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Un hombre en los pasillos de una residencia.
Investigan la muerte de un anciano tras una denuncia de malos tratos en una residencia

Investigan la muerte de un anciano tras una denuncia de malos tratos en una residencia

El centro niega las acusaciones de la familia y el juez solicita informes sanitarios para conocer el historial del fallecido

Juan Antonio Marrahí

Lunes, 2 de marzo 2015, 11:15

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Un juzgado de Llíria ha abierto una investigación tras la denuncia de una familia de Valencia contra una residencia de Camp de Turia cuyo nombre omitimos para no generar alarma social hasta que los hechos se aclaren. Olimpia López y sus hermanos acusan a los responsables del centro de un homicidio imprudente por lo que consideran "graves negligencias" en el cuidado de su padre. Siempre según su versión, "el abandono que sufrió allí acabó por causarle la muerte".

A la hora de describir ese presunto maltrato se refieren a "ataduras durante varias horas", "mala nutrición", "llagas sin curar" y "formación de infecciones tras muchas horas sin moverlo", así como "falta de limpieza de excrementos". Están convencidos de que la muerte del hombre por una infección es causa directa de esta supuesta falta de cuidado, más que del deterioro propio de la edad. Y de ahí su decisión de acudir a los tribunales.

LAS PROVINCIAS ha contactado con la dirección del centro para conocer su versión. "La residencia niega las versiones facilitadas por los familiares sin perjuicio. Opinamos que sólo es la autoridad judicial la que debe de determinar", expuso el director.

Alfredo López murió el pasado 14 de noviembre con 76 años, tras una estancia de poco más de un mes en la residencia. Su muerte fue objeto de una denuncia que se presentó el 6 de febrero y el juzgado de Llíria ya ha abierto una causa e iniciado diligencias de investigación con la solicitud de informes médicos.

El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) confirmó ayer la recepción de dicha denuncia tras el fallecimiento. Por el momento, "el juez ha decidido la remisión por parte de Sanidad del historial médico. Una vez llegue, acordará las diligencias que estime oportunas", explicaron desde el TSJCV.

Así describe Olimpia lo ocurrido con su padre a finales del año pasado. Por decisión de la mujer y sus hermanos, el hombre entró en la residencia el 12 de septiembre del año pasado. "Sufría Parkinson, pero su estado de salud no estaba deteriorado ni mucho menos. Pese a sus problemas de estabilidad llegó andando solo, estaba lúcido y se valía bastante bien por sí mismo".

Y a partir de ahí "empezó el declive de mi padre", lamenta la mujer. La familia asegura que lo visitaban "casi a diario" y comenzaron a detectar "situaciones extrañas". Uno de los momentos que preocupó a la familia fue cuando Alfredo llamó a su hija por teléfono y comunicó que lo tenían "atado". Según Olimpia, contactó con una psicóloga y ésta le explicó que era "por su bien, porque quería ir continuamente al baño" y permanecía amarrado "para que no se hiciera daño".

Quejas por ataduras

Este razonamiento no convenció a la familia de Alfredo. "Pensamos que si estamos pagando es para que lo cuiden bien y le acompañen al baño todas las veces que haga falta". En otra ocasión, "fue mi hermana la que se lo encontró atado y llamó la atención a los responsables de la residencia".

En otra de las visitas, expone la familia, comprobaron que el hombre llevaba "excrementos de varios días sin limpiar". De nuevo, volvieron a quejarse. "Entonces le limpiaban y alegaban que debían ser recientes". Según asegura Olimpia, "hasta en tres ocasiones tuvimos que ducharlo nosotros porque no estaba en condiciones".

Pero con el paso de las semanas la situación se fue complicando. Alfredo dejó de hablar y de moverse. "Daba la impresión de estar como drogado y cada vez que lo visitábamos veíamos una herida nueva que sólo se curaba a petición nuestra". La familia exigió que fuera trasladado a un hospital y los médicos constataron el grave deterioro en la salud de Alfredo.

El hombre ya no regresó a esa residencia. A finales de octubre del año pasado lo cambiaron a otro centro. "Allí le hicieron un informe muy completo de salud y comprobaron que sufría una infección severa por la falta de higiene y de cuidados", además de "problemas de desnutrición", alega Olimpia.

Alfredo volvió a ingresar ya en estado muy grave en el Hospital Doctor Peset a principios de noviembre. Según su familia, presentaba infecciones a la altura del hueso sacro, en los dos talones y en un pie. "Los médicos estimaron que esas llagas sin tratar eran ya imposible de curar y la infección estaba fuera de control".

Sin posibilidad de superar las complicaciones y con cuidados paliativos, Alfredo regresó a la segunda residencia a la que fue trasladado. Allí falleció el 14 de noviembre. "Estamos convencidos de que mi padre murió por abandono" en el primer centro "y los médicos que lo atendieron cuando lo sacamos vieron claramente que sufría una importante falta de cuidados básicos", recalca Olimpia.

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