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V. LL.
Domingo, 24 de mayo 2015, 00:03
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valencia. Miguel Martí es un personaje único del entorno del Parque de la Albufera. Es un enamorado ferviente del lago y lo lleva en la sangre y en todas sus manifestaciones. Hijo y nieto de grandes expertos en todo lo concerniente al agua, arroz, barcas, pesca..., mamó de su padre y su abuelo el conocimiento que ellos acumularon y ahora procura saber más y trasladar a otros lo mucho que sabe.
Miguel es historiador y arqueólogo y su pasión por la Albufera se plasma en muchas cosas: fomenta la vela latina, prepara un museo en su casa 'Sulema', que fue taberna en el port de Catarroja, y se dedica con especial énfasis a desvelar el pasado de la vida en el lago, que es infinitamente más rica, variada y profunda de lo que imaginamos y nos han contado hasta ahora.
A Miguel le gusta hablar de «la morta viva» para referirse a la Albufera y remarcar que «tiene mucho de qué hablar». Y a continuación exhibe una apresurada relación de algunos hechos y referencias arqueológicas que ha ido acumulando, y las mil intuiciones que quedan por desentrañar.
Los fósiles descubiertos en el lago y alrededores hablan de una fauna africana y de un pasado ibero. También restos de cerámica hallada Lliria, donde se aprecian luchas entre edetanos y gente con plumas en la cabeza y en barca, que Miguel identifica como habitantes de la Albufera. Se remonta al siglo VI antes de Cristo, incluso al IX anterior a nuestra era, y luego habla del paso de fenicios y griegos, y del hallazgo de un barco romano, y de las ánforas que fueron destruidas «para ver si contenían oro», y del nombre que viene de los árabes, y...
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