas, además de la humedad generada en el interior de la sala de exposiciones. "Los técnicos nos han dicho que la cubierta de cristal fue colocada sin ningún informe previo de ellos", indicaron desde Cultura.

Las filtraciones obligaron a vaciar la lámina y después, debido al efecto lupa generado por las placas de cristal, el Consistorio tuvo que colocar unas lonas de goma para impedir la entrada de luz. Curiosamente las condiciones de la exposición mejoraron frente a la iluminación natural de antes.

Todavía es pronto para decidir qué sustituirá la lámina de cristal. "Hemos pedido que nos entreguen todas las alternativas", indicaron, desde la más económica hasta la que resulte más cara para las arcas municipales. Incluso se especula con la idea de mover la fachada del edificio del museo para que tape el espacio ahora ocupado por el agua, aunque esto no es más que una opción.

Los técnicos municipales tuvieron que idear toda una estructura de forjados para sostener la lámina de agua, que está rodeada por maceteros para impedir actos de vandalismo. Al final también se colocó una valla de obra en todo el perímetro, una vez se secó.

Las mismas fuentes apuntaron que hasta no decidir la alternativa ofrecida por los técnicos no se hablará de plazos de obra, aunque la voluntad es ofrecer una solución para mejorar las condiciones de la visita al Museo de la Almoina. En el anterior mandato, además de la reparación de las placas también se han renovado las canaletas de desagüe, así como piezas de granito de la plaza dañadas el paso de vehículos y gamberrismo.

La plaza en realidad es propiedad de la Iglesia de Valencia, dado que formó parte de una cesión de 75 años del Arzobispado al Ayuntamiento, que a su vez otorgó una serie de parcelas para levantar parroquias. En origen, el solar debía albergar la ampliación de la Basílica de la Virgen.

Para el diseño de la plaza se invitó a una serie de arquitectos, el caso más conocido es el del madrileño Rafael Moneo, aunque finalmente fueron profesionales del Consistorio los que asumieron el difícil encargo de conjugar un entorno tan complicado (Catedral, Almudín, edificio de Punt de Ganxo,...) con la solicitada lámina de agua con las placas de cristal que a la larga han resultado tan problemáticas.

La junta de silicona utilizada el pasado marzo es neutra que "polimeriza en contacto con la humedad ambiental, transformándose en un caucho de silicona con máximas propiedades mecánicas y duraderas a través del tiempo", según se dijo entonces, con lo que es lo más adecuado para el diseño actual.

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